Texcoco, Edomex.- Ella no tiene necesidad de demostrar ni delicadeza, ni elegancia en su lenguaje corporal, inclusive cuando lo verbaliza.

Expresa, en el medio de la naturalidad que se genera luego de horas de ensayo y disciplina dancística, una convicción, una certidumbre: le agrada lo que hace y además lo realiza con el corazón por delante.

Así lo reitera Elisa Carrillo durante la conferencia de prensa (al final de la primera de dos presentaciones), luego de su primera actuación en el espectáculo “Elisa y sus amigos”, en el CCMB.

Dice que mucha gente en Europa se sorprende al saber quién es, qué hace y de dónde viene: “Lo que hago es siempre con el corazón”.

Alguna vez le preguntaron a Óscar Wilde en una aduana, durante un viaje, que si tenía algo que declarar. El desplante le salió con la naturalidad del dandy de tiempo completo: “sólo mi talento”.

Destila talento Elisa Carrillo de tal suerte que en cada una de sus sonrisas, en el andar, el saludo, durante sus actuaciones, desprende el infinito brillo de quienes portan el donaire de pertenecer a la nómina de los seres privilegiados, tan sólo por su razón de ser.

Y todo inició hace años cuando era pequeña y ella sintió el llamado de la danza clásica. Su familia creyó en ella. Se encaminó a la siguiente fase para desarrollar el talento: aprender en la formalidad del estudio y la constancia.

Ahora desempeña parte de sus quehaceres artísticos como Primera Bailarina del Ballet Staatsballett de Berlín.

Los amigos que le acompañan en el citado espectáculo (que se repite hoy viernes 11 de julio) son los primeros bailarines del Houston Ballet, Staatsballet Berlín, Mikhailovsky Theater, Royal Ballet of London, American Ballet Theater y Het National Ballet Amsterdam.

Es decir, todos ellos son jóvenes rutilantes que en el escenario se convierten, precisamente, en perdurables imágenes, secuencias, de lo real maravilloso: ser protagonistas del fulgor efímero de cuerpos que se mecen, que conversan, que comparten emociones como si fuesen caricias o piedras preciosas.

Elisa y sus amigos sí demuestran que con tenacidad, estudio y disciplina la delicadeza y elegancia dejan de ser meros adjetivos calificativos propios de la prensa de sociales, y es posible redimensionarlos hasta habitarlos desde la entraña y así propiciar una sintaxis gestual, corporal, que transmite emotividad, historias, perdurables mitos.

La presentación de la Gala de Estrellas “Elisa y sus amigos” se divide en dos partes donde interpretan fragmentos de interpretaciones dancísticas de magnífica y clásica estampa.

Van de “Romeo y Julieta”, “El lago de los cisnes”, “Cenicienta”, “Espartaco”, hasta una pieza de indudable temeridad artística como lo es “The old man and me” (episodio coreográfico de Hans Van Manen y música de J.J. Cale e Igor Stravinsky), que se quiere un giño con el humor, con la sinrazón de las relaciones humanas, sin extraviar el sentido de la danza clásica.