Las elecciones no son un juego ni diversión

Jorge Herrera Valenzuela

RA F A G A

Las elecciones no son un juego ni diversión

Las elecciones no son un juego ni diversión
Política
Enero 29, 2015 16:00 hrs.
Política Nacional › México Ciudad de México
Jorge Herrera Valenzuela › diarioalmomento.com

México está enfrentando una serie de sucesos graves y de confrontaciones con grupos que han politizado una causa social, un lamentable acontecimiento, frente a la pasividad, indiferencia e incapacidad del gobierno federal al igual que de los gobernadores y presidentes municipales. Lo complicado es que se desarrolla un proceso electoral sin precedentes y con el recién estructurado Instituto Nacional de Electores.

A los múltiples problemas políticos, sociales, económicos y culturales, las acciones son tardías, incompletas, mal manejadas en su difusión. Es un sexenio con funcionarios que están a la defensiva. Se aplica el dicho popular de que “después de niño ahogado, se tapa el pozo”. Las constantes multitudinarias manifestaciones alteran la vida de millones de mexicanos, soportando a quienes pintarrajean las fachadas de edificios públicos y privados, escuchando a quienes lanzan insultos, aunque para la autoridad –en especial la del D.F.—todo se desarrolla “normal”.

Pues bien, ahora agreguemos que en el panorama electoral, que culminará el domingo 7 de junio, no es nada halagador. Los grupos antigobiernistas en el Estado de Guerrero promueven la idea de que no haya elecciones “porque todos los votos son para los narcos” y la Ceteg (Coordinadora de Trabajadores de la Educación de Guerrero) propone que se creen “consejos populares” que “gobiernen y cobren los impuestos”. Por supuesto que la autoridad federal no debe de admitirlo y en su caso aplicar la ley.

Otra forma de anular las elecciones federales, estatales y municipales, en más de la mitad de los Estados que integran la República Mexicana, es no acudir a las casillas para depositar los votos. Dejar que el abstencionismo defina el futuro de los gobiernos y de uno de los órganos del Poder Legislativo (la Cámara de Diputados), es muy peligroso en un país que debe recuperar su sitio de hermano mayor en América Latina.

Tampoco es válido llegar hasta las urnas y trazar una equis en las boletas, como muestra de rechazo, como símbolo de inconformidad, como repudio a los partidos políticos. Invalidar, en esa forma, el voto conduce a que el día de mañana no tengamos derecho para hacer reclamaciones a los candidatos triunfadores y estaremos favoreciendo a los partidos que desean mantenerse en la nómina millonaria que paga el INE con dinero de todos los mexicanos.

Es cierto que en este 2015 ninguno de los diez partidos políticos que participan, tiene un mínimo de simpatía por parte de los electores. El PRI que está en el gobierno sufre la crisis de confianza y de credibilidad, se le asocia con las componendas bajo la mesa, con las claras muestra de corrupción y de impunidad que da al no poner fin a esas lacras, empezando por convencer a la ciudadanía de que los contratistas no están coludidos con los funcionarios de Los Pinos y de la secretaría de Hacienda.

Los PANistas tiene en su haber actos de corrupción, división interna, demostración de que lo que interesa a su dirigente nacional es no quedar al margen de los beneficios económicos que otorga el gobierno federal, por supuesto con dinero aportado por los contribuyentes cautivos. A los dirigentes y militantes del PRD se les liga con la delincuencia organizada, los acontecimientos de Iguala, la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa y la deserción de muchos de sus destacados miembros, debilitarán a todos sus candidatos.

De los siete restantes partidos, poco se puede decir y si acaso se salva el partido liderado por Andrés Manuel López Obrador, porque está atrayendo a los disidentes del PRD, suma a sus casi cinco millones de seguidores en toda la República, así como también a los que argumentan “más vale malo por conocido, que bueno por conocer”.

Como colofón a todo esto, están quienes piensan que es el momento de jugar, de divertirse, de mofarse de los políticos, de hacernos ver que la democracia moderna no existe. En Guadalajara entusiasmaron a Guillermo Cienfuegos para presidente municipal; el señor es un respetable payaso que conocemos por el nombre de “Lagrimita”. En Cuernavaca, Morelos, ya está apuntado el reconocido y apreciado futbolista Cuauhtémoc Blanco, también para buscar ser alcalde y en Querétaro se habla de que “Quico”, personaje del “Chavo del Ocho” puede figurar como candidato. Ya nada más nos falta que alguien postule a su mascota.

PREGUNTA PARA MEDITAR:

¿Los dirigentes nacionales de los partidos, “grandes y chiquitos”, estarán concientes de la situación que se vive en el país y del papel que les corresponde para que los comicios no resulten un fiasco?

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