Respetar la educación

La reforma educativa muestra su verdadero rostro. La necesidad de adelgazar la nómina del magisterio, de dividir al gremio y de amedrentar con la pérdida de trabajo a los maestros está resultando un éxito para el gobierno federal.
La unidad del gremio más grande de América Latina representaba un riesgo para un gobierno endeble, con poco apoyo social y raquítica diferencia electoral.
La falta de respeto a los maestros, sobre todo a quienes se inconforman con las disposiciones del gobierno que no incluyen a los más pobres, originó que los maestros Genaro Vázquez y Lucio Cabañas encabezaran movimientos guerrilleros que pudieron desestabilizar una parte del estado de Guerrero, uno de los más pobres del país.
La Revolución Mexicana fue concluida por decreto. El país vive una paz de decreto y una violencia inexistente por decreto. Esto quiere decir que las revueltas no se han detenido en la realidad. No hay consenso que pueda determinar que la paz social impera en México.
Al contrario, las disposiciones de los diferentes gobiernos se convierten en la mayor causa de inconformidad, muchas veces violenta contra el mandato injusto del gobierno.
Dentro de estas disposiciones está la reforma educativa, imposición de las cúpulas partidistas por invitación del ejecutivo Federal e inspirada en los escritorios de la OCDE.
La misión está definida tan claramente que impide ver a quienes imponen la reforma educativa que la solución a los problemas está en otro lado y por otro camino, con otra actitud y con más estudio de nuestra realidad.
El secretario de Educación con la ignorancia supina que le caracteriza tiene en la declaración propia, la respuesta a sus reclamos y no se da cuenta, al decir que aproximadamente 2 mil maestros que están a punto de ser cesados en los estados de Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Guerrero.
Es decir, los estados más pobre del país, donde la atención del gobierno no existe y la disidencia puede remontar no sólo a partir de la reforma educativa sino de la injusticia social que impera en esa región.
Para hacer más evidente su miopía señala que alrededor de mil 200 maestros despedidos en el caso de Oaxaca, "y estamos hablando de 500 en el caso de Chiapas; 80 en el caso de Michoacán, y más o menos 20 en el caso de Guerrero".
La pobreza genera esa inconformidad y al mismo tiempo exige respeto a la manera en que se enseña en sus espacios los niños para que sobrevivan a una situación adversa.
Si esto exige de una evaluación urbana, convencional, oficialista, mediocre y rutinaria, pues entonces que primero acaben con la pobreza y luego intenten evaluar con los mismos métodos y esquemas a la totalidad de los maestros.
Pero la gran diferencia entre los mexicanos son los grados de pobreza existente, que lejos de dividirlos, como desearía el gobierno, los une, los cohesiona, los organiza.
Es la agresión del gobierno la que impulsa la violencia social. No se arman y organizan las guerrillas por vocación de muerte o por ocio.
Así, las provocaciones de Nuño son incalificables tales como ’…estos maestros ya están proceso de ser despedidos y ya están siendo notificados’.
Sobre los diálogos y las mesas de negociación aseveró: "Son diálogos regionales, es decir, las mesas están en los estados y así es en los estados en el caso de Michoacán y así están empezando hacer en el caso de Oaxaca que son los dos estados en donde se tienen mesas formales y en el caso de Guerrero también se está avanzando en un diálogo pero no con una mesa formal".
La solución esquemática, la que se aprende en las escuelas extranjeras y terminan por imitar las universidades privadas en México, consideran que el mismo método para transformar la realidad de una escuela urbana sirve para un cambio en una escuela rural. No se explican por qué puede o debe ser diferente la educación en el campo y en la ciudad.
Prueba de ello es el contenido de los exámenes de evaluación a los profesores que es la esencia de la reforma educativa.
La reforma educativa es, en términos reales, la necesidad de dividir al gremio más grande del país, enfrentar a unos profesores contra otros, por una ocurrencia surgida en la OCDE y, sobre todo criminalizar una actividad que debe ser más respetada en honor no sólo a la verdad sino a la propia educación.