Opinión

Y retornamos al sur del mundo

Y retornamos al sur  del mundo
Periodismo
Noviembre 25, 2016 20:04 hrs.
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Rodolfo Villarreal Ríos › guerrerohabla.com


Hace un año, simplemente pensamos en que habíamos tenido la oportunidad de conocer algunas ciudades de la República de Chile y que como tantos otros sitios que, afortunadamente hemos visitado, habría de pasar un largo tiempo para que retornáramos ahí. Sin embargo, exactamente doce meses después, de nueva cuenta andamos por estas tierras chilenas gratas en donde su gente nuevamente nos ofrece su amabilidad. En su capital, Santiago, nos calzamos unos zapatos cómodos y nos dimos a la tarea de recorrer sus calles y acudir a eventos que nos permitieron ver, escuchar e intercambiar opiniones, lo cual nos ofreció todo un mosaico de sentires, muchos de los cuales incluyen la perspectiva que tienen sobre nuestro país y como ven algunos de ellos nuestra relación en el futuro cercano con los EUA, mismos que les compartiremos desde estos lares al sur del mundo.
Nos trepamos en el trasporte subterráneo de la ciudad de Santiago y de entrada nos sorprendió la limpieza que impera en sus carros, nada de grafitis, restos de alimentos y/o refrescos ’adornando’ paredes o pisos. Al ingresar, hubo un acto de esos que ya no se observan con frecuencia y por ende lo relatamos. Una joven veinteañera guapa, quien iba sentada, amablemente nos ofreció cedernos su lugar. No vaya a creer, lector amable, que había caído rendida ante galanura inexistente alguna, Simplemente actuaba, seguramente movida por los valores que aprendió en su hogar, como respuesta al ver que nuestra testa, desde hace muchos ayeres, lucen cabellos blancos que recuerdan la acumulación de experiencia y pues con toda certeza aquella chamaca consideró, que dada nuestra proximidad a la tercera edad, aquello era una cortesía que debe correrse a toda persona en dicha etapa de la vida. Agradecimos aquel gesto de urbanidad y educación, mientras nos dispusimos a continuar nuestro viaje de pie. Así, llegamos a la estación La Moneda y ahí nos apeamos. Procedimos a iniciar nuestro caminar por las calles del centro de Santiago. Al cruzar la Avenida Bernardo O’Higgins, viramos a la derecha y, un par de cuadras más tarde, decidimos hacer una escala enfrente de uno de esos vehículos en los cuales se ofrece al transeúnte ’mote con huesillo.’ Esto es una bebida preparada en base a un jarabe de melocotón al cual, frio, se le agrega trigo hervido. Cuando por vez primera lo ingerimos, hace un año, el expendedor nos dijo ’ustedes los turistas no aprenden que hay que probar primero y, si es de su agrado, preguntar después.’ Para nuestra sorpresa, a quien ahora le pedíamos nuevamente nos hiciera favor de servirnos un vaso de aquello, era el mismo quien lo había realizado en el pasado. Esta persona, contrario a lo que pudiéramos pensar, tenía más mundo recorrido que cualquiera de nosotros y en ese entorno nos comenzó a relatar sobre su pasado estudiantil izquierdista que lo llevo a las mazmorras para después desilusionarse de sus antiguos compañeros de viaje a quien hoy situaba en la misma talega por donde transitan cobijados los ilusionistas de la derecha. En dicho contexto, retomamos la plática e inmediatamente nos preguntó: ¿Va a hacer Trump el muro o no? Nuestra respuesta fue que físicamente eso ya estaba construido en una gran extensión, pero que aquello era más asunto de simbolismos que de otra cosa. Para nuestra sorpresa, nos dijo sin parpadear, ’creo que lo que Trump propone es lo correcto.’ ¿Por qué le preguntamos? Su respuesta fue muy clara, ’como cree usted que un país pueda seguir cargando con la responsabilidad de otro [México]. No puede continuar aceptando gente que llegue a desplazar a sus gobernados.’ Además, nos dijo, ’alguien tiene que venir a poner en orden a China, ya no podemos seguir permitiendo que de allá nos sigan llenando de mercancías basura. Debe de retornarse a producir artículos de calidad y que cada país asuma las responsabilidades que le corresponden para con su gente.’ Después de eso, tal vez pensando que había ido demasiado lejos, quiso halagarnos el oído y nos dijo: ’bueno, pero el presidente de ustedes está muy bien con Trump, lo invitó y seguramente eso actuara en su favor.’ Pudimos haberlo dejado en su creencia, pero tuvimos que desengañarlo. Le dijimos que la invitación fue correcta. Sin embargo, desgraciadamente, lo que vino después fue poco grato, algo que nosotros y usted lector amable ya conocemos. ’¿Pero cómo es posible que el presidente de un país tan grande hiciera eso? Seguramente de haber vivido Pancho Villa, lo habría fusilado.’ Ante tal afirmación, preferimos apurar la ingesta de nuestra bebida y nos despedimos. Dirigimos nuestros pasos hacia el edificio del Palacio de La Moneda, sede del Poder Ejecutivo de Chile, planeábamos visitar una exposición de las que, nos habían dicho, siempre estaba alguna por ahí.
