Revolución política y delictiva

Hay cuando menos dos lecturas derivadas del aniversario 106 del inicio de la Revolución Mexicana: un incremento agudo de la espiral violenta en ciertas regiones de la entidad. Y los acercamientos políticos entre algunos miembros perredistas con el gobernador Héctor Astudillo, ’por el bien de Guerrero y Acapulco’. Basta con ubicar los escenarios para entender que, en cierto modo, la actual administración estatal intenta asegurar la estabilidad política, pero sin poder frenar el estado de ingobernabilidad atribuible a la operación de la delincuencia organizada, por el que atraviesa toda la entidad. La radiografía es elocuente.
POLÍTICA Y DELINCUENCIA.- Hay cuando menos dos eventos que perturbaron la efímera paz de unos cuantos días en la entidad. Y otro político que mandó señales de cooptación hacia la oposición: 1.- En el municipio de Teloloapan, aparecieron desmembrados el pasado domingo, los cuerpos de los tres herreros que fueron levantados en la comunidad de Totoltepec el pasado viernes 4 de noviembre, por integrantes del grupo delictivo La Familia Michoacana. Por este episodio, la Policía Comunitaria Tecampanera se trasladó el lunes 7 al municipio de Arcelia, pero los de La Familia no los dejaron llegar. Les tendieron una emboscada entre las comunidades de Los Brasiles y Almoloya. Hubo dos muertos. A ese hecho se sumó el extraño comportamiento del edil priísta de Arcelia, Adolfo Torales Catalán, quien cerró los accesos a dicho municipio con transportistas y comerciantes el fin de ’protegerlo’ de los comunitarios. Los tecampaneros se regresaron a Teloloapan. Y cerraron la vía Iguala-Cd. Altamirano, en presión por esos hechos. Tras casi 48 horas de bloqueo, llegaron a un acuerdo con el gobierno estatal. Entre los puntos que demandaron fue investigar justamente, al edil priísta arcelense, dar con los tres herreros secuestrados, y actuar contra el grupo delictivo La Familia Michoacana. Pero el domingo, estos últimos dieron la respuesta: desmembraron a los tres herreros y tiraron sus restos cerca de Teloloapan. Y con ello, se advierte una radicalización de los escenarios en aquella región. Es decir, el incremento inevitable de la violencia. 2.- En el municipio de Tixtla, la noche del mismo domingo 20, aparecieron ocho cuerpos desmembrados en el entronque que comunica a Tixtla con el municipio de Atliaca. Es como si los grupos criminales se hubiesen puesto de acuerdo para cerrar filas en la coyuntura. Porque en Acapulco también asesinaron a dos marinos. Y en Iguala a un policía ministerial y a una mujer. Si se mira bien, los grupos delictivos permanecieron en calma toda la semana anterior. Como si esperaran deliberadamente, los cambios en el gabinete estatal prometidos por el gobernador Héctor Astudillo. Y al no darse, optaron por seguir con su cauda sangrienta. 3.- En Acapulco, ocurrió un evento político que no pudo pasar desapercibido: los diputados locales perredistas Sebastián de la Rosa Peláez de Coduc NI, y Ernesto González Pérez del GG, se acercaron al gobernador Astudillo. Y lo hicieron de acuerdo a su dicho ’por Guerrero y por Acapulco’. Pero ese hecho permite entender otros que se han dado en los últimos días. Como los ataques sistemáticos de David Jiménez Rumbo –propietario de la tribu GG- contra el ex gobernador perredista Ángel Aguirre Rivero, apenas sacó la cabeza mediáticamente. Y el reconocimiento del diputado De la Rosa Peláez, al trabajo político del gobernador Héctor Astudillo, en la coyuntura de su Primer Informe de Gobierno. En contraparte, el reclamo ha sido tibio por parte del dirigente estatal del PRD, Celestino Cesáreo Guzmán, quien los impele a conducirse como ’oposición’ en Guerrero. Pero De la Rosa y González Pérez ya están desatados. Como el mítico personaje del corrido posrevolucionario, Gabino Barrera, ’no entienden razones’. Y por ese lado podría comenzar a gestarse la debacle perredista de julio de 2018. Política y delincuencia dominan el escenario estatal.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Quien está desesperado por no tener recursos para el pago de los aguinaldos, es el edil capitalino Marco Antonio Leyva Mena. Trasciende que, en esa liberación de recursos o su eventual retención, podría estar escondida la clave de su renuncia a la alcaldía. O su permanencia a regañadientes. Con todo y el alto costo político que el PRI deberá pagar por sostenerlo con todas sus limitaciones e incompetencias.