Y Chapingo se llenó de flores y canto y la voz de un hombre sabio: Miguel León Portilla


Dio muestra de una lucidez espléndida, por erudita y de sintaxis amena. ’Cada lengua es un tesoro, es la patria, te permite convivir con otros, todas las lenguas indígenas tienen un origen subyacente. Las palabras de las diversas regiones de México son poesía que nos sale al camino’.

Y Chapingo se llenó de flores y canto y la voz de un hombre sabio: Miguel León Portilla
Universitarias
Septiembre 27, 2016 15:26 hrs.
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Alex Sanciprián › todotexcoco.com

Texcoco, Edoméx.- Chapingo es la representación de un importante centro cultural por las personas que aquí estudian. Aquí se percibe el legado de los pueblos originarios. Estoy muy contento y agradecido por esta nueva, entrañable Cátedra que lleva mi nombre.

Así lo dejó establecido el doctor Miguel León Portilla, el distinguido humanista e historiador que habló precisamente alrededor de El legado de los pueblos originarios y la muy adversa situación de sus descendientes, durante la inauguración de la Cátedra que lleva su nombre, durante su disertación en el Auditorio Álvaro Carrillo de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh).

Y Chapingo se llenó de flor y de canto y de una ligera llovizna durante el mediodía del 27 de septiembre. Luego de recibir un saludo en zapoteco, tzotzil, trique, mixe y náhuatl, el doctor Miguel León, a sus 90 años, dio muestra de una lucidez espléndida, por erudita y de sintaxis amena.

El autor de la Visión de los Vencidos advirtió su pleno gozo de estar en Chapingo: ’Creo en este público, alguna vez fui joven como ustedes y lleno de inquietudes. Les hablaré de la relación que tiene fray Bernardino de Sahagún con el tema que nos ocupa.

Él fue un precursor de la antropología, aprendió náhuatl. A través de su legado es posible advertir cómo se establece un diálogo intercultural, cómo se rescata una cultura.

Miguel León Portilla, paradigma del hombre sabio, les dijo a los estudiantes y maestros reunidos en el Auditorio Álvaro Carrillo ’ustedes se dedican a algo muy importante también… a que el pueblo mexicano pueda comer, a que tenga sustento, los felicito por escoger esta carrera.

Más adelante, hizo hincapié en la tristeza que le provoca mirar que en México haya hambre siendo un país tan rico en recursos naturales. Sin embargo, recordó la trascendencia que implica el lenguaje.

’Cada lengua es un tesoro, es la patria, te permite convivir con otros, todas las lenguas indígenas tienen un origen subyacente. Las palabras de las diversas regiones de México son poesía que nos sale al camino’.

En otra parte de su Conferencia Magistral enalteció la importancia de la botánica y de la medicina tradicional.

Como se recordará, el doctor León Portilla (Ciudad de México, 22 de febrero de 1926) es un filósofo e historiador mexicano, principal experto en materia del pensamiento y la literatura náhuatl. Desde 1988 es investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, recibió la Medalla Belisario Domínguez en 1995, y desde el 23 de marzo de 1971 es miembro de El Colegio Nacional, institución para cuyo ingreso presentó la ponencia La historia y los historiadores en el México antiguo y fue recibido con discurso de Agustín Yáñez.

Su tesis doctoral, «La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes», escrita en 1956 bajo la orientación de un notable nahuatlato (hablante de náhuatl), el padre Ángel María Garibay. También logró reconocimiento a través de la traducción, interpretación y publicación de varias recopilaciones de obras en náhuatl. León-Portilla ha encabezado un movimiento para entender y revaluar la literatura náhuatl, no sólo de la era precolombina, sino también la actual, ya que el náhuatl sigue siendo la lengua materna de 1,5 millones de personas. Ha contribuido a establecer la educación bilingüe rural en México. En 1965 contrajo matrimonio con la lingüista y académica española Ascensión Hernández Triviño, a quien conoció un año antes durante el Congreso Internacional de Americanistas celebrado en Barcelona y Sevilla.

León-Portilla también ha contribuido a descubrir las obras de Fray Bernardino de Sahagún, fuente primaria sobre la civilización azteca, a quien polémicamente declaró primer antropólogo de los nahuas. Sahagún registró el conocimiento de los sabios nahuas (tlamatinimê) en lengua vernácula. A solicitud de las autoridades españolas, escribió en castellano una versión de dicho conocimiento en su Historia general de las cosas de la Nueva España, pero su obra original, el Códice Florentino, nunca se publicó. Antes de León-Portilla, el códice había sido traducido sólo una vez (al alemán), y aún esa versión era incompleta. En noviembre de 1998, la asociación Juchimanes de Plata, A.C. le otorgó el Premio Juchimán de Plata a través de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.

Como historiador, León-Portilla nos brinda una comprensión de la figura de Tlacaélel. Originalmente nombre turbio en algunas crónicas, hoy se ve a Tlacaélel como arquitecto del Imperio azteca. Su discípulo más destacado es el mexicano-francés Patrick Johansson K., autor de La palabra de los Aztecas.

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