Panistas cínicos

Carlos Ferreyra/almomento.mx

Panistas cínicos


Triste, pero lo que sucede en el PAN es sólo una representación fiel de lo que pasa en el resto del país

Panistas cínicos
Política
Enero 26, 2015 16:56 hrs.
Política Estados › México Estado de México
Carlos Ferreyra/almomento.mx › todotexcoco.com

En Morelia vivían gran número de los fundadores del Partido Acción Nacional. En mi familia había alguno, un hombre de gran robustez, por no decir barrigón, abogado, de apellido Ibarrola y casado con una tía hermana de mi padre, Naborina.

Tanto Ibarrola –que nada tiene que ver con mis queridos amigos que viven en la capital y sus alrededores- como sus correligionarios, panistas todos, tenían por ocupación principal las leyes, pero también el agio y el acaparamiento de viviendas de alquiler.

Negocios de viudas, les decían, a pesar de lo cual se les consideraba el súmmum de la decencia, de la honorabilidad, algo como lo que se veía en las películas de los Soler, el viejo dictador familiar, católico a morir, exigente con el pudor del clan, pero por detrás visitantes de sitios de malvivir.

Aunque sabíamos que eran explotadores de la pobreza, tanto con sus intereses elevadísimos en los préstamos, como en las indecentes condiciones en que alquitaban sus viviendas, los seguíamos estimando como “gente de bien”, gente decente. Para que se entienda, una de las primeras decisiones de Cuauhtémoc Cárdenas gobernador, fue decretar que los aumentos a los alquileres debían ir acompañados de mejoras de las viviendas, lo que causó mucha irritación pero era una medida indispensable.

Los panistas, por lo que nunca votaban los moreliano eran observados desde lejos. Ellos mismos se colocaban en tal situación, digamos que no se mezclaban con la chusma, quienes seguramente además de sus inquilinos o deudores, eran sus empleados.

La oposición política que hacían en ese tiempo, era con la ceja alzada, viendo de reojo a los tricolores, o por encima del hombro. No merecían mayor atención. Y como resultado de esa actitud a los azulinos, que mostraban orgullosos los colores de su partido, el azul deslavado y el blanco insignia de los católicos marianos, se les consideraba como seres aparte. Casi descendientes, que muchos de ellos así se consideraban, del emperador Agustín de Iturbide.

Con todos sus defectos y la tarugada de los morelianos de entonces de guardar distancia con los panistas, nunca hubiese nadie imaginado que los miembros de ese partido caerían tan bajo como estamos presenciando. Con un presidente nacional oportunista, bajo en su conducta moral como en su estatura física, y con una militancia apegada a los moches, como gustan llamarlos, a las negociaciones cifradas pero con fondo de dinero contante y sonante y agachones ante la imposición.

Triste, pero lo que sucede en el PAN es sólo una representación fiel de lo que pasa en el resto del país, en el ámbito político y en todos los medios sociales, el empresarial, el financiero y sólo hasta abajo como víctimas propiciatorias, los mexicanos de a pie que seguiremos pagando a precio de oro las deshonestidades de quienes se dicen preocupados por participar en el servicio a la nación. Cínicos…

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