Nuestra cultura más unida, acercamiento de comunidades indígenas en Texcoco.


Con motivo de celebración de los 614 años del nacimiento de nuestro Rey de Texcoco

| | Desde Primera Voz
Cultura
Abril 29, 2016 09:18 hrs.
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Redacción PV › Primera Voz

Texcoco, Edo. De México.- Nikitoa / Yo lo pregunto

*Niqitoa ni Nesaualkoyotl:
¿Kuix ok neli nemoua in tlaltikpak?
An nochipa tlaltikpak:
san achika ya nikan.
Tel ka chalchiuitl no xamani,
no teokuitlatl in tlapani,
no ketsali posteki.
An nochipa tlaltikpak:
san achika ye nikan.

*Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso deveras se vive con raíz en la tierra?
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
aunque sea de oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.

Una ceremonia con nuestras personas sabias que aun conocen la importancia de la cultura más conocida y sabia náhuatl, en Texcoco se reunieron habitantes de disintos municipios para conmemorar la gran fecha de un gran rey, pero sobre todo una persona muy sabia, la cual no conocemos el alcance de una mente brillante, hablamos bien de nuestro Rey Nezahualcoyotl, el Instituto de Cultura Náhuatl Akolhua Chichimeca tuvo lugar en el recinto de nuestro Rey de Texcoco para celebrar y honrar.

En la localidad de San Nicolas Tlaminca, a faldas del cerro Tetzcutzingo, lugar mágico, entre danzas y cantos la gente se empezó acercarse para conocer de cerca de nuestra cultura antigua, en el lugar se hizo recorrido de pinturas realizadas por los habitantes así como la venta de artesanías.

La cultura náhuatl es considerada una de las más antiguas dando el hecho de ser uno de los idiomas madres de la historia de la humanidad, entre el egipcio y el mandarín.
Somos uno mismo y bailemos, cantemos con el corazón.

En el siglo XV, la ribera del lago Texcoco se hallaba densamente poblada, a causa de la facilidad de comunicaciones que permitía este lago. Por contra, tan alta densidad poblacional comportaba la escasez y el agotamiento de las tierras aptas para el cultivo, por lo cual algunas tribus iniciaron una política de expansión territorial hacia zonas con mayor rentabilidad agrícola. Dicha política desató un sinfín de guerras y hostilidades entre las tribus del lago, destacando la llevada a cabo contra la ciudad tepaneca de Azcapotzalco. Esta ciudad, situada en la ribera noroccidental del lago Texcoco, había agotado sus tierras comunales y, ante la imposibilidad de alimentar a sus gentes, ocupó el territorio perteneciente a la vecina Texcoco.

Cuando contaba dieciséis años de edad, el príncipe texcocano Nezahualcóyotl tuvo que hacer frente a la invasión tepaneca, encabezada por Tezozómoc, señor de Azcapotzalco, cuya intención era asesinar a su padre, el rey Ixtlilxóchitl, y a toda su familia para apoderarse del trono. El heredero del trono quiso luchar y repeler el ataque, pero su padre, que conocía la superioridad de los atacantes, prefirió huir y mantenerse oculto hasta conseguir la ayuda de otros pueblos. Así, mientras las huestes de Tezozómoc rastreaban los alrededores de la ciudad para encontrar al rey y al príncipe texcocanos, éstos se refugiaron en las cuevas de Cualhyacac y Tzinacanoztoc. No pudiendo ocultarse allí por mucho tiempo, Ixtlilxóchitl ordenó a su hijo que se adentrara en el bosque, mientras él y unos pocos hombres leales trataban de detener sin éxito el avance de sus captores.

Nezahualcóyotl logró escapar y se encaminó a Tlaxcala, ordenando a algunos de sus partidarios que abandonaran la resistencia mientras él veía la manera de liberarlos de la tiranía. Tezozómoc ofreció recompensas por su captura, pero, con su innegable astucia, consiguió burlar a sus perseguidores hasta que, en 1420, las esposas de los señores de México y Tlatelolco convencieron a Tezozómoc de que lo perdonara.

Maxtla, que había sucedido a Tezozómoc a la muerte de éste (1427), le tendió varias emboscadas, de las que consiguió zafarse. Con gran habilidad diplomática, consiguió atraerse los favores de otras ciudades descontentas con la tiranía tepaneca y organizó un frente común, cuyo peso principal recayó en los tlaxcaltecas y los huejotzincas. El ejército aliado de más de cien mil hombres logró la conquista de Otumba y de Acolman y tomó Texcoco. Pero ante el sitio de México y Tlatelolco por los tepanecas, liberó ambas ciudades y, en una cruenta batalla, destruyó Azcapotzalco después de un sitio de ciento catorce días. Maxtla murió a manos de Nezahualcóyotl, quien, dispuesto a inaugurar una época de esplendor en el valle de México, selló un pacto confederal, la Triple Alianza, con Itzcóatl, de Tenochtitlán, y Totoquiyauhtzin, señor de Tacuba.

Poco después de finalizada la contienda, Tacuba desapareció de la escena, pero la cooperación perduró a lo largo del siglo XV entre las dos restantes ciudades aliadas. Nezahualcóyotl, que había perdido el trono a manos de los acolhuas sublevados y se había refugiado en los bosques de Chapultepec, lo recuperó en 1429, aunque cedió su anterior posición dominante en el lago en favor de Tenochtitlán, ciudad que se convirtió en estado independiente.

Cuando en 1472 falleció Nezahualcóyotl, subió al trono su hijo Nezahualpilli, quien gobernó la ciudad hasta el año 1516, continuando la política expansiva emprendida por su antecesor.
Fuente: Archivo

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