Texcoco, Edoméx.- Como parte del Festival del Quinto Sol, presente en todo el Estado de México, se realiza la conferencia "La iconografía de la Piedra del Sol", en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB) en Texcoco.

Durante la conferencia, los arqueólogos y curadores del CCMB, Benjamín López y Pablo Siles, explicaron un breve pasaje histórico acerca de las inclemencias del tiempo, las violentaciones aculturales de las invasiones en América del Norte y las movilizaciones que sufrió la enigmática Piedra del Sol; actualmente se ha movilizado siete veces, desde que la leyenda arroja la piedra desde el Volcán Xitle, hasta su gestión cultural que la llevó al Museo Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México.

La Piedra del Sol es una mezcla de aseveraciones y suposiciones que aún no han sido confirmados al cien por ciento y los conocimientos que sobre ella se emiten, "son basados en los registros realizados durante la época de la Conquista y la Colonia española; incluso, no se conoce el lugar exacto donde se encontraba la piedra en la época prehispánica una cuestión que es muy importante para comprender su uso y su trascendencia" afirma Benjamín López.

"Erradamente le han llamado 'Calendario Azteca', ya que su función y su iconografía estudiada hasta el momento, detalla su uso para los sacrificios, en sí por estar dedicada al antiguo dios del Sol, Tonatiuh - con sus dos manos, cada una a cada lado y en las cuales posee una pulsera, un ojo y una ceja, pues se cree que nada puede permanecer oculto a su vista; su lengua representada con la forma de un cuchillo de pedernal expresando la necesidad de sacrificios para la continuidad del movimiento solar - quién se encuentra en el centro de la Piedra del Sol", dice .

Cada uno de los círculos en los que se dividen y separan los iconos, explican las etapas del desarrollo, la historia y la ubicación cosmogónica (visión ideológica del mundo) de los antiguos mexicas.

Actualmente, el CCMB de Texcoco expone una réplica tallada en madera, por el artista texcocano, Juan Esteban Dávalos Ojeda, quién con ayuda de su familia realizó esta monumental obra, perteneciente a su colección personal.