’ Al que mucho se le confío, más se le exigirá ’


Revelado ahora por el Espíritu

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’ Al que mucho se le confío, más se le exigirá ’
Religión
Octubre 20, 2020 20:54 hrs.
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La Palabra de Dios


Miércoles 21 octubre, 2020


Primera lectura
Ef 3, 2-12
Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado en favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este designio secreto que acabo de exponerles brevemente. Y al leer esto, podrán darse cuenta del conocimiento que tengo del designio secreto de Dios realizado en Cristo.

Éste es un designio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo. Y yo he sido constituido servidor de este Evangelio por un don gratuito de Dios, que me ha sido concedido con toda la eficacia de su poder.

A mí, el más insignificante de todos los fieles, se me ha dado la gracia de anunciar a los paganos la incalculable riqueza que hay en Cristo, y dar a conocer a todos cómo va cumpliéndose este designio de salvación, oculto desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.

Él lo dispuso así, para que la multiforme sabiduría, sea dada a conocer ahora, por medio de la Iglesia, a los espíritus celestiales, según el designio eterno realizado en Cristo Jesús, nuestro Señor, por quien podemos acercarnos libre y confiadamente a Dios, por medio de la fe en Cristo.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Is 12, 2-3, 4bcd. 5-6
R. (3) El Señor es mi Dios y salvador.
El Señor es mi Dios y salvador,
con él estoy seguro y nada temo.
El Señor es mi protección y mi fuerza
y ha sido mi salvación. R.
R El Señor es mi Dios y salvador.
Den gracias al Señor,
e invoquen su nombre,
cuenten a los pueblos sus hazañas,
proclamen que su nombre es sublime. R.
R El Señor es mi Dios y salvador.
Alaben al Señor por sus proezas,
anúncienlas a toda la tierra.
Griten jubilosos, habitantes de Sión,
porque el Dios de Israel
ha sido grande con ustedes. R.
R El Señor es mi Dios y salvador.

Aclamación antes del Evangelio
Mt 24, 42. 44
R. Aleluya, aleluya.
Estén preparados, porque no saben
a qué hora va a venir el Hijo del hombre.
R. Aleluya.

Evangelio
Lc 12, 39-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ’Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre’.

Entonces Pedro le preguntó a Jesús: ’¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?’

El Señor le respondió: ’Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene.

Pero si ese siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los otros siervos y siervas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte de los desleales.

El siervo que conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.

Al que mucho se le da, se le exigirá mucho; y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

Revelado ahora por el Espíritu
San Pablo a los Efesios, quiere compartir su experiencia de Dios, y cómo él ha accedido por medio de la revelación divina a su gracia. Ahora Dios ha sido revelado por medio del Espíritu a los apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la promesa de Jesucristo.

Dios nos es exclusivo de ningún pueblo, no es propiedad de ninguna nación. Por eso, Pablo abre el Evangelio de Jesucristo hacia la universalidad de los pueblos.

Es así que, por medio de su dinamismo y fuerza, el Espíritu de Dios abre el camino de la revelación a todos los pueblos, para que lo conozcan, lo adoren, y lo amen. Este dinamismo de revelación es realizado en el tiempo presente, es en el ahora cuando Dios se manifiesta. La revelación no pertenece al ayer, al pasado; su dinamismo de gracia se actualiza cada día indicándonos que Jesucristo es Ayer, Hoy, y siempre la promesa ofrecida por Dios a la humanidad.

Al que mucho se le confío, más se le exigirá
El mundo de la confianza no es idílico. La confianza se desarrolla en el ámbito del encuentro interpersonal. En este encuentro, por medio del diálogo, se puede entregar las llaves de la vida. Sin embargo, la confianza es frágil, se puede romper por muchos motivos.

Jesús escoge este ámbito de diálogo interpersonal, y habla en parábolas en el Evangelio de Lucas, avisando del ladrón que visita de noche nuestra casa, y expresa que, si el amo de la casa supiera la hora de su venida, no le dejaría abrir un boquete. De alguna manera, la ruptura de la confianza viene a ser como la experiencia de sentirse robado en la existencia. Nos roban las palabras, nos roban los sentimientos, nos roban la vida, la dignidad, los derechos... Nadie sabe cuándo y por qué razones va a ocurrir. Sólo vivimos con dolor y decepción el hecho de que las personas no estén a la altura de la confianza, y se reciba traición en lugar de lealtad.

Pero no podemos vivir la existencia bajo el temor a que nos roben. La confianza lleva adherido de manera intrínseca el hecho de la exigencia. Al que mucho se le confío, más se le exigirá. Son palabras dirigidas al apóstol Pedro, a quién Jesús, le confía la Iglesia. De ahí que la exigencia para Pedro sea mayor.

Cuando nos abrimos al mundo de la fe descubrimos que Dios confía en nosotros, en nuestra libertad, en nuestra respuesta libre y sincera que ha de ser acompañada por el amor. Él nos amó primero (Jn 3,16), pero esa oferta requiere un nivel de confianza y exigencia que no puede quedar en la indiferencia o en el olvido. Pablo VI, en la Ecclesiam Suam (75), dice que: ’No se ejerció presión física sobre nadie para que aceptara el diálogo de salvación; lejos de ahí. Fue un llamado de amor. Es cierto que imponía una obligación seria a aquellos a quienes se dirigía, pero los dejaba libres para responder o rechazar’.

El rechazo de la fe, es como la ruptura con el amor, con la bondad requerida, con la claridad que expresa, y con el perdón que brinda; es la no aceptación de esa obligación seria que requiere el mundo de la confianza.

Oremos para que estemos a la altura de la confianza que Dios deposita en nosotros, para que dicha confianza se haga extensiva con las personas que amamos, y respondamos sinceramente a las exigencias que toda lealtad imprime a la vida de fe y de fraternidad.

Fray Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

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