Lectura política

Pelear sobrevivencias

Pelear sobrevivencias
Periodismo
Septiembre 22, 2021 22:19 hrs.
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Noé Mondragón Norato › guerrerohabla.com


Bajo la coartada de no haberse pagado el Fondo del Estado de Guerrero de Ahorro Capitalizable (FEGAC) a los trabajadores del sector Salud, surgieron desde inconformidades laborales, riñas, empujones, hasta presumibles ’amenazas de muerte’ entre actores políticos. Y todo porque el dinero que se debe suma 66.5 millones de pesos. Su manejo ha causado ciertamente, amplio prurito. Desatado la malicia de quienes buscan combatir la corrupción en forma selectiva y con evidentes sesgos políticos.
RIVALIDADES Y VENGANZAS. – Cuando se oficializó su derrota por la diputación federal en el distrito siete durante la pasada elección del 6 de junio, la candidata priista y dirigente eterna del sindicato de Salud en Guerrero, Beatriz Vélez Núñez, circuló un video por su página de Facebook donde agradecía a quienes votaron por ella y remachó: ’Hay Bety Vélez para rato’. Los hechos dictan que pretende justamente eso: 1.- La repentina movilidad de la dirigente sindical del sector Salud busca de manera natural, evidenciar que el gobierno federal de AMLO no ha entregado las partidas presupuestales para cubrir la demanda exigida por la base trabajadora. La realidad es que, al quedarse sin la cobija priista una vez que salga Héctor Astudillo, tendrá que enfrentar a un secretario de Salud designado por el Morena, el cual no se someterá con facilidad a sus designios políticos. Así como ocurrió con el ex secretario de Salud perredista, Lázaro Mazón Alonso, a quien manipulaba a su antojo. Y tiene un apoyo adicional para ejercer presiones desde la Federación del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), a través de su padrino político, Joel Ayala Almeida, un personaje que, en octubre de 2019, renunció a 40 años de militancia tricolor y anunció la fundación de una organización política que se quedó en buenos deseos. Lo raro es que AMLO lo siga manteniendo al frente de la FSTSE. Así y desde su trinchera sindical, Bety Vélez pretender someter por adelantado, al eventual secretario de Salud del gobierno estatal morenista en ciernes. 2.- En el Morena evaluaron la situación. Apareció un grupo de trabajadores del sector Salud que demandaban una auditoria a la dirigente sindical. Desconfiaban de sus malos manejos. Intervino entonces la diputada local plurinominal del Morena, Yoloczin Domínguez Serna, quien acusó a Bety Vélez de ’amenazas de muerte’ en su contra por pretender auditar su gestión sindical. Es un escándalo que no ha cesado. La presumible amenaza se hizo a través de una llamada telefónica. Y luego, la legisladora presentó denuncia penal el pasado 16 de septiembre. Para llegar como diputada local por la vía plurinominal, Yoloczin atravesó una ruptura con su protector político y actual diputado federal, Pablo Amílcar Sandoval, quien se negó a impulsarla como candidata por el distrito federal cuatro de Acapulco. Félix Salgado y Marcial Rodríguez la empujaron entonces, justo en la coyuntura en que la frustrada alcaldesa de Acapulco, Adela Román la quería. Y también el ex edil de Zirándaro por el Morena, Gregorio Portillo Mendoza. Pero no presentaron su licencia a tiempo. O eso fue lo que se vendió. 3.- La venta, el hurto y el control de medicamentos es una mafia pesada en la Secretaría de Salud. La doctora Adela Rivas Obé la padeció: el 22 de septiembre de 2016 fue ’levantada’ de la clínica 8 del IMSS de Zihuatanejo. Había denunciado el robo de medicamentos de la farmacia del IMSS de Petacalco. Su cuerpo sin vida fue encontrado casualmente por un pepenador el 11 de octubre de ese mismo año. Era esposa del líder perredista Wilebaldo Rojas Arellano. El 22 de octubre su agresor fue detenido en Michoacán. A esa situación se suma una que resalta: después de la Secretaría de Educación, la Secretaría de Salud maneja el techo presupuestal más alto asignado en el Presupuesto de Egresos por el Congreso local. Por eso la coyuntura abrió las pugnas políticas. De hecho, apenas asoman. Pero la verdadera batalla en esa dependencia apenas se está fraguando.
HOJEADAS DE PÁGINAS…La fiscalía General del Estado (FGE) tiene dos pruebas contundentes para determinar si eran los normalistas de Ayotzinapa quienes viajaban en un autobús que impactó de frente a otro vehículo en la carretera a Tixtla, ocasionando que sus dos pasajeros murieran: el misterioso conductor del autobús. Y las huellas dactilares que quedaron impresas por todo el interior del mismo. Otra cosa es que la FGE no quiera llegar a la verdad. Como casi siempre ha ocurrido.

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