Antes servía para hacer patria; ahora, debe explicar un pasado complejo

Postulan estudiosos, nuevas funciones de la Historia

Postulan estudiosos, nuevas funciones de la Historia
Cultura
Septiembre 05, 2016 20:20 hrs.
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Norma L. Vázquez Alanís › diarioalmomento.com

La historia oficial no pudo vencer a Maximiliano. Aunque le creó una imagen de enemigo, usurpador, ambicioso y príncipe cruel, casi inmediatamente la opinión de los mexicanos sobre este personaje fue de simpatía para el que consideraban un joven liberal, romántico y amable.
Con este concepto inició su conferencia ‘Maximiliano de Habsburgo, monarca ciudadano’ la doctora en Historia por el Colegio de México (Colmex), Erika Pani, quien hizo una revisión de esta figura tan desacreditada por quienes escribieron la historia autorizada, es decir, los republicanos liberales que ganaron, pues la necesidad de deslegitimar al enemigo era de supervivencia nacional.
Así se abrió el ciclo ‘Nuevas interpretaciones de la historia nacional’, auspiciado por el Centro de Estudios de Historia de México Carso (CEHM), con el que se pretende dar una nueva visión de temas y personajes de la historia de México, a través de las ponencias de investigadores con larga experiencia que están trabajando en el estudio de vetas desconocidas de figuras y hechos históricos nacionales, tal como lo dijeron en la presentación, los doctores Manuel Ramos Medina y Enrique Florescano, director del CEHM e integrante del consejo consultivo del mismo, respectivamente.
Al respecto, la doctora Pani indicó que los organizadores se quedaron cortos al solo apuntar al pasado nacional, porque México forma parte de un mundo más amplio, lo cual se percibe en la forma en que los historiadores se están acercando a su pasado. ’La historia que se escribía hace 30 o 40 años servía básicamente para hacer Patria, justificar hechos y enaltecer héroes, en tanto la que actualmente se esboza, describe un pasado más complejo y desordenado, pero del que es posible aprender más’.
Hoy día, apuntó Pani, quien es directora del Centro de Estudios Históricos del Colmex, la historia no se centra solamente en la penosa construcción de una comunidad nacional -aunque ese asunto preocupa a quienes analizan la historia política-, sino que rescata una multitud de factores que dan forma a la experiencia humana en el espacio y en el tiempo.
Así, el historiador contemporáneo toma en cuenta para su estudio la importancia del contexto: la diversidad de las motivaciones y los objetivos que movieron a los actores históricos; de estas fronteras reales y mentales en las que se desplazaron; el espacio que trazaron, así como las circunstancias históricas en las que se desenvolvieron estos hombres y mujeres, quienes en su tiempo actuaron y construyeron.
En este sentido, explicó la doctora Pani, las investigaciones recientes sobre Maximiliano han llevado a los especialistas a preguntarse qué gustó tanto a los mexicanos de este hombre que llegó a México para gobernar cuando ya alguien ocupaba legítimamente el poder. Una de las conclusiones fue que la dimensión trágica del príncipe extranjero y la visión del infortunio de su mujer alentaron la afinidad de los connacionales, quienes lo ubicaron desde siempre en el imaginario colectivo como un hombre liberal de buenas intenciones y no con la imagen de villano que trató de imponerle la historia oficial.
El peor pecado de Maximiliano no fue su ingenuidad o ambición, sino el haberse dejado engañar y escuchado a las personas equivocadas, ya que él viajó a México convencido de que ayudaría a este país, que no había logrado cuajar después de su independencia por sus conflictos internos, además de que se debatía entre un pasado colonial y católico, o un futuro de progreso y modernidad.
Maximiliano se convirtió en mártir al sacrificarse de manera voluntaria, no en vano sus palabras postreras fueron: ’espero que mi sangre sea la última que se vierta por este desgraciado país’. Esta imagen fue la que dio la vuelta al mundo y la que los mexicanos recuerdan, subrayó la ponente.
Es indiscutible que Maximiliano no ha figurado como uno de los malos, aunque estaba del lado equivocado; por el contrario, es considerado como un personaje colorido, folclórico y que tenía mucho de novelesco. Esta visión es la que permeó a estas interpretaciones nuevas que se han tejido en los últimos años sobre él.
