Incierto futuro nos espera

Miguel A. Rocha Valencia/almomento.mx

Incierto futuro nos espera


¿Gobernar para los demás? Ni pensarlo. Gobernar es acumular, sumar pero en favor propio

Incierto futuro nos espera
Periodismo
Diciembre 18, 2014 19:43 hrs.
Periodismo Estados › México Ciudad de México
Miguel A. Rocha Valencia/almomento.mx › todotexcoco.com

Ni los de casa, ajenos al grupo predominante, saben cómo nos va a ir el año próximo. Hay desconcierto en la administración pública y muchas dudas de si podemos levantar el vuelo para bien de los mexicanos.

El grupo gobernante, sin problemas, ya lo demostraron, les va bien, tanto, que liquidan residencias de millones en poco tiempo lo cual indica que les alcanza para atender otras de sus necesidades “primarias” como bien comer, pasear, divertirse y desde luego tener los mejores servicios educativos y de salud para sus familias.

Una realidad que contrasta con los gobernados, quienes además de carecer de lo suficiente para superar su estado de pobreza o medianía, tampoco cuentan con recursos para contratarse guaruras, adquirir vehículos blindados o sofisticados sistemas de protección que les brinden seguridad. No es queja, sino simple apunte.

Porque contra lo que dicta la política, en este país le va bien a la clase en el poder y muy mal a los gobernados. Unos incluso con cinismo, son exhibidos en su abundancia excesiva, en su absurdo y estulto abuso de los dineros públicos que gastan sin recato, en tanto el pueblo, es golpeado por una realidad francamente injusta, casi criminal.

¿Usted cree que a “los de arriba” les interesa que en la casa de los gobernados no haya para cena de Navidad, bueno una común y corriente, que no tengan para regalos caros como automóviles, viajes o al menos una buena prenda de abrigo? No, no les interesa pues aunque muchos de ellos vienen de esos estratos, incluyendo al jefe de todos, ya se les olvidó y sólo saben que hoy, es tiempo de aprovechar la posición que les cayó para acumular bienes y olvidarse de la conciencia que seguramente, hace mucho, tuvieron.

¿Gobernar para los demás? Ni pensarlo. Gobernar es acumular, sumar pero en favor propio. Tan es así que a pesar de lo complicado de la situación donde se incluyen devaluaciones que no afectan a aquéllos pues sus fortunas están en dólares o euros, carestías, ausencia de empleo, asaltos, secuestros, extorsiones y asesinatos, nada les preocupa, sostienen actitud festiva y arrojan a la cara de la sociedad un discurso cínico y mentiroso “todo está bien y nos irá mejor”, pero no dicen a quiénes.

A pesar de ello, acá abajo la felicidad como las lealtades, no se miden en dinero, fastuosas mansiones ni retacados menajes, sino en la esperanza y deseo de un futuro mejor; en la posibilidad de compartir lo que sea, con la familia, pero de esas que no se disputan riquezas, cargos públicos y favoritismos.

Una esperanza que se comparte con la familia con los cercanos, traducidos abrazos que no se acompañan de costosos regalos de “marca” y que sin embargo, se reciben con especial satisfacción por la carga de sinceridad, amistad y buenos deseos que expresan, lejos de las preocupaciones de la acumulación y cercana a lo necesario o indispensable, a lo conseguido con base en el esfuerzo personal, sin la vergüenza o cinismo de la corrupción.

Por eso cuando deseamos a quienes leen estas línea ¡Feliz Navidad! y mejor año, lleva esa carga de los afectos verdaderos, de los que no se compran y si se conservan por las buenas; con el sentimiento de aquellos que dan hasta sin tener y no esperan a cambio nada, o tal vez con la ambición de ser correspondidos en el afecto de los demás. Que la paz, sea.

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