Sin embargo, al arribar encontramos vallas metálicas que impedían el acceso próximo al edificio. Cuando se está enfrente a dicho edificio, las imágenes primeras que vienen a la mente son las aparecidas en los diarios el 12 de septiembre de 1973. Un edificio en llamas y el anuncio del ’suicidio’ del Presidente Salvador Allende Gossens. Hoy, el inmueble luce de blanco impecable y ningún deterioro se aprecia en su exterior. Al levantar la vista hacia la plazoleta de enfrente, divisamos un número considerable de banderas de Chile junto a otras inconfundibles de China. Aquello despertó nuestra curiosidad y, preguntones como somos, nos acercamos a uno de los miembros del grupo de Carabineros de Chile. Le cuestionamos del porqué de aquello y amablemente nos respondió que estaban en espera del arribo del presidente de China, Xi Jinping. Como de lo que disponíamos era de tiempo, decidimos dar una vuelta por los alrededores y percatarnos de primera mano, incorporándonos a los curiosos, como se daba aquello. La seguridad era intensa, pero a la vez no agresiva, tal y como se realiza cuando es ejecutada por profesionales. De pronto, nos percatamos de un grupo que portaban cachuchas rojas y la bandera del país asiático. Fuimos y cuestionamos de quien se trataba, respondiéndosenos que eran miembros de la comunidad de ciudadanos chinos o descendientes de emigrantes de esa nación quienes deseaban manifestar su saludo, aun cuando fuera de lejos, al mandatario de aquel país. La integración del grupo iba desde niños de brazos hasta personas de la tercera edad, se les notaba la felicidad y orgullo de estar por ahí. En cierto momento, decidimos hacer un alto, en el área cercana al flanco izquierdo de la sede gubernamental y desde ahí observar la ceremonia.
Mientras esperábamos, veíamos como periodistas, camarógrafos y algunas personas para nosotros desconocidas solicitaban ingresar al área restringida. De pronto, llega un hombre, vasto en carnes, quien le anuncia a uno de los miembros del grupo de seguridad que a pocos metros atrás de él viene la subsecretaria de economía y que por favor le franqueara el paso. Nosotros, turistas mirones, que íbamos a saber quién era la dama aquella, pero a nuestro lado había un buen número de chilenos a quienes la funcionaria al pasar no se dignó, ya no digamos saludarlos, nunca volteó a verlos, seguramente caminaba, en su imaginación, sobre algodones y sentía que aquellos mortales simples, los que finalmente pagan su sueldo, no merecían ni siquiera una mirada. La estampa nos trajo a la mente un recuerdo del actuar de muchísimos de nuestros funcionarios gubernamentales quienes de pronto creen haber sido tocados por los dioses, mientras olvidan que eso de los cargos públicos es como una pompa de jabón que se esfuma en menos de 10 segundos, pero vayamos al arribo del mandatario asiático.
