Sobre el toldo de un taxi aparece en el amanecer de La Sabana una cabeza destroncada de un individuo que mira al vacío y que fue me supongo un ser humano que apenas ayer reía con sus amigos y familiares. El destino lo transfiguró: lo hizo víctima de una violencia que no respeta parámetros. No es un caso aislado ni un asunto de monta escasa. Con frecuencia esta truculencia la presenciamos casi a diario: es el espectáculo cotidiano que de tanto repetirse se está convirtiendo en una estampa común en la nota roja de los diarios locales tremendistas: somos el aparador, el carrusel del escenario de guerra de baja intensidad que vivimos.

Morirse es el Credo del crimen organizado. No sabemos cuáles deben ser las culpas cometidas por quien ha de sucumbir ante una inmolación fatídica. Para detener estos procedimientos inhumanos habremos de esperar a que alguna gota derrame el vaso. La iglesia todas las oficiantes,ya que todas están inspiradas en la doctrina de Cristo, poco o mejor nada, han intentando, ya no digamos logrado hacer, para amenguar estas reiteraciones del Martirio religioso. Los matarifes no se conforman con arrebatarle en forma cruenta la vida al sospechoso, sino le agregan al suplicio mordedura, dolo y saña.
Pobre Acapulco: qué cerca estamos del tiro de gracia y que lejos de la mano de Dios. Y aún así debemos confesar que esta camorra ni todos los males físicos y espirituales de nuestra sociedad van a perpetuarse por una eternidad.

El gobierno, de toda jerarquía, es el principal involucrado para conseguir la sanación de los mexicanos en cualquier clase de epidemia. ¿Cómo?: ha de existir algún tipo de contrato social que se acomode a los intereses de aquellas fuerzas invisibles que prohíjan el deterioro del Derecho y la carencia de una sustentabilidad de la vida. Inerme el individuo ante la inseguridad, el Estado deja de funcionar como entidad de potencia, organización y ley para convertirse en un recolector de cadáveres que la noche tenebrosa deja esparcidos por la ciudad.

Cuando el contendiente muestra poder económico y capacidad de lucha, ya no son la persecución y la represión los métodos más eficaces. Desaparecer a 43 estudiantes normalistas y luego a cinco médicos, a mujeres y jóvenes sin rastro de sus huellas, hace pensar que el antagonista puede, tienen peso sus acciones así sean las peores de malvadas. Plantear estrategias razonables, mantener una actitud de mentalidad abierta, condición de diálogo incluso, porque si es para no caerse del puente hay que tomarse a veces hasta de la mano del diablo. Luego de los acontecimientos tan infaustos que hemos vivido la sociedad guerrerense, cualquier medida que tienda a bajar la intensidad de esta discrepancia, vencer a la estadística mortuoria, de todas maneras será una victoria de la inteligencia social.

Y es que esta situación de personas descabezadas apareciendo en las mañanas en el toldo de un automóvil no pueden continuar como entretenimiento macabro. Salomé, la dulce princesita, en la ocasión que pidió la cabeza de Juan Bautista, encarcelado porque predicaba la fe y el amor, sólo para darle un beso, se entendía cual una irreverencia en medio de un frenesí religioso. Hoy, el tráfico de drogas es un asunto económico y quien fomenta el crimen es la prohibición de las substancias estupefacientes. Esta es la verdad.

PD: El hombre va a la guerra, porque le gusta matar: Hemingway.