Pueblo de Coyotes, otro encanto de Huajuapan de León


Dentro de los tesoros que guarda la Mixteca habrá que hacerle espacio a Pueblos que cautivan. Asunción Cuyotepeji es de esos. Este relato es cortesía de Antelmo Santos.

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Pueblo de Coyotes, otro encanto de Huajuapan de León

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Marzo 13, 2018 22:36 hrs.
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Antelmo Santos/texto tomado de Pueblos de la Mixteca › Mixteca News

Asunción Cuyotepeji se localiza al noroeste del Estado de Oaxaca, a 21 kilómetros de la carretera Huajuapan-Tehuacán. Aproximadamente, a 1735 metros sobre el nivel del mar. Su clima templado y húmedo lo dice todo.

Dependiendo de la temporada, en la comunidad se pueden conseguir pitayas, xoconoxtles, aguacates, guayabas, mezcal, incluso pulque.

Hay tiendas de abarrotes y cocinas económicas donde puede disfrutar los platillos típicos como el mole y esquimole.

En la misma comunidad puede usted recibir el servicio de un médico, una dentista, un arquitecto, un abogado, un músico, una banda, un taxista, o comprar los materiales para la construcción de su casa. Ni se diga de carnes y chicharrones de puerco.

Emilio Oropeza Osorio, mecánico de Campillo 37, en la Colonia Alta Vista de Juárez, en Huajuapan, asegura que dentro de la belleza natural, a Cuyo lo distingue el nacimiento del Río Mixteco y barrancas, sus llanos, laderas y montes, como el Cerro Coyote, Cerro del Hígado, Cerro del Alacrán, Cerro del Caballito y Cerro Bendito.

Sitios interesantes como la Peña Encimada, que temblores y terremotos no han podido moverla de su lugar. Pero la Peña que se mueve todo el tiempo es la que se encuentra a un costado de la barranca de Sa´a Kuiti o ’pie corto’, y que, pese a sus cuatro toneladas, puede moverla una sola persona, incluso un niño.

LA FIESTA PATRONAL.

En 1940 hubo una separación entre el PRI y el PAN de Cuyotepeji. Los del PAN se fueron con lo religioso y los del PRI con lo profano. Hoy el pueblo se mantiene unido y sólo en las votaciones se divide un poco, pero cuando llega la fiesta patronal todas las diferencias se acaban. La fiesta empieza desde el seis de agosto, con la Coronación de la nueva Reina. A partir del siete inician los gremios de comerciantes, ganaderos de oriente y poniente, paisanos radicados en Estados Unidos y los taxistas que toman el 12 por ser el Día del Taxista.

El 13 de agosto le corresponde a la Mayordomía del Señor del Veneno. El 14 al Señor de la Preciosa Sangre de Cristo. El 15 a los mayordomos de la Virgen de la Asunción, donde los invitados especiales son los hermanos de Santa María Copa. El 16 de agosto le corresponde al Santísimo, cuyo mayordomo de este año fue Guadalupe Reyes Mota. Hoy en día a los mayordomos les tocan los gastos de la comida, la bebida y de las actividades religiosas. Unos doscientos mil pesos más o menos, pero el gasto más fuerte lo lleva la autoridad, dice el maestro Alejandro Olivares.

UN BOXEADOR DE CUYO

Entre 1970 y 1973, Celerino Leal ganó diez de catorce peleas como aficionado, en la ciudad de México. Llegó al boxeo para saber defenderse y terminó peleando en los torneos de El Heraldo, Los Barrios, etc. Y es que en ese tiempo había mucho impulso al boxeo, muchas facilidades. La delegación pagaba las instalaciones y el entrenador. ’Nosotros sólo teníamos que ser constantes y disciplinados. Pero no siempre se tiene la vocación y lo dejé’.


Afortunadamente, esa pequeña incursión le permitió conocer personalmente a boxeadores como Gustavo Martínez, de la ciudad de Oaxaca, y quien llegó a ser campeón nacional de peso welter; al tepiteño Jalimi Gutiérrez y Romeo Anaya de la Romero Rubio; a Manuel Mendoza, de Toluca, un peso gallo muy bueno. Entre otros.