En cuanto se advirtió de su llegada, un grupo de chinos empezó a mostrar su alegría y agitar pequeñas banderitas. Apareció un automóvil de color gris con vidrios polarizados, a su lado caminaban guardias de seguridad y miembros del ejército chileno montando corceles. Cuando los paisanos del ocupante esperaban verlo, encontraron que además de los cristales oscuros, las cortinillas del asiento trasero estaban corridas para impedir fuera visto tan importante personaje. Entonces, para nuestros adentros, dijimos acaba de pasar no el presidente, sino el emperador de China. Después nos enteraríamos que durante la reunión entre la presidenta Verónica Michelle Bachelet Jeria y el visitante asiático, la primera, como ya lo habían hecho algunos ingenuos en nuestro país, sacó el petate del muerto’ y declaró que dada la decisión del presidente futuro de los EUA, Donald John Trump, de que su país habrá de retirarse del Acuerdo Transpacífico (TPP), entonces Chile habría de buscar intensificar su relación con China. Vaya con nuestros políticos latinoamericanos, siempre tan escasos en conocimientos de historia, pero vastos en credulidad. Según ellos, China es la nación bondadosa que habrá de salvarnos de las garras del ’imperialismo yanqui.’ De donde sacaran que los quieren de socios, cuando los asiáticos lo que buscan son súbditos, ¿Qué acaso no recuerdan que China fue imperio muchísimo antes de que nosotros fuéramos siquiera proyecto de colonia? Pero ya sabemos que cuando se sienten perdidos, cualquier clavo ardiente es asidera y creen que así recuperaran el respaldo de su pueblo.
Al recorrer las calles de Santiago, no se percibe el desánimo. La gente vive el día con día como en cualquier otro lado. Si uno visita los ’malls,’ se aprecia un buen número de personas realizando compras. Por las avenidas circulan, en número considerable, autos, por cierto un parque vehicular más moderno que el de nuestro país, que arman tremendos ’tacos’ (así llaman ellos a los congestionamientos del tráfico). Los restaurantes no se ven desolados. Sin embargo, de acuerdo a la OCDE, Chile es el país con mayor desigualdad en la distribución del ingreso, seguido por México y los EUA o sea que por acompañantes no podrán quejarse, en consecuencia los augurios económicos son malos y se prevé difícil que el grupo político al que pertenece la presidenta actual pueda retener el cargo en las elecciones del año próximo.
Entre los aspirantes del llamado oficialismo, se encuentran Ricardo Froilán Lagos Escobar, un economista y abogado, social demócrata quien fuera presidente entre 2000y 2006; José Miguel Insulza Salinas quien viviera en México entre 1981 y 1988, casado con una mexicana, ministro del interior con Lagos y diplomático que hasta hace unos días fuera el embajador chileno ante el Tribunal de la Haya; Fernando Atria Lemaitre, abogado y profesor universitario. A ellos, se une una tercia desde la oposición al gobierno actual. Uno es quien fuera presidente, entre 2010 y 2014, Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique, aquel del rescate de los mineros, hombre de negocios, un demócrata cristiano quien posteriormente apareció como candidato del Partido de Renovación Nacional y ahora es cuestionado seriamente por su involucramiento en negocios pesqueros en Perú. Otro es Alejandro René Eleodoro Guillier Álvarez, sociólogo y periodista, senador independiente con inclinación al Partido Radical Social Demócrata. Y el tercero, aun cuando nadie lo menciona, de pronto se ha vuelto muy visible y declarativo es el senador Ignacio Walker Prieto, quien fuera presidente del Partido Demócrata Cristiano y ministro de relaciones exteriores durante la presidencia de Lagos. Entre ellos, dicen los chilenos, saldrá quien los dirigirá en el futuro en medio de lo que los expertos pronostican será una crisis económica a la que los ha llevado la falta de medidas adecuadas por parte del gobierno actual, sumido en escándalos de corrupción. ¿En dónde hemos escuchado eso?
