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PRI estatal, estratégico para grupos

PRI estatal, estratégico para grupos
Periodismo
Junio 29, 2016 09:09 hrs.
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Noé Mondragón Norato › guerrerohabla.com

Al cumplirse ayer martes 21 años de la masacre de Aguas Blancas, el saldo político para el grupo político del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, sigue siendo favorable. Porque tiene bajo control político las alcaldías de Iguala, con Esteban Albarrán Mendoza; de Taxco, con Omar Jalil Flores Majul; de Huitzuco, con José Luis Ávila López; y de Tepecoacuilco, con Julio Alberto Galarza Castro, sobrino del ex edil panista pero figueroísta puro, Antonio Galarza Zavaleta. Y aunque por el momento tiene fuera de la rueda del poder a su vástago, Rubén Figueroa Smutny, pudo empujar al Congreso local, a su principal operador político: Héctor Vicario Castrejón. La elección de julio de 2018 parece sin embargo, complicada para su grupo. Por varios factores.
FIGUEROA: SOBREVIVENCIA.- La pelea por el gobierno estatal para la elección de 2021, entra por Acapulco. Por ahí se abrirán justamente, varias circunstancias políticas adversas para Figueroa y su grupo: 1.- En la disputa por la alcaldía porteña aparecen tres adversarios políticos concretos: el ex gobernador Ángel Aguirre, quien busca colocar como candidato a la alcaldía a su hijo, Ángel Aguirre Herrera; el todavía secretario general del CEN del PRI, Manuel Añorve Baños, quien intentará empujar a su esposa, la actual diputada federal, Julieta Fernández Márquez; y el actual edil perredista, Evodio Velázquez Aguirre, quien intentaría reelegirse si no se le da la candidatura al Senado de la república. 2.- Para Figueroa, el escenario más cómodo es que Evodio se vaya como candidato perredista al Senado. Porque si se recuerda bien, fue este grupo priísta quien apoyó al actual edil del sol azteca, en su pretensión de ser alcalde. Y como eventual candidato al Senado, pondría al servicio de Rubén Figueroa Smutny, –en su condición de eventual candidato tricolor a la alcaldía- la estructura del voto perredista, en claro pago de favores políticos. 3.- El otro escenario deseable para el figueroísmo, es que el ex edil Manuel Añorve Baños, no arribe como dirigente estatal del PRI en agosto próximo. Porque eso le cerraría la puerta a Figueroa Smutny, para convertirse en candidato del PRI por la alcaldía de Acapulco, dadas las añejas rivalidades políticas entre este último personaje y el propio Añorve. Y un personaje ligado al ex gobernador René Juárez Cisneros, también le abonaría a la discordia interna, dados los distanciamientos políticos con el grupo de Figueroa. Pero sobre todo, porque intentaría imponer por segunda ocasión como candidato a la alcaldía acapulqueña –así como lo hizo con Ernesto Rodríguez Escalona, cuando fue gobernador-, al galeno Marco Antonio Terán Porcayo. Un dirigente estatal tricolor neutro como el ex edil capitalino, Mario Moreno Arcos, ayudaría sustancialmente no solo a evitar el cobro de facturas entre el añorvismo y el figueroísmo, sino a darle certeza y certidumbre a la ofertada ’unidad priísta’. 4.- El grupo del ex gobernador Ángel Aguirre, intentaría por su parte no solo adueñarse de ciertas decisiones al interior de las tribus perredistas, sino tender una alianza política coyuntural con el propietario del partido Movimiento Ciudadano (MC), Luis Walton Aburto. Y esto significaría dejar fuera de toda posibilidad por disputar dicha comuna, al actual diputado local y coordinador de la bancada legislativa del MC en el Congreso local, Ricardo Mejía Berdeja. En este escenario, el choque de trenes político entre los grupos de Aguirre, Figueroa y Añorve, sería inevitable. Y será uno de los tres el que al final se quede con esa alcaldía estratégica para la elección de gobernador de 2021. La coyuntura de 2017 será decisiva al respecto. Y la renovación de la dirigencia estatal del PRI es la primera prueba política de todo lo anterior. Figueroa y Añorve volverán a encontrarse. Las cartas ya están echadas.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El ridículo y la desolación fueron lo que marcaron la marcha perredista del pasado domingo en apoyo a los maestros disidentes de la Ceteg. Porque al dirigente estatal de ese partido, Celestino Cesáreo Guzmán, no lo arropó ningún dirigente de la vieja guardia. Tampoco los modernos mecenas de la izquierda que vendieron su voto a favor de las Reformas estructurales de Peña Nieto. Celestino cabalgó solo. Su rostro desencajado lo dijo todo.


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