Si tu mamá no tiene el horno de la estufa convertido en almacén de ollas, esa señora no es tu mamá. / Señor, te pido de rodillas que a todas esas personas que mandé hoy a chingar a su madre lleguen con bien a su destino. / Vivimos en un mundo en el que la comida contiene una gran variedad de químicos, pero un jabón contiene avena, miel y vitaminas. / Oye, amiga, se te cayó tu boleto de 50 sombras de Grey, tu bolsa de Crepúsculo, tu pulsera de 1D y tu identificación de secundaria.



EXTINCIONES

Respecto de mi comentario sarcástico sobre la desmesurada alharaca que se hace sobre la actual extinción de especies, me dice un queridolector: “Lo grave que está pasando hoy no es el número de especies en peligro de extinción, que por supuesto palidece ante la enormidad de extinciones a lo largo de los 3.5 mil millones de años de historia de la vida en nuestro planeta. Lo grave es la tasa de extinción, que se mide de diferentes maneras. En todas las medidas, la tasa de extinción no tiene precedentes desde la gran extinción que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años. Y la causa somos nosotros.” Mmmm, a ver, vayamos por partes. Veo que hoy en el mundo existen unas 8 mil millones de especies vivientes entre animales y vegetales. El número de taxones “en peligro crítico de extinción” son unos cien. O sea, el 0.00000125 % ¿Eso marca una tasa excesiva? No podría afirmarlo, pero estimo que extinguir todas las especies actuales (que serían sustituidas por otras, como siempre ha pasado en este planeta, al parecer por vía de un paradójico “evolucionismo-creacionista” incompatible con los postulados del darwinismo a ultranza) llevaría varios cientos de periodos iguales a la historia de la vida del Homo sapiens en el planeta (200 mil años). Porque sólo este lapso tiene sentido humano; es un despropósito considerar los anteriores 3,499.8 millones de años de existencia de la vida en el planeta, en los que no hubo seres humanos. Al parecer estamos ante el mismo cuento de alarmismo ambientalista de su hermano gemelo, el “calentamiento global”, patraña ya reemplazada por otra mucho más vaga, y por ende difícil de refutar: el cambio climático. ¡Como si el clima no fuese algo esencial y permanentemente cambiante! (Explícales eso del “calentamiento global” a los millones de habitantes de regiones que hoy padecen “fríos inéditos”.) Y todo como pretexto para imponer las verdaderas medidas deseadas, que por supuesto son políticas y buscan seguir concentrando la riqueza y el poder vías estratagemas como el carbon tax, primer impuesto global a fin de afianzar el dominio monopólico del dinero fíat. Entiendo que todos esos cuentos llevan al mismo “culpable”: la intemperancia demográfica humana. Hay que reducir y hasta revertir la “cantidad humana”, recomiendan todos los “expertos”. En el fondo, lo que sugieren es que es cuestión de “ellos o nosotros” (los humanos vs las demás especies). ¿Y cómo logramos tan noble objetivo? Por las buenas ya vimos que de plano no se puede. Ah, pero los elitistas, que son menos sensibleros que nosotros, ya tienen su parámetro, inscrito en el primer mandamiento de las Georgia Guidestones: limitar a 500 millones la población humana planetaria. ¿Y qué hacer con los 7 mil millones restantes? Bueno, mala tarde: liquidarlos por las malas a como dé lugar: hambrunas, guerras, epidemias, enfermedades crónicas y demás jinetes del apocalipsis. Para lo cual los malosos cuentan precisamente con la ayuda de esas buenas almas ambientalistas, que vía su antropocentrismo ególatra, creen ser benefactores sociales y sin saberlo trabajan a favor de designios inhumanos.



AMBIENTALISTAS

Es famosa la queja del ex presidente gringo Georgy Boy Bush sobre las críticas sobre la negativa de EU a suscribir el Protocolo de Kioto: “Me acusan de la ampliación del hoyo de ozono, y yo ni conozco a la japonesa ésa.”

OOOOOOMMMMMM
Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas.



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