Sucede, consideró Pani, que el interés sobre este actor de la historia se ha centrado -desde un principio y baste con leer las memorias de sus contemporáneos, por ejemplo, las escritas por la esposa de Miramón- en su vida personal, sentimental, en los aspectos románticos e incomprobables, porque los historiadores no tienen la documentación que les permita asegurar si Maximiliano tuvo o no muchos amores.
Otro aspecto que atrajo a los investigadores fue una extraña propuesta que se hizo desde Centroamérica acerca de que Maximiliano no murió en el Cerro de las Campanas, sino que escapó y terminó felizmente sus días como un gran patriarca acomodado en El Salvador, gracias a que Juárez le perdonó la vida -por ser masón- y fusiló a otro en su lugar.
Rastrean investigadores proyecto político de Maximiliano
Sin embargo, a pesar de que estos dos temas de la vida de Maximiliano han sido examinados últimamente por los historiadores empeñados en aportar nuevas interpretaciones de la historia nacional, también hay investigadores como el austriaco Johann Lubienski y la mexicana Patricia Galeana que han explorado el proyecto político del emperador y quienes le rodeaban.
De manera que los trabajos que sí han arrojado luz sobre hechos comprobables, son los enfocados a analizar el modelo de política que Maximiliano pretendía instituir en México.
Lubienski conceptualiza en Maximiliano la visión de un Estado liberal -como producto de su educación-, de ahí que quería para México un Estado protector de los derechos individuales y comprometido con la reforma de las relaciones entre Iglesia y Estado, mientras que Galeana lo inserta en lo que llama ‘la tercera reforma’, ya que Maximiliano ratifica las medidas contenidas en la Constitución de 1857 en materia de nacionalización de bienes del clero y de la tolerancia de cultos.
Esta revisión de la política de Maximiliano en México, dijo la doctora Pani, puso al descubierto que el emperador pretendía que los curas fueran empleados civiles, es decir que fuera el Estado el que les pagara, bajo el argumento de que pudieran adentrarse en el pueblo católico y suministrar los sacramentos de manera gratuita, pero ahí, obviamente, había un trasfondo de control, por lo cual la Iglesia rechazó de inmediato esa propuesta.
Un punto fundamental del gobierno de Maximiliano fue su política indigenista, así la denominó el historiador Luis González y González. Para él y Carlota, el pasado glorioso del México prehispánico era equiparable con las antiguas Grecia o Roma, por lo cual consideraban que los indígenas contemporáneos eran los herederos legítimos de los indígenas prehispánicos y no sentían desprecio por el indio vivo, glorificando sólo al indio muerto. Su proyecto político buscaba que los indígenas se sintieran tan ciudadanos como el resto de los mexicanos y dejaran de ser marginados, maltratados, discriminados y empobrecidos.
Una prueba de este deseo auténtico de integración indígena fue que los decretos que Maximiliano consideró importantes para este segmento de la población los publicó en náhuatl, algo excepcional para los gobiernos nacionales del siglo XIX, es decir existía una voluntad de facilitar la incorporación de estos actores históricos a la vida política nacional.
Opinó la conferenciante que el título de monarca ciudadano es particularmente atinado para Maximiliano, porque remite a Luis Felipe, este rey ciudadano de Francia que tenía una visión de la monarquía mucho más cercana a la verdad: una forma de gobierno entre muchas… y no es un regreso al pasado colonial, sino una manera de acceder a la modernidad a través de la construcción de un Estado de leyes en el cual los hombres son todos iguales.
Estas son las nuevas interpretaciones que nos ha dado la historia reciente sobre Maximiliano, o más correctamente, sobre el segundo imperio, concluyó la doctora Erika Pani.
El ciclo de conferencias se prolongará cada lunes hasta el 21 de noviembre e incluirá otros temas igualmente debatibles, como el encuentro de dos mundos, los buenos y los malos de la historia, conservadores contra liberales, los mitos de Quetzalcóatl, Pancho Villa y José Vasconcelos, y cómo explicar la longevidad de la Constitución de 1917.

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