Nueva vieja justicia

El subprocurador Eber Omar Betanzos, de la PGR, anunció que la correcta implementación del Sistema de Justicia Penal Acusatorio garantizará la protección de los derechos humanos vinculados al proceso penal.
Lo cual no hace pensar que antes no existía ninguna normatividad que garantizara la protección de los derechos humanos durante un proceso penal, y por ello los agentes de esa corporación dedicada a la procuración de justicia, torturaban a sus víctimas, o bien porque ahora, que los ojos de todo el mundo están puestos en la manera en que se hace justicia en México, evalúan su respeto por el individuo.
Pareciera que este abogado intenta justificar las anteriores torturas y hacer de la nueva manera de impartir justicia la panacea que nunca van a lograr mientras la estructura política y administrativa del país se transforme y deje de ser autoritaria.
No es nada difícil que en este momento algún empleado de la PGR esté torturando a alguien. Esa práctica no se erradica con videos de denuncia ni con un sistema de justicia diferente, sino con voluntad política, con sensibilidad social, con conocimiento de la tarea que les corresponde desempeñar, pero la PGR desde hace mucho años ha demostrado lo contrario y este momento no es la excepción.
La dependencia de gobierno con menos credibilidad es la PGR, categoría que se ha ganado a pulso luego de verdades históricas de Jesús Murillo, las investigaciones amañadas de Zerón, las aseveraciones temerarias sobre el destino de los 43 de la titular y ahora aparece, como salido de un cuento un hombrecillo que quiere ponderar un sistema judicial novedoso pero que no garantiza la integridad de quienes caen en manos de la PGR.
Así, Omar Betanzos, quien considera que sólo los abogados saben de la correcta aplicación de las leyes, comentó que en el nuevo modelo penal la presunción de inocencia será la regla en toda la actuación gubernamental, así como garantizar a las víctimas el acceso a la justicia.
Lo que quiere decir, y cualquiera puede constatarlo, que en el actual sistema de justicia todos somos culpables hasta que demostramos nuestra inocencia. Pero qué les garantiza a los mexicanos que será al revés cuando desde la procuradora hasta el agente judicial de menor rango están acostumbrados a una manera de aplicar la justicia más cercana a la barbarie que a la legalidad.
El funcionario afirmó que esta manera, la PGR está ’comprometida con la sociedad para combatir la impunidad y erradicar la corrupción, con el objetivo de recuperar su confianza y legitimar su fundamental función de investigación y persecución de los delitos’.
Para recuperar la confianza en la PGR, sus integrantes deben decir a la población en qué mintieron, dónde basaron sus investigaciones en los casos de Ayotzinapa y Tlatlaya, y otros muchos casos, sonados y cuestionados dentro y fuera de nuestras fronteras.
Con una verborrea de barandilla no puede recuperarse de un día a otro la confianza en una dependencia que se dedicó a hacer de la procuración de la justicia un traje a la medida. Ahí está el ejemplo de Marisela Morales, ahora cónsul en Milán, quien inculpó a generales honestos, de narcomenudistas por órdenes de su jefe Felipe Calderón. No puede la PGR ganarse la confianza de los mexicanos mientras no castigue todos estos hechos y precise dónde empieza la mentira y dónde termina su verdad histórica.


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