Los partidos políticos tienen una plataforma ideológica, principios cívicos, proyecto de gobierno, compromiso constitucional. ¿Los respetan y aplican? ¿Han contribuido a hacer de los mexicanos mejores ciudadanos, más comprometidos? ¿Participaron y participan en la conceptualización y edificación de un proyecto de nación?

Este año los contribuyentes les vamos a regalar 5,336.7 millones de pesos, a pesar de antecedentes como la exoneración de Raúl Salinas de Gortari; de fraudes como el de Ficrea o la estela de luz; de que sumergieron a la población civil en una cruenta guerra, sin cuartel, contra la delincuencia organizada, que ha aportado más sangre y mayor corrupción e impunidad que soluciones y paz; de que la trata, los levantones, los secuestros y los desaparecidos, aumentan en número, en lugar de decrecer; de que con absoluto cinismo, ediles y gobernadores admiten haber saqueado el erario, y todos tan contentos; de que algunas o muchas de las sentencias y resoluciones de los distintos poderes judiciales, están más chuecas que derechas; de que el crecimiento económico es mediocre, el salario de la clase trabajadora dejó de cubrir sus necesidades básicas, y la distancia entre ricos y pobres se ensancha; de que la colusión entre delincuentes y órganos partidistas aparece por todos lados; de que ninguno de los institutos políticos ofrece confianza y da respuestas a las preguntas de los ciudadanos, y la lista de agravios podría ser tan larga como la supuesta vida democrática del país.

¡Claro que no todo es negro! Hay resultados, a pesar de los partidos y de los gobiernos México es mejor que en 1910, pero ¿cuánto ha costado en sangre, sudor, lágrimas, corrupción e impunidad ese crecimiento? Los servicios de salud del Estado no debieran estar en las condiciones en las que se encuentran, ni el Infonavit, ni las aulas, ni el sistema educativo, ni las telecomunicaciones, ni la parrilla de programación de la televisión abierta, que sólo produce programas de entretenimiento para los jodidos.

Les vamos a entregar, los mexicanos, más de cinco mil millones de pesos, para que nos contaminen con millones de spots sin mensaje, pero con mentiras; para que nos vendan el cuento de que se sacrifican por sus representados y militantes, de que, ahora sí, van a poner la casa en orden y, por lo pronto, acabarán con la corrupción y la impunidad.

¿Podría hacerse algo mejor con esa enorme masa monetaria?

¿Usted, lector, qué opina?