Dice que desde niño, casi no se perdía las peleas de box que transmitían por la radio, en la década de los sesentas. Recuerda la del más grande, Cassius Clay contra Herny Terrel en Houston, Texas, un boxeador norteamericano muy veloz, a pesar de su peso. Un fenómeno tanto en el ring como en la vida pública. Se negó a combatir en Vietnam, como dice el escritor Saúl Toledo Ramos, ’arguyendo que no tenía por qué ir a enfrentar a personas que no conocía y que nunca le habían hecho nada’.

Cuando Celerino llegó a la ciudad de México tampoco se perdió una sola de las peleas a que tuvo oportunidad. Recuerda la de Rubén Olivares contra Rafael Herrera, en Cuatro Caminos; la de Mantequilla Nápoles contra Ricardo Arredondo, en la arena México. Y así sucesivamente. En ese entonces ’El Púas’, Rubén Olivares, estaba de moda, su entrenador era el Cuyo Hernández y su técnico el Chilero Carrillo, famosos todos ellos. Pues ahí en el Gimnasio Jordán que estaba en Arcos de Belén, esquina con San Juan de Letrán, y que ahora es el Eje Central, ahí fue donde vio también a uno de los escritores más pedantes y admirados de México: Ricardo Garibay, el Güero Garibay, quien escribió: ’Las Glorias del Púas’, ’Cómo se gana la vida’, ’Beber un Cáliz’ y 30 más.

Cuenta Celerino que en la otra esquina estaba el Hotel Virreyes, donde llegaban a hospedarse la mayoría de los boxeadores extranjeros de entonces. Además, junto a San Juan de Letrán había una tienda de ’Cleto Reyes’, una marca de guantes que preferían los mánagers más famosos del mundo y que también se produjeron en la Fidepal de Huajuapan, con la asesoría del mismo Cleto Reyes, quien, ya entrado en años (el condenado), todavía enamoró a una chica de la Mixteca y se casó con ella.

Soñaba Celerino con ganar una pelea que le diera los cien mil dólares que ganaban entonces, pero lo que gané no me alcanzó ni para los dientes, dice riendo. Además, hubiera causado mucha lástima si hubiera terminado como Mantequilla Nápoles, en silla de ruedas y pidiendo limosna, o como Carlos Zárate, a quien encontraron viviendo con ’teporochos’, en el mercado de la Merced. No es excusa ni consuelo, pero los que ganaron tantísimo dinero terminaron en la calle.

ZEFERINO, MÚSICO Y CAMPESINO

Aunque sabe raspar el maguey de pulque, a Zeferino Solano Solano le gusta más tocar la guitarra u otro instrumento musical. Su padre, Andrés Solano, le compró una guitarra que, sin maestro, aprendió a tocar. A partir de ahí ejecutó el banjio, la mandolina, el acordeón, teclado y órgano, entre otros. En la década de los sesentas formó la Orquesta Hermanos Solano, la cual duró unos 30 años. Entre su repertorio tenían valses, pasos dobles y boleros. Tocaban misas, bodas y cumpleaños. En 1967 se incorporó a la Orquesta Teodoro Vargas, en la ciudad de México, y en 1970 a la Marimba de don Antonio Salas.

Hijo de Jovita Solano Ramírez, nació en 1934, y se casó con Fidelfa Cruz Martínez. Su abuelo paterno, de Rancho Horcones, se apellidaba Vázquez, pero como emigró a Rancho Solano, alguien le puso ese apellido cuando llegó a Cuyotepeji. No tuvo maestro de música, pero reconoce a Ismael González Santos de San Jerónimo Silacayoapilla, quien fue maestro de la Escuela Primaria Particular de Cuyo, durante seis años.
Uno de los primero sacerdotes que lo contrataron fue el padre Carlos Maldonado. Después el padre Jerónimo Vera Velasco, a la muerte de su cantor don Porfirio González, lo nombró cantor del templo de Jesús María. El padre José Martínez le dio las gracias, pero los feligreses lo volvieron a contratar y ahí sigue.

La mayor parte de su vida la ha dedicado al campo. Y aunque es uno de los productores de pulque y pitayas, lo que más le apasiona es la música y el canto. Se nota.

