A propósito o no, producto de mentes malévolas o mero fruto del azar; resultado de maquinaciones satánicas o simple confluencia de debilidades y torpezas humanas; el caso es que la dualidad parece signar la vida en esta pobre dimensión. Este mundo nuestro está lleno de dicotomías que parecen reales: día y noche, masculino y femenino, blanco y negro, frío y calor, tristeza y alegría, silencio y ruido, pasado y futuro, y cien mil etcéteras más. Es el reino del Yin-Yang (todos recordamos el símbolo “Taijitu”, esa amiba doble blanca y negra que se enrosca sobre sí misma). El yin y yang son dos conceptos del taoísmo, que exponen la dualidad de todo lo existente en el universo; describe las dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas. Cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista. En este sentido, la categorización sólo lo sería por conveniencia. Esta concepción es verdaderamente inquietante, ¿no? Todo está en permanente cambio y lleva en sí el germen de su propio contrario. Pero además de ese ying-yang --digamos natural, que nos engloba y trasciende-- hay otras dualidades hechas por nosotros los humanos.



DUALIDADES ARTIFICIALES

Estas son frecuentemente falsas o al menos exageradas, y nos dividen, nos enfrentan, nos conducen a la rivalidad e incluso a la guerra entre nosotros: derechas e izquierdas, este y oeste, norte y sur, ricos y pobres, capitalistas y socialistas, políticos y ciudadanos, sunitas y chiítas, blancos o negros o amarillos o rojos, cristianos o judíos o musulmanes o budistas, chinos o japoneses o peruanos o bolivianos, y cien mil etcéteras más. Cada uno de estos bandos odia o desprecia al otro y resume todas esas dicotomías en una sola, terrible: buenos y malos. Los buenos somos yo y los que piensan o actúan o se visten o lo que sea, como yo; y malos son los que no lo son o no lo hacen o no lo dicen o no lo cumplen. En la frase célebre de los maniqueos tipo Bush júnior: “O están conmigo o están contra mí.”



UNIDAD

De mis clases de filosofía con el inmenso Miguel Mansur, creo recordar que los trascendentales del Ser son 3: unidad, verdad, bondad (en cuya aurora surge la belleza). Siempre me quedó más o menos claro eso de “verdad” y “bondad”, pero la virtud de la “unidad” me parecía una trampa de los autoritarios escolásticos. Ante las consecuencias lamentables a que nos conducen las dualidades artificiales, como que hoy comienzo a entender el valor de la unidad y me pregunto si sin unidad puede florecer esa virtud hoy tan menospreciada que se llama amor y sus derivados la solidaridad y la fraternidad.



GUERRA FINAL

Hoy nos encaminamos de forma al parecer implacable y cada vez más acelerada al conflicto pavoroso que muchos llaman Guerra Mundial III y yo llamo la primera guerra realmente mundial, pero que, independientemente de sus numeritos, será el agarrón final de esta pobre humanidad suicida. ¿El choque definitivo del Bien (o sea nosotros) contra el Mal (o sea los otros)? La versión cristiana dice: LA VERDAD OS HARÁ LIBRES. Una versión más humana dice: LA VERDAD OS HARÁ LIEBRES. Hoy, con internet, el que no sabe es porque no quiere enterarse. Y tú, queridolectora, ¿quieres ser libre o quieres permanecer liebre?



OOOOOOMMMMMM
Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas.


FESTIVAL CULTURAL MAZATLÁN
De octubre 9 a diciembre 20: carnaval del espíritu y la mente. No te lo puedes perder.



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