UNO. Como el libro casi sagrado de Valdimir Ilich Lenin, que leímos “a chaleco” en la FCPyS de la UNAM, para entender lo que es la “praxis” política y los quehaceres del cambio social neto y verdadero, debo llamar esta colaboración de manera homónima: “Qué hacer”. El que dice que gobierna menciona con sentido pesar y con mucho énfasis que él no trabaja por medallitas o para logros personales, “nos esforzamos por México” y entonces todos los que leemos periódicos y nos enteramos por internet de los “logros” del señor que dice que nos gobierna nos ponemos a temblar. ¿Híjole y si fuera frívolo y si sólo pensara en hacerse de casitas blancas y de campo? ¿Cómo estaría el país?
Los índices de popularidad del señor EPN están por los suelo, pero eso no le apura porque él es un estadista, trabaja para el mañana, para la Historia -con “H” mayúscula- y esas cosas temporales y efímeras no le llaman la atención. Ver para creer.
El país se desmorona inmisericorde y el señor se pone serio para decir cosas que nadie le cree, como otras tantas que ha dicho a lo largo de estos dos años de no gobernar, o del mal gobierno, para decirlo en su exacta dimensión.
El tiempo se le acaba al gobierno televisivo de EPN, cuyo gabinete está comprendiendo en todo su esplendor que la vida no es una telenovela rosa, sino más seria en sus cosas y situaciones, sufren frentazo tras frentazo y ellos, sencillamente, no dan una.
Esto no sería tan grave -uno puede ver o no ver una telenovela sabiendo de antemano que tendrá un final feliz-, si no estuviera en juego el futuro de la nación, nuestro país, la supervivencia de casi 120 millones de mexicanos que hacen lo que pueden para pasarla, para sobrevivir.
Un país tan rico como el nuestro no debería de tener ese tipo de fisuras, pero quienes nos gobiernan no lo hacen bien, con la razón en la mano, sino con ocurrencias, con absurdos, con guiones de televisión. Pero resulta que nuestro, país no es un set o estudio de Televisa y la vida es muy cruenta, de verdad, con sus cosas.
Como estamos escribiendo de televisión, podemos llamarle a EPN y su familia la “Familia Imperial” y el reino que ellos detentan no es el país que habitamos los demás mortales, sino un reino de fantasía y ensueño donde todo está bien y nada está mal. Por todo lo anterior entonces sí podemos decir que EPN no gobierna para medallitas sino para una estrellita -del Canal de las Estrellas- en la frente. Bien por él y mal por nosotros los pecadores en este Valle de Lágrimas.
DOS. Vienen las votaciones el 7 de junio pero también un importante partido de fútbol de México contra Brasil. ¿Qué hacer? Si queremos apoyar al mundo real, debemos de ver por los canales de televisión al partido y dejar de lado el ir a votar ¿Para qué? Está comprobado que sería una desgracia nacional que Brasil nos ganara, pero que no pasa nada si uno emite o no su voto. Gane quien gane el país seguirá igual. Por lo tanto: ¡mexicanos! Enajenémonos viendo el partido y ojalá México gane. Pan y circo como lo hacían en la Roma de hace 20 siglos.
TRES. La Semana Santa nos hace pensar en un sujeto que dio su vida por los otros y no por medallitas ni por trascender en la historia. Jesús de Nazareth es un ejemplo de coherencia.
Nuestro presidente ni siquiera ha leído al catecismo del padre Ripalda y por lo tanto no sabe de humildad y recogimiento.
Pobre México, tan lejos de dios y tan cerca de Televisa, Teve Azteca, Estados Unidos, las transnacionales, el nuevo PRI, el PAN, el PRD, el partido cuatro veces nini (ni Partido, ni Verde, ni Ecologista, ni de México) y de otras tantas vertientes que nos desvían de lo que debe de ser un país libre y soberano.
Vuelvo a preguntarme, vuelvo a preguntar: ¿Qué hacer?
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* Profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo y miembro del IISEHMER de la misma institución. Sus más recientes títulos publicados son: Perros melancólicos (cuentos policiacos, antología, Cofradía de Coyotes, 2012), Árbol afuera (poemas, antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2013. 124 pp.), Amar es perder la piel (Ed. Molino de Letras-UACH, México, 2013. 194 pp.), Lámpara sin luz (novela, Fondo Editorial Mexiquense, México, 2013. 267 pp.), Árbol afuera (poemas, antología, Cofradía de Coyotes, México, 2013. 108 pp), Abrevadero de Dinosaurios (antología de minicuentos, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014. 110 pp.) y Cartas marcadas (antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014. 112 pp).