Fortín de Álvarez, testigo mudo de la historia olvidada

José Antonio Sánchez

**En el recinto que se erige en la colonia La Mira, se aprecia en toda su magnitud la bahía de Santa Lucía

Fortín de Álvarez, testigo mudo de la historia olvidada

Fortín de Álvarez, testigo mudo de la historia olvidada
Cultura
Febrero 06, 2016 08:36 hrs.
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José Antonio Sánchez › codice21.com.mx

Abandonado, el Fortín Alvarez se levanta en medio de la colonia La Mira, en la parte alta de Acapulco, desde ese lugar se aprecia en toda su magnitud la bahía de Santa Lucía, que no mira a la Mira, dejando en el olvido un baluarte del pasado.

El maestro acapulqueño radicado en el vecino estado de Oaxaca, José Antonio Sánchez Licea, presidente fundador de la Sociedad Académica de Historiadores de aquel estado, dice: “Qué más quisiera que mi pueblo se transformara en verdadera cultura y tradición, que la juventud descubriera el real sentido de la palabra cultura. Desgraciadamente esto ya no será un rescate, porqué la llamada cultura en Acapulco está en terapia intensiva. Casi, casi con un marcapasos. Recuerden que sin identidad no somos nada.

Las autoridades “Culturales” de manera histórica se han negado a rehabilitarlo, y su preservación hoy está olvidada, y pese a que pervive parte de su estructura original, pronto, lentamente, desaparecerá. El Fortín Álvarez fue construido durante el Virreinato de Nueva España. Fue polvorín y almacén de municiones para la tropa acantonada abajo, en el Fuerte de San Diego. El 14 de enero de 1792 el ingeniero Juan Camargo Caballero inició las obras de construcción de una Casamata o Polvorín. Recordar sus gestas no es difícil, solo hay que recurrir a las narrativas de los historiadores:

El Fortín Alvarez lleva ese nombre en honor a Juan Álvarez Hurtado, general liberal que intentó defender al puerto de Acapulco de las escuadras francesas que bombardearon durante la segunda intervención la ciudad a principios de 1863. Se caracterizaba por sus cuatro torres de vigilancia, levantadas en las cuatro esquinas del cuadrilátero, de las cuales solo dos de ellas se conservan.

Las otras dos fueron destruidas para dar paso a la calle a su costado. La historia dice que: José María Morelos comenzó un sitio en Acapulco con el objetivo de tomar la ciudad y ponerla en poder de los insurgentes, para ello, distribuyó a su tropa en tres columnas para rodear el puerto; una de ellas a cargo de Julián de Ávila en el Cerro de La Mira y en el Polvorín Casamata del Fortín Álvarez con el fin de avanzar estratégicamente hacia la población.

El 10 de enero de 1863, tres escuadras francesas de buques de guerra fondeaban a las afueras de la bahía de Santa Lucía. Diego Álvarez Benítez, junto con su padre el General Juan Álvarez Hurtado que ostentaba en ese momento el cargo de Comandante General en Jefe de Acapulco, mandaron a preparar la resistencia en diferentes puntos estratégicos del puerto.

Diego Álvarez designó al coronel José María Herrera para que se pusiera al mando de dicho fortín para evitar el desembarco de las tropas invasoras. Fue así que las escuadras francesas comenzaron a bombardear directamente al fortín. Cabe aclarar, que los soldados acantonados en el Cerro de La Mira no podían contestar a los ataques debido a que los cañonazos no llegaban ni a la mitad de donde se encontraba el enemigo, todo a causa de la pobre artillería con que contaban.

A la mañana del día siguiente, los combatientes del Fortín Álvarez junto con la población sufrieron nuevos bombardeos por parte la Armada Francesa. Para la mañana del 12 de enero, el fortín Álvarez rompió fuego y el intercambio de artillería se agudizó; numerosas granadas estallaron cerca del fortín, y ya por la tarde, el fuego terminó definitivamente, cuando la escuadra francesa salió de la bahía en medio de cañonazos que partían del fortín Álvarez. Los soldados aplaudieron y hondearon la bandera mexicana en medio de júbilo. Eso dicen los historiadores.

Fuentes: MARTÍNEZ CARBAJAL, ALEJANDRO (2005). "Historia de Acapulco". EUSTAQUIO TABARES, FRANCISCO; LIQUIDANO Y TABARES, LORENZO (1994). "Memoria de Acapulco".

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