Rescatan en Oaxaca joyas bibliográficas desde el siglo XV

Norma L. Vázquez Alanís

Biblioteca Burgoa de la UABJO

Rescatan en Oaxaca joyas bibliográficas desde el siglo XV

Rescatan en Oaxaca joyas bibliográficas desde el siglo XV
Cultura
Octubre 12, 2014 23:08 hrs.
Cultura Nacional › México Ciudad de México
Norma L. Vázquez Alanís › diarioalmomento.com

Un importante patrimonio bibliográfico que por años permaneció en el olvido fue rescatado por la Biblioteca Burgoa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, gracias al empeño del pintor Francisco Toledo y de la historiadora María Isabel Grañén Porrúa, quienes en octubre de 1993 montaron una exposición titulada ‘La imagen y la palabra’ en la que exhibían parte del acervo antiguo de esa casa de estudios.

Grañén Porrúa, curadora de la exposición, tuvo que revisar y clasificar obra por obra, pues no se contaba con ningún inventario; su sorpresa fue tal que no daba crédito a los ejemplares de famosos impresores europeos del siglo XV que estaban entre sus manos. Así nació el proyecto de rescate de los libros y documentos antiguos pertenecientes a la Universidad oaxaqueña.

Al participar en el ciclo de conferencias de otoño 2014 del Centro de Estudios de Historia de México Carso, Fundación Carlos Slim, ‘Historia del libro en México en el 475 aniversario de la primera imprenta en América’, la encargada de curaduría de exposiciones bibliográficas y actualización de base de datos de la Biblioteca Burgoa, Penélope Orozco Sánchez, habló sobre proyecto de rescate de documentos y libros antiguos pertenecientes principalmente a las bibliotecas de los conventos de Oaxaca: Santo Domingo, San Agustín, San Pablo, El Carmen, San Francisco, La Compañía, La Merced y Santa Catalina.

Este acervo, cuyo ejemplar más antiguo es ‘Comentarios a la filosofía de Aristóteles’, de Juan Versor, editado en latín en Toulouse, Francia, en 1484, fue recolectado por el fraile dominico Francisco de Burgoa, quien hizo crónicas de las fundaciones de conventos en el estado y fue promotor de la lectura.

En 1994 Grañén Porrúa –descendiente de los famosos libreros y actualmente directora de la biblioteca- emprendió la titánica labor de organizar cerca de 23 mil volúmenes, elaborando una ficha de inventario de cada ejemplar para proceder a su clasificación, pero además había que buscar las condiciones adecuadas para conservar el acervo en buen estado.

Entonces, con la ayuda de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia que asesoró el proyecto, comenzó la separación de los acervos antiguo y moderno, pues el material bibliográfico estaba revuelto; los ejemplares permanecían en cajas o en el suelo, pero el proceso permitió el hallazgo de volúmenes raros de gran valor histórico y bibliográfico, libros con encuadernaciones magníficas, con atractivos grabados o salidos de las prensas de prestigiados impresores.

Este hecho propició la idea de que el importante acopio, el cual estaba en la biblioteca de la ciudad universitaria de Oaxaca, a donde llegó después de haber permanecido 22 años arrinconado compartiendo edificio con una facultad de la Universidad Benito Juárez, fuera llevado a un lugar más adecuado.

Granén Porrúa inició negociaciones con diversas instituciones tanto públicas como privadas para buscar un recinto idóneo que albergara los archivos y libros; tocó al Instituto Nacional de Antropología e Historia conceder un espacio -la nave del ala norte- en el ex convento de Santo Domingo, que estaba siendo restaurado.

Orozco Sánchez comentó que Fomento Social Banamex era partícipe en el patrocinio de las obras de restauración del inmueble y aceptó financiar la estantería de cedro rojo para la biblioteca, que en 1996 adopto el nombre de Francisco de Burgoa, el fraile dominico que escribió la crónica de Oaxaca en el siglo XVII y cuyas obras completas se conservan en el acervo universitario, el cual también incluye el primer impreso oaxaqueño, que data de 1720, un cuaderno de caligrafía de 1885, el registro de alumnas de la Academia de niñas de Ixtlahuaca de 1876 y el borrador de un método de silabario para niños de educación primara. Recordó que en 1685 Diego Fernández de León hizo gestiones en Puebla para que la imprenta fuera llevada a Oaxaca.

Actualmente la Biblioteca Burgoa cuenta con más de 30 mil títulos, ya que el acervo original se incrementó con siete mil libros procedentes de donaciones, como el fondo Manuel Brioso y Candiani -temas oaxaqueños- y la biblioteca de Fernando Iturribaría -temas variados- donada por su viuda. Precisó Orozco Sánchez que el patrimonio universitario contaba ya con los volúmenes de sus bibliotecas particulares donados por Matías Romero y Benito Juárez Maza.

La Biblioteca Burgoa tiene entre sus bienes los escritos de José María Idiáquez, religioso de la orden de San Felipe Neri, quien estaba encargado de una imprenta y publicaba textos contra el movimiento independentista de 1810, así como los edictos del obispo Antonio Bergosa y Jordán contra Morelos; además custodia el Archivo Histórico de Notarias del estado de Oaxaca.

La también encargada de difusión de la Biblioteca Burgoa explicó que este recinto forma parte del Centro Cultural del ex convento de Santo Domingo y por ello cada cuatro meses se montan exposiciones y se hacen presentaciones de libros; también se imparten talleres de restauración, encuadernación y marcas de fuego.

Esta labor de la Biblioteca Burgoa de la Universidad Autónoma de Oaxaca es ejemplo para México y América Latina de rescate y conservación de libros, dijo por su parte el director del Centro de Estudios de Historia de México Carso, Fundación Carlos Slim, doctor Manuel Ramos Medina.

El ciclo ‘Historia del libro en México’ continuará con conferencias todos los lunes a las 18:00 horas hasta el1 5 de diciembre, en el salón de eventos del Centro de Estudios de Historia de México Carso, en el barrio de Chimalistac, Distrito Federal.


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