Bueno he encontrado, entre mis rápidos escarceos de hoy por la prensa diaria, un artículo, pienso, verdaderamente grande. “No tirar la primera piedra” de Víctor Pérez-Díaz; una llamada formidable, directa, profunda a la ciudadanía, para asumir papeles cruciales en la marcha del País.

Acabo de hablar con el autor, viejo amigo desde la adolescencia en el colegio de los jesuitas en Madrid, que me autoriza y anima a la difusión de sus ideas, respecto a estas cuestiones…

Creo firmemente que este mensaje, con sus correspondientes adaptaciones, puede ser extraordinariamente oportuno para México y España; transitan ambos países en épocas de crisis muy profundas, con horizontes inciertos, también problemáticas muy diferentes…

El trabajo merecería ser colocado en el espejo matinal de cada ciudadano, que debería recorrerlo con atención, al menos en parte, cada día al iniciar la jornada…


Ante numerosos y considerables deterioros que prevalecen en muchos puntos del mapa público, la ciudadanía grita y solloza, pero estos lamentos y lágrimas deberían ser los justos; el proceso que se impone es pensar a fondo las situaciones y actuar en nuestra escala disponible, la que sea…

Las historias vienen de largo, de muy largo…, pero ¿hasta ahora, fechas recientes, no nos habíamos dado cuenta que las cuestiones eran insoportables?, ¿nuestra actitud no era mirar para otro lado, culpando de los problemas, ambigua flecha, a “los que están arriba”, para eso los votamos…?

¿Qué nos queda a los ciudadanos de a pie?, ¿tirar la primera piedra contra los dirigentes que elegimos – o “elegimos” – denunciándoles por incompetentes, egoístas, corruptos…?

¿O detenernos un momento y arrojar el primer pedrusco contra nosotros mismos, por escapar vergonzosamente de nuestras obligaciones ineludibles, vigilando la marcha de la navegación…?
Jesús, en su parábola evangélica, antes de tirar la piedra a la mujer adúltera, escribía misteriosos signos en la arena…; luego el gran mensaje, ”el libre de pecado que la tire”.

Hoy Jesús parece sugerirnos el destino de esa primera piedra: nosotros mismos…

Nuestras ciudadanías en pleno, deberían iniciar, todos, cada uno en su medida y escala, una Auto-trasformación, algo así como una gran conversión y, manteniendo sus integridades, lanzarse la piedra; ¿Qué sabemos de los grandes problemas de nuestra realidad?, ¿Qué estamos haciendo, o deberíamos hacer para resolverlos…?

Dando pasos, del tamaño que sean, no es eso ahora lo más importante, en esta dirección, pero hoy, no mañana y todos, es decir, todos…, cada uno en su parcela…, las montañas acabarían moviéndose.

Los ciudadanos, mexicanos y españoles, tienen la palabra…y el futuro.