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Represión a víctimas de represión

Represión a víctimas de represión
Política
Abril 26, 2017 10:22 hrs.
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José García Sánchez › diarioalmomento.com

El uso de la fuerza en tiempos electorales se convierte en una especie de boomerang que suele estrellarse en la mano que lo lanza.
La conciencia política de los mexicanos no surge de la preparación de los integrantes de la sociedad ni de su instrucción académica como seres políticos sino del conocimiento de los excesos de sus gobernantes.
Es decir, la conciencia política en México surge como rechazo a lo que ocurre en el gobierno, como resistencia al poder, pero no como acción contra las disposiciones de un grupo de personas a las que habría que detener en su avance sino en una actitud pasiva que tiene como máxima expresión la toma de las calles.
Esta expresión de inconformidad de protestar en las calles si bien está autorizada por la Constitución no está permitida en la realidad en México. Los medios tienen la instrucción de dar cuenta de las marchas callejeras como simples obstáculos al tránsito vehicular, nunca dan a conocer las causas de su manifestación ni el motivo de su protesta.
Así, los mexicanos tienen dos formas de protestar, la primera activa, con marcas sobre las diferentes disposiciones de gobierno; y, la otra, el voto. En la primera expresan de manera activa y pública su inconformidad, en la segunda de manera secreta e individual.
Quienes se atreven a salir a las calles muestran mayor indignación o tienen cercanía directa con el problema por el que se protesta. La emisión del voto es, casi una actitud de inercia social, pero poco tiene de conciencia política. Sin embargo, en México, es el arma más importante para transformar lo que debe cambiarse.
Así, las calles en México cuenta con diferentes marchas, algunas de ellas de auténtica inconformidad social, otras manipuladas, otras donde se paga a los manifestantes. Es decir, las motivaciones de las marchas callejeras son diversas y tienen diferentes motivaciones.
Una de las marchas más legítimas y honestas, que movieron en su momento la indignación de la gran mayoría de los mexicanos, fue la desaparición de 43 estudiantes de la normal isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero.
Reclamo de justicia que no ha tenido avance luego, con procuradores cansados, investigaciones inexistentes o amañadas, de que los expertos fueron despedidos de México más la fuerza que por convicción y que trata de ser tapada con distractores que van desde la magnificación del fenómeno Trump hasta el destino del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte.
Sin duda se trata de un reclamo social digno y legítimo que no ha podido resolver ninguna de las instancias que tienen la obligación, de hacerlo. En este sentido los padres de los estudiantes desaparecidos siguen exigiendo justicia, pero sobre todo, encontrarlos.
En ese intento, una marcha que intentaba llegar a la Secretaría de Gobernación, encargada de crear los equilibrios, fue rechazada por la Policía Federal con gases lacrimógenos, medida que es poco usual en el proceso creciente de represión policiaca en nuestro país, lo que quiere decir que, a pesar de todo se incrementará la violación dela integridad de los mexicanos inconformes.
Tania Reneaum, directora ejecutiva de Amnistía Internacional México, reprobó el uso excesivo de la fuerza utilizada por elementos de la Policía Federal para dispersar a los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, mientras se manifestaban afuera de la Secretaría de Gobernación.
’El gobierno de México debe recordar que es ilícito usar formas de control que, como los gases y otras sustancias químicas irritantes, afecten a personas que no tienen que ver con la manifestación o que participando de ella no hacen uso de la violencia’, apuntó.
El uso de la fuerza es una violación de los estándares internacionales de derechos, sin embargo, antes de dar acceso al titular de la Segob, la Policía Federal que es una de las corporaciones policiacas que pertenecen a la misma secretaría arremetieron violentamente contra los manifestantes.
Esta reacción violenta sorprende en la percepción de los mexicanos sobre todo porque uno de los aspirantes del PRI a la candidatura por la Presidencia de la República, Miguel Ángel Osorio Chong, es a quien los padres de los estudiantes buscaban para dialogar, y es, al mismo tiempo, el jefe de la Policía Federal que reprimió violentamente a los manifestantes que exigían hablar con él.

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