El mismo sastre

Carlos Ravelo Galindo

En las Nubes

El mismo sastre

El mismo sastre
Política
Abril 14, 2015 18:37 hrs.
Política Nacional › México Ciudad de México
Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

A póco no: Cuando escuchamos tantos lamentos de arriba, de los jóvenes que llegan y se van. Renuncian o los corren. Sus quejan de que nadie los comprende o que tampoco les aplauden. De sus casas o sus viajes. De los alquileres. O de tantas otras gracias. No deben pensar mal. Deben aprender y recordar que todos, todos, usan el mismo sastre.
Nadie te ofende, tú te ofendes. Las personas se la pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que “alguien” les hizo. ¡Nadie, nunca jamás te ha ofendido! Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren. Y las expectativas tu las creas con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias. No pienses mal.
Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma. El hábito de sentirte ofendido por lo que “te hacen otros” (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las “ofensas”.
Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la escuela, la sociedad y los medios nos enseñan.
Crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y como “deben” de actuar los demás. Una novela que no tiene nada que ver con la realidad. Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en nosotros que las positivas.
Cuando una persona es “maltratada” (por no haber dicho o hecho, lo que se esperaba de ella), deja esa experiencia en su inventario negativo. Lo hace crecer. Año con año. Una de las mayores fuentes de ofensa, es la de tratar de imponer tu punto de vista a otra persona y guiar su vida. Cuando le dices lo que “debe hacer” y te dice “no”, creas resentimientos por partida doble. Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías. Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Es un círculo vicioso.
Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. Déjalos ser. Recuerda que nadie te pertenece.”Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hermanos, ni tus hijos, tus amigos o parejas te pertenecen.
Es como el fulgor de las aguas o el aire. No los puedes comprar. No los puedes separar. No son tuyos. Solo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un río no lo puedes atrapar. Solo puedes meter las manos, sentir el correr de las aguas entre ellas, y dejarlo seguir.
Si las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas, disfrútalas y déjalas ir. Entonces te preguntarás: ¿Cómo puedo perdonar?
Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de “cómo deberían actuar las personas”. Deja a las personas ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos, si los solicitan, pero permite que tomen sus decisiones. Es su derecho por nacimiento: el libre albedrío y la libertad. Nadie te pertenece. Ni tus padres, amigos y parejas. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Ama y deja ser. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes obscuros y te los quitas, el resultado es la limpieza de visión.
La perfección no existe. Ni el padre, amigo, pareja o hermano perfecto. Es un concepto creado por la mente humana que en ningún nivel intelectual puedes comprender. Porque es un concepto imaginario. Solo a un nivel intelectual. En la realidad jamás.
Desintoxícate del veneno del rencor y reconcíliate con la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo. A la luz de nuestro corto período de vida, solo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices.
Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida.
Deja al mundo ser. Y déjate ser a ti también.
craveloygalindo@gmail.com

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