Quien conoce del peso y fuerza del poder sabe que éste no es una entelequia, está enterado de lo que puede hacerse a favor de quien lo tiene, y lo que puede sufrirse cuando se confronta a uno o varios de sus usufructuarios.

Quienes tienen el oficio del poder y lo conocen, hicieron de lado la ostentación, quizá basados en esa alegoría política surgida del caletre de Jesús Reyes Heroles: la Secretaría de Gobernación no se ve, se siente. Es posible que el modelo para acuñar esa frase fuese don Fernando Gutiérrez Barrios, de quien todos hablan pero pocos, realmente muy pocos gozaron de su afecto y su confianza.

También los barones de la droga se reconstruyeron en su relación con el poder, dejaron atrás los símbolos de los narcodólares para transmutarse en profesionistas, inversionistas, hoteleros, banqueros, propietarios de medios de difusión, generales arropados en el Pentágono, legisladores de la Casa de Representantes o del Congreso de la Unión, gobernadores y policías, incluso clérigos…

De allí que encontrar al verdadero Juan José Esparragoza “El Azul” sea cada día más difícil, porque a pesar de que purgó pena, en cuanto cumplió con el cometido de organizar y llevar a buen término la “Operación Noticia”, su expediente adelgazó, su libertad se logró y su auténtico poder se ensanchó, tanto que en términos reales él es el único, el verdadero innombrable.

“El Azul” construyó su propio mito, alimentó su leyenda, porque comprendió que para vivir era imprescindible desaparecer de las fotos de eventos, festejos, saraos; convertirse en uno más, sin importar que el poder adquisitivo del que disfruta sea tan grande como el de los millonarios enlistados por Forbes.

Juan José Esparragoza se conduce de igual manera a como lo hacen los ilustres miembros del grupo Bilderberg y, ¿por qué no?, es posible que con esa misma discreción el haya concebido y agrupado un cártel de cárteles, para administrar y negociar el destino de los recursos económicos del dinero negro producido por el narcotráfico y los negocios afines.

¿Alguien tiene una respuesta al hecho de que a las deudas se les llame drogas? Hacen más daño las usuras de cuello blanco que los carrujos de mariguana, pero el olor a pachuli es mal apreciado en comparación con el aroma del dinero.

“El Azul” pasará a la historia, porque debió cometer un crimen de Estado, para transformarse en barón de la droga.