Sin olvidar la tragedia

La verdadera tragedia y el nuevo terremoto del día 19 de septiembre es que el dólar cuesta 20 pesos con 19 centavos y va para más…
Creo que cuando uno ha tenido experiencias de vida y de muerte aprende a valorar muchas cosas en la vida, el estar en un momento pendientes de una manifestación y creer que nuestros compañeros habían logrado una extraordinaria relación y acuerdo en la casa del Rector el día 31 de septiembre y 1 de Octubre con los enviados del presidente Díaz Ordaz, después de las reuniones complejas llevadas a cabo para definir los puntos del acuerdo y del inicio de las pláticas conciliatorias para que se asumiera con los representantes presidenciales el inicio de la solución al conflicto del movimiento estudiantil de 1968, creo que nos dejaron varios momentos, en primer lugar, nos dieron la certeza que nada es cierto hasta que es cierto, comprobado, de que lo que se acuerda en las reuniones se realiza en las negociaciones, así, a pesar de que en esas pláticas entre los representantes estudiantiles y los representantes de Díaz Ordaz: Jorge de la vega Domínguez y Andrés Caso Lombardo, se había cordado que nos permitirían realizar el mitin el día 2 de Octubre en Tlatelolco para informar sobre los acuerdos que eran: se retornaba a las escuelas para permitir que se realizarán sin conflictos los juegos Olímpicos del 68, se iniciaban las pláticas con las comisiones para ver cada uno de los seis puntos del pliego petitorio, se determinaba por parte del CNH que no se realizaba la manifestación de Tlatelolco al casco de Santo Tomás, pero en cambio, el gobierno, tenía otros planes, al estar reunidos los representantes de las escuelas ante el CNH, se lanzaría una acción para detenernos a todos y llevarnos a la cárcel, se pretendía realizar un operativo que supuestamente no tendría violencia, pero ahora sabemos, después de las indagatorias y documentos que por ejemplo, se planeó la Operación Galeana y que en esta se previa que varios grupos del Estado Mayor Presidencial que acordó el presidente Díaz Ordaz y no comunicado a Marcelino García Barragán se apostarían en algunos departamentos de varios edificios para realizar una operación de ataque en contra de los manifestantes y en contra de los mismos soldados, de ahí la matanza y la represión violenta. En esto participaron las gentes de Luis Echeverría Álvarez y las del regente Corona del Rosal.
Estos eventos los iremos desglosando en varias colaboraciones, pero ahora que es 19 de septiembre, cuando escribo este artículo, que normalmente hago adelantando los escritos, me doy cuenta de que en el incierto nivel de vida todo viene a ser relativo y que de un momento al otro todo termina o todo se salva, así salvamos la vida en ese brutal ataque el Dos de Octubre, y también salvamos la vida el 19 de septiembre cuando nuestro edificio, viejo, de la colonia Condesa, resistía el embate del terremoto de 1985, cuando sentimos las sacudidas y bajamos corriendo acompañados de nuestra perra Motita y todavía vimos por la calle de Popocatépetl que se venían abajo varios edificios que estaban en la esquina con Insurgentes, de ahí, pudimos después organizarnos para ayudar en la tragedia y esto me llevó a recorrer varias calles de la colonia Roma y vimos cómo muchos hombres y mujeres estaban impactados o llorando la pérdida de sus seres queridos que de un momento al otro dejaron de existir, mientras ellos sacaban el carro o salían a la calle para asistir a sus labores, por eso, desde siempre, he pensado de que no podemos estarnos lamentando de cosas que no tienen importancia y que tenemos que vivir la vida a cada instante, amando a los que queremos y decirles que les amamos a cada momento y no estar con el remordimiento cuando ya se fueron o están perdidos. La vida se pierde en cualquier momento, la tragedia llega en cualquier instante, en la muerte, en la enfermedad, en un accidente, en una tragedia que provoque enfermedad o dolor en cualquier familia. Recuerdo que cuando empezaron los balazos en aquella tarde del Dos de Octubre y nos lanzaron al piso los asesinos del guante blanco, al lado de varios compañeros y compañeras estaba rompiendo y mascado varias notas y direcciones, cuando le daba a un joven que estaba a mi lado unos papeles, de pronto, al darle otra parte, este ya no respondió, estaba bañado en sangre y muerto… nadie podría saber quién sí y quién no en ese caos, pero la tragedia era cierta y la muerte realidad, lo mismo sucedió en el terremoto, algunos oaxaqueños quedaron atrapados en las ruinas de un hotel después de estar festejando el cumpleaños de uno de ellos y otros se salvaron inexplicablemente.
Recuerdo que en la calle de Guanajuato e Insurgentes al caer un edificio, encontré en la calle a un señor totalmente paralizado del dolor y por el impacto de la tragedia, después de varios minutos de atenderle, comenzó a llorar, llamando a su esposa y a sus hijos y comenzamos a tratar de retirar varios tabiques de la destrucción para ver si podíamos llegar a ellos, pero no, muchos otros se fueron sumando al intento y después de dos días se fueron rescatando los cuerpos de los niños y de su esposa, él me comentó que se adelantó para sacar el carro del garaje para esperar a sus seres queridos, porque se hacía tarde y que en eso estaban cuando llegó la tragedia… y él no se podía explicar la razón por la que salió antes y no esperó, como siempre, el salir todos juntos…. el dolor le agotaba y quería morir, pero ahí estaba con esa soledad y dolor que dejan las tragedias, con la pena de saber que no volverán a ver a sus seres queridos y que al paso del tiempo, sabemos, que se podrá mejorar un poco el dolor, pero no olvidar la tragedia, y así, a pesar de todo, tenemos que continuar en la vida… Caminando, porque de lo que estoy cierto es que hacemos camino al andar…hasta que la vida termina y se vuelve a renovar….