Un 18 de marzo pero de distintos años

Arturo Trejo Villafuerte*

Un 18 de marzo pero de distintos años


Mi abuelo Francisco murió el 15 de enero de 1985 y fue sepultado en el Panteón de Dolores, en la ahora cripta familiar, donde descansaba mi tía Teresa desde aquel 18 de marzo de 1938, fecha memorable entre la familia, por la muerte de ella y por la Expropiación Petrolera, siempre recordada y nunca olvidada.

Un 18 de marzo pero de distintos años
Gobierno
Marzo 23, 2015 15:38 hrs.
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Arturo Trejo Villafuerte* › todotexcoco.com

UNO. El 18 de marzo de 1938, en la madrugada, falleció mi tía abuela Teresa Villafuerte. La familia estaba consternada porque fue de improviso y porque estaba formada por mujeres: Natalia, Herminia, Ernestina, Anita, Esperanza y mi abuelo Francisco, el único varón y el más chico de edad. Soĺo Natalia y Herminia estaban casadas pero sus maridos no eran solventes y la segunda tenía ya varias bocas por alimentar.

Coincidió su fallecimiento con un acto muy importante en la historia del México contemporáneo: la Expropiación Petrolera. Los preparativos en esos casos se dividen en dos: la velación con los gastos inherentes a ésta: el café, las botellas de licor para el frío, el pan para los asistentes; y los arreglos para sepultarla que se dan en dos rubros: dónde enterrarla y en qué enterrarla. Para lo primero no hubo problemas: entre todas cooperaron. Para lo segundo mi abuelo Francisco, quien era obrero textil en la “Fábrica de Seda Real”, tenía prestaciones de la empresa y con ellas adquirió un terreno en el Panteón de Dolores, pero en donde no ajustaban los dineros era para la compra de la caja: una costaba 200 y la otra 100 pesos, la primera era de roble y la segunda de corriente pino.

Mi abuelo me contó que recién habían completado los 200 pesos para el estuche de roble con finos acabados en tela de color blanco -mi tía abuela murió siendo señorita-, cuando oyó a través del radio lo que estaba anunciando el Presidente Lázaro Cárdenas del Río: la Expropiación Petrolera, que era necesario el esfuerzo y el apoyo de todos los mexicanos para conseguir pagar el adeudos a las chantajistas y usureras compañías extranjeras, quienes ya habían saqueado durante cerca de 40 años al oro negro de nuestro país.

Mi abuelo consideró un deber patriótico, ineludible y elemental cooperar con esta causa que era para el bien de todos los mexicanos y, como lo hizo siempre a todo lo largo de su vida, lo particular pasó a segundo término y privilegió a lo público. De los 200 pesos que tenía para la caja de Teresa, decidió de ahí tomar 100 pesos para esa noble causa fuera de toda sospecha, pero un acto que habla de la grandeza del pueblo de México y su espíritu de sacrificio cuando las causas son justas y por el bien de la Patria, del país y del pueblo.

Al saber la decisión de mi abuelo Francisco de cambiar un féretro por otro, tres de sus hermanas pusieron el grito en el cielo y las otras dos,sobre todo Esperanza, lo apoyaron plenamente: ¿cómo sepultar a Teresa en una caja común y corriente, barata y de pino? Mi abuelo hizo uso de una lógica incontrovertible: Si Teresa está incómoda, que venga y me lo diga. La muerta ya no sabe en qué tipo de material la van a enterrar, pero el pueblo de México sí necesitaba de esos 100 para esa noble causa de hacer el petróleo nuestro.

Y así quedo: fue a La Villa, a la Basílica de Guadalupe a dejar el dinero y quedó satisfecho con esa acción patriótica. Ahora lo que me pregunto: ¿qué pensaría ante esta acciones innobles del nuevo PRI que busca por todos los medios saquear al país y privatizar hasta lo que no es suyo? Se volvería a morir del coraje.

Mi abuelo Francisco murió el 15 de enero de 1985 y fue sepultado en el Panteón de Dolores, en la ahora cripta familiar, donde descansaba mi tía Teresa desde aquel 18 de marzo de 1938, fecha memorable entre la familia, por la muerte de ella y por la Expropiación Petrolera, siempre recordada y nunca olvidada, ambas dos, dijera el presidente alto y vacío.

DOS. Mientras que nosotros estamos con el Jesús en la boca, los Banqueros en su 78 Convención celebrada en Acapulco, Gro., todo lo ven color de rosa.

El kilo de huevo ya está a 40 pesos y los intereses de las tarjetas de crédito recién subieron, los precios de muchos productos de primera necesidad están ya inalcanzables, pero ellos, los de arriba, ven todo como en jauja, incluso anuncian que se crearan varios bancos más.

Una declaración de ellos, los señores del dinero, quienes le rinden culto al viejo dios Mammon -según el decir de Robert Graves- y que llama mucho mi atención es la de “estamos con las familias, estamos con las empresas, estamos con el gobierno”, cuando en muchas ocasiones las empresas saquean a las familias, las familias no están de acuerdo con el gobierno y el gobierno y las empresas luego y en muchos casos no se corresponden.

En pocas palabras: están donde se encuentre el mucho o el poco capital. Ezra Pound en sus “Cantos” les llama elegantemente los que practican “La Usura”, pero eso no lo entienden ellos y sí nosotros, quienes la sufrimos constantemente.

TRES. Los empresarios de los medios de comunicación buscan, como cualquier otro de su gremio, la ganancia. Pero en los medios hay más cosas en juego: quien vende luego es el conductor, el locutor, el reportero estrella, los articulistas de calidad, quienes luego son los que consiguen a los anunciantes.

La Opinión Pública se guía, en mayor o menor medida, por esas expresiones que, si son serias y bien intencionadas, orientan y son benéficas para una sociedad que debe desarrollarse armónicamente.

Pero si el empresario está más atento a las canonjías y a lo que puede sacar de una negociación, sacrificará, como en el ajedrez, a quien sea con tal de ganar la partida.

Carmen Aristegui jugó mal sus piezas porque quienes están hasta arriba no son los empresarios de MVS, la familia Vargas, sino la gente poderosa a quien ha señalado con justa razón y verdad en sus noticiarios. No es, como dice insanamente la Secretaría de Gobernación, un pleito entre particulares, sino entre el poder que tiene varios rostros y una, por desgracia, particular, a quienes la sociedad apoya masivamente pero, muchos lo sabemos, no es ni será suficiente.

Si tiene o no nada qué ver con este caso, el equipo de EPN se vuelve a mostrar ineficaz, incompetente y soberbio.

Quien más preocupado debiera de estar por el uso de la verdad debiera de ser el Presidente de la República, para que no exista grisura en sus actos de gobierno.

Pero no estamos ante un estadista sino ante un “Bont vivant” de la política, a quien no le preocupa para nada el estado de la nación sino sus cercanos colaboradores, su esposa, sus hijas y le paramos de contar.


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* Profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo y miembro del IISEHMER de la misma institución. Sus más recientes títulos publicados son: Perros melancólicos (cuentos policíacos, antología, Cofradía de Coyotes, 2012), Árbol afuera (poemas, antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2013. 124 pp.), Amar es perder la piel (Ed. Molino de Letras-UACH, México, 2013. 194 pp.), Lámpara sin luz (novela, Fondo Editorial Mexiquense, México, 2013. 267 pp.), Árbol afuera (poemas, antología, Cofradía de Coyotes, México, 2013. 108 pp), Abrevadero de Dinosaurios (antología de minicuentos, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014. 110 pp.) y Cartas marcadas (antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014. 112 pp).

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