PRODUCCIÓN DE MEZCAL Y PULQUE

Junto con Nancy Montaño, de la ciudad de México, y el maestro mezcalero Cristino Reyes, Jesús Cruz se aventuró a producir mezcal, el cual sirvió de base para otra bebida preparada con giotiya y pitaya. Los visitantes de la Feria Huajuapan 2016, dieron cuenta de ello. Durante la entrevista que realizamos a Jesús, en días recientes y a la orilla del río, mientras cortaba una piel de res que serviría como olla de fermentación, nos platicó detalles de cómo recorrió este difícil camino de la producción y la venta. Un reto al que se enfrentan quienes producen algo y donde generalmente fracasan, porque no es fácil la comercialización. Su convivencia con japoneses lo ha hecho un hombre de empresa y de valores como la honestidad, trabajo y disciplina.

Para producir mezcal se necesitan unas 350 piñas de maguey espadilla o papalomé. Un horno para cocerlas de tres o cuatro metros de profundidad y dos y medio de diámetro, piedra de lumbre, ’ollas’ de cuero para la fermentación, ollas de barro para cocimiento, suficiente leña seca, pero más verde, preferentemente de encino o tepehuaje, conocimientos, experiencia, ganas y vocación.

Una vez cocidas las piñas, procedimiento que dura de tres a cuatro días, se machacan y se colocan en las ollas de cuero para su fermentación, la cual puede durar un promedio de siete días. Lograda la fermentación, o transformación del azúcar en alcohol, se le coloca un poco de ceniza para regular la acidez. Posteriormente se coloca en ollas de barro para su cocimiento. La destilación es el proceso de vaporización y enfriamiento que hace la producción del mezcal.


Las ’puntas’ son grados muy elevados al promedio que va de 38 a 55; las ’colas’, como son menores a la media, se juntan con las puntas para equilibrarlos. El mezcal que ellos comercializan, de 40 grados, y el preparado de pitaya y giotiya, se vende en Cuyo y en la ciudad de México.


’DE LA BOCA ME SALIO UN GUSANO DE COLORES’

Cuenta el maestro Alejandro Olivares que en Cuyo hay lugares ’pesados’. Un día, siendo joven, fue a la Cañada del Hígado a traer leña. Cuando bajo a tomar agua se dio cuenta que había chirimoyas y pensó en llevárselas, pero debajo de un chirimoyo salió una culebra verde a la que quiso matar, pero ni un piedrazo pudo darle. Después de ese momento le empezó a doler el brazo. Cuando llegó a la casa su mamá lo llamó a almorzar. Cuando se echó el primer bocado, sintió algo raro y ’de la boca me salió un gusano de colores’. Eran frijoles martajados. Cuando le dijo a su mamá lo del gusano, le respondió que estaba loco, porque cómo iba a caer en la comida un gusano, si todo el tiempo había estado tapada. Por otra parte, como el dolor del brazo no cedía, se fue a ver a una tía que curaba de aire, quien le aplicó siete machos y le sugirió que no fuera más al Cerro del Hígado, porque era peligroso.
Otra leyenda es la que se cuenta de la curva que está delante de Cuyotepeji, cerca de una gruta dedicada a la Virgen de Fátima, la cual se colocó para contrarrestar una serie de accidentes que han ocurrido allí. Supuestamente, ese es un sitio donde ’El Cerro’ no dejaba construir la carretera, que se pavimentó entre 1964 y 65, hasta que el ingeniero de turno se comprometiera con ’unas almas’. En ese lugar dice que se volcó el padre Sóstenes Ramírez Torralba, cuando era párroco de Miltepec, pero no le pasó nada. Pero no es el único. Ahí se han volcado camiones de cemento, de naranjas y, sin lugar a dudas, es un sitio pesado.

EL SERVICIO DE TRANSPORTE PARA CUYO

Hoy en día es muy fácil ir a Cuyotepeji. Desde Huajuapan se puede tomar la línea de Autobuses Unidos (AU), las suburbans de Nuyoó o las que están sobre la Carretera 2 de Abril y Carranza; también se pueden tomar los taxis y camionetas colectivas que hay en el Mercado Zaragoza. Como el pueblo está sobre la carretera a Tehuacán, casi cualquier coche que pase por ese sitio lo puede llevar. Si mucho 30 minutos.

