Solidaridad SMT con Roberto Álvarez

• Actitudes de intolerancia, asume MAL
• Solidaridad SMT con Roberto Álvarez
• La estulticia tiene un nombre, alcalde
José Francisco Ruiz Massieu, gobernador de Guerrero (1987-1993), advertía a la clase política y sus conspicuos seguidores la urgencia de tener la piel muy dura para no sentir urticaria al momento de ser criticados por los medios de comunicación. Y también hizo alusión al elefante, en eso de la piel gruesa y dura… y una cola pequeña para que no se la pise nadie.
Por supuesto que al presidente municipal Marco Antonio Leyva Mena ese tipo de consejas o recomendaciones no le interesan. Está visto él no vivió esa transformación de la política como una filosofía de servicio, de desprendimiento, de generosidad.
No. A Marco Leyva le interesan los silencios cómplices, disimulados. Tampoco le interesa la crítica, puesto que asume una posición intolerante, irreflexiva y bravucona. Es inflexible consigo mismo, al inclinar la cerviz incondicionalmente ante quien ostenta más poder que el suyo.
Pisotear o maltratar en público a quienes son de menor jerarquía a la suya es lo suyo. Es el tipo de políticos intolerantes, que sufren en su interior una lucha de personalidades múltiples que afloran ante cualquier provocación o sugerencia de que vive un trastorno severo.
Lo que escribió Roberto Álvarez Heredia en el muro de Piko Sariñana fue una bofetada al ego de MAL. Fue el recordatorio de su pésimo desempeño en materia de seguridad pública con un 94.4 por ciento de opiniones ciudadanas desfavorables, temerosas e indefensas.
Y es que MAL piensa que Roberto es un funcionario y, por lo mismo, está impedido de externar una crítica, por más bondadosa, cuidada y diplomática que sea. No. Es demencial que Marco Leyva le deje caer palabras de rencor a quien tiene el 94.4 por ciento de razón, de veracidad y de valentía para escribirlo con sus letras.
El pasado mes de noviembre del 2016 era un hecho anunciado su inminente relevo en la alcaldía de Chilpancingo. Marco Leyva representaba un fardo pesado de desaciertos, torpezas, pereza y ausencia de enfrentar las consecuencias de una capital congestionada de problemas. Puso su cara compungida, triste, alargada… de lástima. ¿Cómo que iba a ser sacrificado? ¿Por qué? Otro chance…
Entonces sucedió el milagro. La sonrisilla pícara, volvió a su faz. En privado hizo ajustes, reacomodos, pero todo volvió a lo mismo. El problema de Chilpancingo no son los servicios públicos, sino su alcalde. Y la misma bomba de tiempo en que se ha convertido su administración, amenaza hoy con estallar con mayores daños y pérdidas que en noviembre pasado.
La lectura política que Ruiz Massieu hubiera tenido en este desconcierto de ideas y acciones inconexas de gobierno municipal es única: defenestrar al alcalde y poner a quien garantice enmendar la plana con acciones de generosidad, desprendimiento y mucha política… más política.
Lo saben los dos expresidentes municipales que estuvieron al lado del último ideólogo que tuvo el PRI en el Siglo XX. Y tan lo saben que conocieron el talante muy quisquilloso de un gobernador que exigía resultados inmediatos, a la primera y no había MEDIAS TINTAS a sus instrucciones.
Ya no hay tiempo para perderlo en actitudes medrosas, pusilánimes o tolerantes ante quien hace alarde de intolerancia, soberbia y belicosidad verbal ante su infame comportamiento. La estulticia de Marco Leyva es un insulto a la enseñanza y sabiduría de quien preconizó la Nueva Política en este estado lleno de oprobio.
A Roberto, mi solidaridad y absoluta simpatía por su arrojo e integridad de guerrerense que antepuso su criterio y argumento, antes de caer en la autocensura o el complaciente silencio. La verdad se impondrá a las sandeces que falsamente MAL le recriminó sin razón ni justificación.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.