’ ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ’


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’ ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ’
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Septiembre 09, 2021 19:27 hrs.
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La Palabra de Dios

Viernes 10 septiembre 2021
Lectura I
1 Tm 1, 1-2. 12-14
Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por disposición de Dios, nuestro salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza, te deseo a ti, Timoteo, mi verdadero hijo en la fe, la gracia, la misericordia y la paz, de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Doy gracias a aquel que me ha fortalecido, a nuestro Señor Jesucristo, por haberme considerado digno de confianza al ponerme a su servicio, a mí, que antes fui blasfemo y perseguí a la Iglesia con violencia; pero Dios tuvo misericordia de mí, porque en mi incredulidad obré por ignorancia, y la gracia de nuestro Señor se desbordó sobre mí, al darme la fe y el amor que provienen de Cristo Jesús.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor

Salmo Responsorial
Del Salmo 15
R. (cf 5a) Nuestra vida está en manos del Señor.
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio .
Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor.
El Señor es la parte que me ha tocado en herencia:
mi vida está en sus manos. R.
R. Nuestra vida está en manos del Señor.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi lado jamás tropezaré. R.
R. Nuestra vida está en manos del Señor.
Enséñame el camino de la vida,
sáciame de gozo en tu presencia
y de alegría perpetua junto a ti. R.
R. Nuestra vida está en manos del Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Jn 17, 17
R. Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad;
santifícanos en la verdad.
R. Aleluya.

Evangelio
Lc 6, 39-42
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: ’¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

También cuenta conmigo
Como responsable de la comunidad, después del saludo para su discípulo Timoteo, les desea la ’gracia, ’la paz y la misericordia’ con lo que él mismo reconoce ha sido investido de modo especial. Y apoyándose en esta doctrina afirma que pueden fiarse de la doctrina que les ha proclamado, que no es otra que la condición salvadora de Cristo Jesús.

Reconoce Pablo que a pesar de haber sido violento perseguidor de la Iglesia de Cristo, Dios le otorgó la fe y el amor contra los cuales él había pecado negando a Cristo y persiguiendo a los hermanos. Cristo ha venido al mundo a salvar a los pecadores y Pablo se considera el primero de todos ellos. La mejor prueba que puede ofrecerles de la misericordia de Dios es que a él le ha constituido modelo de conducta cristiana.

Es interesante que Pablo, una autoridad en la Iglesia, reconozca humildemente sus fallos. La humildad en la presencia de Dios nos hace a todos más amables en la presencia del prójimo. Aunque nosotros no hayamos sido blasfemos y perseguidores violentos, seguro que tenemos muchas cosas que agradecer. Y con Pablo podamos decir: ’Se fió de mí, me confió este ministerio, derrochó su gracia en mí dándome la fe y el amor cristiano.

La conversión del corazón
El pasaje del evangelio que comentamos, pertenece a "el sermón de la llanura". Son recomendaciones relacionadas con la ley del amor que nos daba Jesús. El que se tiene por guía debe "ver" bien. El que quiere pasar de discípulo a maestro, lo mismo. Uno y otro, si lo único que ven son los defectos de los demás, y no los propios, mal irá la cosa. Lo de ver la mota en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio era un dicho muy común entre los judíos.

Para juzgar los defectos de otro debemos conocer primero nuestros pecados y aprender a corregirlos. ¡Qué fácilmente vemos los defectos de nuestros hermanos, y qué capaci­dad tenemos de disimular los nuestros! Eso se llama ser hipócritas. ¿Por qué concentrar egoístamente la atención sobre nosotros mismos? El cristiano piensa en la perfección del prójimo, no solo en la propia.

Por eso se nos ocurre hacer de guías de otros, cuando los que necesitamos orientación somos nosotros. Y queremos hacer de maestros, cuando no he­mos acabado de aprender. Y nos metemos a dar consejos y a corregir a otros, cuando no somos capaces de enfrentarnos sinceramente con nuestros propios fallos.

Hagamos hoy un poco de examen de conciencia: ¿no tendemos a ignorar nuestros defectos, mientras que estamos siempre alerta para descubrir los ajenos? Cada vez que nos acordamos de los fallos de los demás -con un deseo inmediato de comentarlos con otros-, deberíamos razonar así: "y yo segura­mente tengo fallos mayores y los demás no me los echan en cara continuamente, sino que disimulan: ¿por qué tengo tantas ganas de ser juez y fiscal de mis hermanos?’. Eso se llama hipocresía, uno de los defectos que más criticó Jesús.

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.
Casa Ntra.Sra. de los Ángeles (Vitoria)

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