Se acabaron las angustias de cuando sólo pasaban dos autobuses al día. Una línea era la Flecha Roja. Después llegó don Antonio Rivera con sus Fletes y Pasajes. Nunca se nos olvidarán los gritos de los ’macheteros’, anunciando la salida: ¡Cuyo, Cuyo, Camotlán! Después empezaron a pasar los taxis de Tequixtepec, Yolotepec, y finalmente las concesiones que se otorgaron en la década de los ochentas, siendo Pedro Díaz Gil, uno de los fundadores de este servicio. En la actualidad preside el gremio Máximo Aristeo Solano Flores.

Pero entre los taxistas hay personas con cualidades artísticas. Benjamín Villanueva Solano cuenta que en el año 2012 se realizó una semana cultural, con actividades de música con banda, se presentaron grupos de trova, manualidades y una exposición de fotografía. A invitación del profesor Lauro Solano, del comisariado de Bienes Comunales, él expuso 22 cuadros con fotos del pueblo. Esas fotografías hablaban de paisajes y lugares emblemáticos del pueblo: la Piedra Encimada, la Peña Movible, la Ciénega, el Bendito y otras. Benjamín tiene en su casa esta colección que puede ser visitada por los peregrinos de Santa María Coapa y las personas que desean conocerlas.

LA DANZA DE VIEJOS YUKU ÑAÑA

Hace años que los jóvenes tenían pláticas con Neftalí Peralta Rojas, hijo del profesor Ángel Peralta, hasta que lograron iniciar la Danza de los Viejos de Cuyotepeji. Cuatro danzantes, encabezados por el pintor, quien iba acompañado de Juan Antonio Mota Rojas, Hugo Guerrero Flores e Ignacio Cruz Peralta, portaban un atuendo consistente en ropa de manta, guaraches de correa blanca, una máscara de madera y sombreros grandes, como de Tecuanis. La intención es crear una danza propia, que distinga a los de Cuyotepeji.

Tal vez podrían agregar a mujeres con rebozos y un candil en la mano, representando a las mujeres que caminaban por la noche con su candil de petróleo para iluminarse y los muchachos les hacían maldad apagándolos con un soplo.

Como se trata de un espectáculo de danza y teatro, los artistas de Cuyotepeji podrían reunirse con el maestro Andrés Cruz Hernández, también paisano suyo, quien ha sido maestro de la Casa de la Cultura de Huajuapan, del Seminario Conciliar de San Rafael Arcángel, de la comunidad de San Sebastián Mártir en Tezoatlán de Segura y Luna, y ganador de diversos concursos regionales de teatro en el Colegio de Bachilleres. No queremos que les pase lo que a la Danza del Capisayo, en Huajuapan, que no prosperó.
Son tantas las historias orales de Cuyotepeji que un libro sería insuficiente. Además, como existen versiones distintas, y algunas encontradas, siempre van a existir diferencias y rechazo.


En 2008, Juan Carlos Peralta Hernández, con apoyo de PACMIC, publicó un libro de historia: Cuyotepeji, y algunas personas manifestaron su desacuerdo con algunos contenidos y el empastado. Se trata de un libro de historia, hecho bajo la supervisión de escritores de Oaxaca, como Jorge Pech Casanova, que aborda desde la prehistoria, la Colonia y el Siglo XX. En la portada trae una imagen del Códice Egerton, cuyo origen, según Marteen Jansen, viene de Cuyotepeji, aunque a la fecha no se ha demostrado esto.

Hacer un libro implica un gran esfuerzo, tiempo, recursos y, nada más por eso, vale la pena que los pobladores de Cuyo lo lean. Encontrarán detalles como los siguientes: ’El día seis de mayo de 1826, Cuyotepeji fue reconocido como Pueblo. Coyotepexitl puede traducirse como la Peña del Coyote. En la página 80 se encuentra una historia de horror: ’El que celebró misa con un muerto’, y que ahora sabemos se trata de don Ildefonso Cruz, antiguo sacristán del pueblo, que sobrevivió a tal experiencia.

COLOFÓN

La fiesta, además de ser una expresión de fe y devoción, también es el momento en que la gente se desahoga, compite, gana o pierde, grita, llora, pelea, se reconcilia, se arrepiente o se enamora.













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