Pero lo que si oíamos sonar con fuerza eran unos silbatazos. Creímos que para algunos trasnochados se había adelantado el carnaval o bien que padecían el complejo de policía de tránsito. Sin embargo, lo que nos encontramos fue un grupo de trabajadores de una de las universidades privadas más importantes de Chile. Aunado al tañer de los silbatos, de pronto nos pareció que vivíamos el ambiente de la vetusta izquierda mexicana, esa que se ha quedado estancada en los sesentas y setentas del siglo pasado con estribillos como aquel del ’se ve, se siente, la (aquí póngale el título que desee) está presente…’ etc. Era una protesta, de no más de cincuenta personas quienes demandaban incrementos salariales. Sin embargo, lo que nos causó pena ajena fue que a dichas demanda no la acompañaran una serie de propuestas para elevar la calidad educativa, ni mucho menos como habrá de incrementarse la productividad que es al final de cuentas lo que debe de acompañar toda elevación en el pago al trabajo. Después, alguien nos explicó que detrás de todo eso estaba la demanda de gratuidad para toda la educación, es decir la desaparición de las escuelas privadas o bien que los costos de acceder a ellas fueran cubiertos por el estado. Al parecer, todavía existen ingenuos quienes creen que algo puede ser regalado, pues de darse apoyo a dicha petición, nada de que será de a gratis, los ciudadanos acabaran pagando. Y ya metidos en esos ambientes universitarios, nos fuimos a una cena con investigadores.
Lejos de la ciudad, por los rumbos que llevan el nombre de un líder religioso del pretérito, nos encontramos con quienes buscan como paliar los efectos que la contaminación tiene sobre los habitantes de esta capital chilena. Aquí debemos de decirles que, según nos contaban, días antes de que arribáramos la ciudad sufría los estragos de los incendios que azotaban sus alrededores. La contaminación generada se sumaba a la que, día con día, es producida por la industria y los vehículos. Las autoridades buscan como atenuarla, mientras los investigadores los proveen de información resultado de sus estudios sobre los efectos que tienen en la salud de los humanos. Como en todo existen diversos puntos de vista, desde quienes dicen que muy poco se ha hecho hasta quienes creen que ha sido suficiente. En ese entorno, de pronto nos encontramos charlando con alguien quien argüía cuán importante era hacer ver a la población de que no había que preocuparse por lo que sucediera en el corto plazo, lo trascendente era convencerlos de que en el largo plazo todo estaría bien. Ante eso, no pudimos sustraernos de recordarle lo que dijera el economista inglés, John Maynard Keynes, ’En el largo plazo todos estaremos muertos.’ A lo cual agregamos, en versión mexicana, que eso nos parecía irresponsable y era el equivalente a que ’arreé el que viene atrás,’ mientras se hace como que se hace para justificar la chamba. Pronto se agregó a la charla otra persona quien cuestionó el uso de la promoción de la bicicleta porque era irresponsable exponer a los altos contaminantes a la población, mientras alguien más decía que a causa de destinar espacios a los velocípedos, se habían reducido los carriles para automóviles y aquello terminaba por generar más ’tacos.’ Sin embargo, en lo que todos si coincidieron es que para poder bajar los niveles de contaminación además de profundizar en los estudios de sus efectos sobre la salud humana y encontrar formas de evitarlos, es necesario que la población acepte algunos cambios culturales ya que según nos dijeron la contaminación no solamente se abate sobre la ciudad capital, sino también en algunas poblaciones en donde los habitantes se niegan a abandonar el uso de la leña como combustible. Y por esos caminos continuó la charla hasta el punto que nos hizo de pronto creer que comentábamos sobre asuntos de nuestra patria. De esta manera fue nuestro retorno a una ciudad, Santiago, la cual no obstante que en ocasiones sus cielos se cubren de nubes oscuras, en esta nuestra segunda visita, el firmamento volvió a brillar para dejarnos percibir con claridad nítida la calidez de quienes viven al sur del mundo. vimarisch53@hotmail.com
Añadido: A nombre de mi hermana, mis hermanos, mis sobrinas, mis hijas e hijos, y en el propio de este escribidor, les expresamos nuestro agradecimiento a las damas integrantes del Círculo Cultural Piedras Negras-Eagle Pass por haber dedicado la sesión, correspondiente al mes de Noviembre, a la memoria de nuestra madre, DOÑA ESTELA RÍOS SCHROEDER.

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