Con los que te relacionas

Sócrates A. Campos Lemus

¡Qué conste... son reflexiones!

Con los que te relacionas

Con los que te relacionas
Política
Febrero 10, 2016 17:45 hrs.
Política Nacional › México Ciudad de México
Sócrates A. Campos Lemus › diarioalmomento.com

Oswaldo García, nos envió esta extraordinaria historia: “Un carnicero estaba a punto de cerrar su negocio cuando vio entrara un perro. Trató de espantarlo, pero el perro volvió. Nuevamente intentó espantarlo, pero entonces se dio cuenta de que el animal traía un sobre en el hocico…”
“Curioso, el carnicero cogió y abrió el sobre y en su interior encontró un billete de quinientos pesos. Y una nota que decía: ¿Podría mandarme con el perro 1 Kg. De carne molida de res y medio kilo de pierna de cerdo?”
“Asombrado, el carnicero tomó el dinero, colocó la carne molida y la pierna de cerdo en una bolsa y la puso junto al perro, … pero olvidó el cambio”
“El perro empezó a gruñir y a mostrarle los colmillos. Al darse cuenta de su error, el carnicero puso el cambio del billete en la bolsa… el perro se calmó, cogió la bolsa en el hocico y salió del establecimiento.”
“El carnicero, impresionado, decidió seguir al can y cerró a toda prisa su negocio. El animal bajó por la calle hasta el primer semáforo, donde se sentó en la acera y aguardó con la bolsa en el hocico a que la luz se pusiera en verde para poder cruzar. Luego atravesó la calle y caminó hasta una parada de autobús, con el carnicero siguiéndole de cerca. En la parada, el perro vio llegar un autobús, se fijó que no era el correcto y siguió esperando hasta que llegó otro autobús. Cuando vio que era el correcto, subió seguido por el carnicero”.
“El carnicero, boquiabierto observó que el can, sentado muy propio en un asiento, miraba por la ventana con atención, como tratando de reconocer el lugar donde debía bajarse del autobús. De repente, el can se incorporó y, erguido sobre las patas traseras, tocó el timbre para descender, siempre con la bolsa en el hocico”
“Perro y carnicero caminaron por la calle hasta que el animal se detuvo en una casa, donde puso las compras junto a la puerta y, retirándose un poco, se lanzó contra ésta, golpeándola fuerte. Repitió la acción varias veces, pero nadie respondió en la casa. En el colmo del asombro, el carnicero vio al perro tomar la bolsa con su hocico, rodear la casa, saltar una cerca y dirigirse a una ventana. Una vez allí, tocó con las patas en el vidrio varias veces, sin soltar la bolsa; luego regresó a la puerta…”
“En ese momento, un hombre abrió la puerta…¡y comenzó a golpear al perro! El carnicero corrió hasta el hombre para impedirlo, diciéndole: “¡Por Dios, amigo! ¿Qué es lo que está haciendo? ¡Su perro es un genio!...¡ Es único!”.
“El hombre evidentemente molesto, respondió: “¡Qué genio ni qué la genio! Esta es la segunda vez en esta semana que el muy tonto olvida las llaves…¡Y yo, en el baño!”
MORALEJA: Por más que te esfuerces y cumplas más allá de tu deber en el trabajo, a los ojos de un jefe cabrón siempre estarás por debajo de lo que él quiere”.
Es sin duda una historia que nos debe hacer reflexionar sobre la vida y el trabajo. En una investigación realizada en varias generaciones de profesionistas y de gente común, por más de setenta años, siguiendo la forma de pensar y los resultados en su vida, se llegó a la conclusión de que no importaba mucho los alcances profesionales ya que unos y otros, los profesionistas y los que no lo eran, tenían como resultado que si eran gente sociable, comprometida con sus amigos y con la sociedad, lo más seguro es que mantenían un alto nivel de felicidad y de buena salud, en cambio, los aislados, los solitarios, seguirán una ruta de enfermedades y de fracasos en su vida privada y vida profesional.
Es más, entre los profesionistas y los no profesionistas, se concluyó que los hombres y mujeres que mejor se relacionaban con los demás y con sus seres queridos tenían mucho mayor éxito económico y se mantenían mucho más estables en sus puestos de empleo y continuaban laborando con buena intensidad, mientras que los solitarios se resentían con la vida y no podían establecer buenas relaciones laborales, y por tanto, no tenía un trabajo estable y de valor. Es cierto que hay muchos jefes que no entienden los esfuerzos que hacen los demás para cumplir con sus obligaciones, sin duda existen esos jefes que no entienden y que lastiman a los que cumplen bien y no reconocen los esfuerzos, pero en la vida real, esto se supera cuando tenemos una idea clara de que la actitud cambia la visión de uno en la relación con los demás y que una buena relación con los demás es benéfica para uno y el entorno laboral y personal, nos llenará de satisfacción lo que hacemos y lo haremos con emoción y alegría, y en tales condiciones, sabremos disfrutar el trabajo y no sufrirlo como en otros casos, por esa misma razón vemos que muchos de los que estamos satisfechos con los que hacemos y nos sentimos realizados, somos más sanos y por tanto más alegres y felices, nuestro entorno laboral y personal es mucho mejor que estando en la frustración y el resentimiento. Así que piense que está haciendo y si se siente bien con lo que hace y con los que se relaciona.

Ver nota completa...

Suscríbete

Recibe en tu correo la información más relevante una vez al mes y las noticias más impactantes al momento.

Recibe solo las noticias más impactantes en el momento preciso.