Digan lo que digan

Carlos Ravelo Galindo

En las Nubes

Digan lo que digan

Digan lo que digan
Política
Junio 17, 2015 19:12 hrs.
Política Nacional › México Ciudad de México
Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Antes de entrar en materia del cannabis y sobre su origen vale la pena dar a conocer un resumen de Juan Pablo Becerra Acosta, (hijo de Manuel Becerra Acosta, fundador de “Uno más Uno”), sobre “El PRI de Peña Nieto”. Citamos textual los dos últimos párrafos de su columna Doble Fondo, en Milenio de Marín:
“En las elecciones del 7 de junio pasado, el PRI bajó a 29.18 por ciento de los votos y tendrá 208 curules.
“Hoy el PRI de Peña Nieto no es nada sin el oprobioso Partido Verde, ya no es el partidazo que soñaban revivir. Es, apenas, por sí solo, el partido del 29 por ciento, digan lo que digan”.
Tiene razón, necesita llantas para flotar. Un nuevo presidente…también del pri.
Debemos concluir esta trilogía sobre el origen del cannabis con la revelación del movimiento rastafari o rasta profundamente enraizado en la Biblia, en las referencias cristianas y judaicas.
En 1924, James Morris Webb, un pastor jamaicano emigrado a los Estados Unidos, anunció que el fin de la esclavitud que había tenido lugar un siglo antes no era más que una etapa en su camino hacia la liberación. Los descendientes de esclavos negros debían experimentar un doble movimiento: la liberación interior a través de una conversión espiritual y la política con un retorno a África. E hizo la siguiente profecía: “Mirad hacia África, donde un rey negro será coronado para llevar al pueblo negro hacia su liberación”.
Aunque escaso en sus inicios, el movimiento tuvo una expansión brutal seis años después, cuando en 1930, Haile Selassie, cuyo nombre significa “Fuerza de la Trinidad”, fue coronado rey de Etiopía.
Los creyentes se obligaban a no cortarse el pelo ni hacerse cortes en la piel, lo que lleva a la aparición de las también llamadas rastas, esas largas trenzas de cabello; No beber alcohol; Seguir una dieta vegetariana estricta. Leer un capítulo de la Biblia todas las mañanas y cumplir los diez mandamientos. Y practicar la poligamia. Sí, como aquí muchos la practican.
(El famoso rastafari Bob Marley (que murió a los 36 años) reconoció a 11 hijos como suyos, y otra gran estrella rastafari del reggae como Denroy Morgan tuvo 29).
A ello también se sumaron influencias indias, en particular la ganjah (el cannabis): fumarla era considerado como un “sacramento” por los rastafaris. La tenían como una aportación de dios (al que llaman “Yah”) para ayudarlos en su conversión interior, aumentar su gracia y elevarlos espiritualmente.
Bob Marley, hijo de un inglés de Sussex y de una jamaicana, era un cantante con talento y mucho poder de atracción, y muy conocido ya en Jamaica cuando el rey de Etiopía la visitó en 1966.
Casado con Rita Marley, una mujer que participó en una congregación que se hizo en torno a dicho rey. Entonces ella afirmó haber visto los estigmas de Cristo (marcas de los agujeros que le quedaron en pies y manos por los clavos en la cruz) en las manos de Haile Selassie I, y Bob Marley se acabó convirtiendo al movimiento rastafari.
En 1973, el guitarrista de blues inglés Eric Clapton viajó a Jamaica y descubrió su talento. Al año siguiente de su visita, hizo una versión de “I shot the Sheriff”, cuyo éxito fue inmediato y catapultó a Bob Marley hacia la fama mundial.

La ola del reggae en Occidente se acababa de poner en marcha. Los discos de Bob Marley empezaron a venderse por miles y miles (200 millones hasta hoy) y sus giras mundiales popularizaron a gran escala esa música mágica llamada reggae, de la que más tarde surgió el rap. Bob Marley, los rastas, el reggae y el cannabis se convirtieron en símbolos de la liberación, del progreso social, de la vuelta a las raíces africanas de la humanidad y de una nueva espiritualidad libre de las ataduras materiales de Occidente.

Más tarde, el movimiento sufrió mutaciones profundas, que le otorgaron mayor o menor importancia al cannabis, como se percibe en los raperos, descendientes directos de los rastas. Millones, que poco o nada sabían de las raíces espirituales del movimiento rastafari, se familiarizaron a su vez con su “sacramento”: el cannabis.
Bob Marley murió en 1981, con 36 años, de melanoma que desarrolló en el dedo gordo del pie, le había sido diagnosticado en 1977, cuando los médicos le aconsejaron amputarse el dedo de urgencia. Bob Marley se negó porque el movimiento rastafari prohíbe hacerse cortes.
El cáncer desarrolló una metástasis y en 1980 Bob Marley ya tenía cinco tumores, uno de ellos en el cerebro. Un año después murió tras un sufrimiento atroz, en una clínica de Baviera.
Como caballero de la Orden del Mérito de Jamaica popularizó la idea de que consumir cannabis es un acto de liberación, a la vez que político y espiritual (liberación interior). Así es como el cáñamo, antaño tan vulgar como la ortiga o el diente de león, se ha convertido en la actualidad en la fruta prohibida por excelencia.
La Bob Marley Estate, sociedad que gestiona los derechos de sus herederos sobre su imagen, anunció el lanzamiento de una mezcla especial de marihuana llamada Marley Natural, que pretende vender en los Estados Unidos. El fondo de inversión Privateer Holdings, con sede en Seattle, se ha aliado con su viuda e hijos para poner en marcha la producción y distribución en masa de una especie supuestamente tradicional de cannabis “jamaicano” en forma de lociones, cremas y hojas.
Con su nombre como baluarte del movimiento internacional de la legalización del cannabis, hablamos de un mercado de miles de millones de dólares. Quisiera o no, Bob Marley ya se ha convertido en algo así como el vaquero de Marlboro de la marihuana.
craveloygalindo@gmail.com

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