El porcentaje de impunidad bruta, PIB, es lo único que creceen México.
La noticia de un reo que se les fugó es reaprehendido es motivo para que la clase política haga una fiesta nacional pero la población entristece.
Más de un mexicano ve en los delincuentes verdaderos héroes, sobre todo si tomamos en cuenta lo endeble de la honestidad de los políticos.
Así, en una guerra entre buenos y malos, la gente prefiere a los malos, que están más cerca de ellos que los buenos y no por su tendencia al mal sino por su coincidencia y similitud con la vida que lleva la mayoría de los mexicanos.
Los errores cometidos por las autoridades judiciales desde las verdades históricas que se caen por su propio peso hasta los inevitables reconocimientos de excesos de los uniformados, como el que confesó públicamente el almirante secretario de Marina, Vidal Francisco Soberón Sanz porque sus miembros actuaron “en forma irregular” e incurrieron “en la indebida dilación en la puesta a disposición” ante el ministerio público de la federación, ocho horas después de su captura, de Óscar Augusto Valle Sánchez, ocurrida el 24 de septiembre de 2011 en Coatepec, Veracruz.
Los excesos de los marinos, los soldados, los policías, ocurren diariamente, a lo largo y ancho del país. No hay entidad que se salve de los excesos de quienes pertenecen a las fuerzas armadas de México.
Pero no sólo hay excesos sino impericia en una labor que se requiere precisión y profesionalismo, porque también en Veracruz, donde la muerte ronda a los periodistas desde que llegó a gobernar Javier Duarte, la Gendarmería Nacional detuvo a José Márquez Balderas, alias el Chichi, identificado como jefe de plaza de los Zetas en la zona centro de la entidad, a quien el gobierno estatal había dado por muerto en agosto del 2015.
La Fiscalía General del Estado de Veracruz dio por muerto a Márquez Balderas, el 13 de agosto de 2015, durante una balacera en un bar de la ciudad de Orizaba, junto cinco personas más, incluido el ex reportero de Televisa Juan Heriberto Santos Cabrera. Días después la misma fiscalía difundiría en los medios que lo dio por muerto por una estrategia policiaca para que se confiara y permitiera su definitiva detención.
Es decir, la policía en Veracruz no sólo es precisa sino perfecta.
Los errores del gobernador, de la fiscalía, de la policía de Orizaba, evidentemente vinculada con el narcotráfico, etc. No han sido motivo de declaración alguna de ningún priísta, menos aún del candidato de ese partido a la gubernatura, Héctor Yunes Landa, para quien pareciera que sólo cubrirá un interinato de dos años y con eso se conforma para agarrar lo suyo.
Desde ahora puede inferirse que el PRI ganará en Veracruz, que no habrá cambios sustanciales en favor de la seguridad e integridad de los veracruzanos y que las transas continuarán impunemente como se ha demostrado hasta ahora en esa entidad y otras.
La impunidad es el signo de nuestros tiempos, nunca antes había imperado de manera tan abierta, por no decir descarada, que hasta el poder político corrompe a la Iglesia católica sin consecuencia alguna.
Pero en esa impunidad en la que se identifican políticos de todos los partidos está la contraparte la inexistencia de delitos denunciados. Según un estudio de la Universidad de las Américas Puebla, el 99 por ciento delos delitos perpetrados permanecen en la impunidad
Y, debido a la pérdida de tiempo que implica y la “desconfianza en la autoridad”, los mexicanos denuncian solamente siete de cada 100 delitos de los que fueron víctimas, por lo que existe una “cifra negra” de 92.8% respecto a los delitos no reportados. Esta cifra negra se eleva a 96.5% en San Luís Potosí, 95.8% en Guerrero y 94.8% en Jalisco y en Zacatecas.
Así que si en este momento un político o su guarura quiere matar a alguien lo hace con la certeza de que no será castigado, y si un ciudadano común y corriente comete un delito similar tiene un 92.5 de probabilidades de que su delito no será castigado.

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