’ Con perseverancia salvaréis vuestras almas ’



Contado, Pesado, Dividido

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’ Con perseverancia salvaréis vuestras almas ’
Religión
Noviembre 23, 2021 18:00 hrs.
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La Palabra de Dios

Memoria de Santos Andrés Dũng-Lạc, presbítero, y compañeros, mártires

Primera Lectura
Dn 5, 1-6. 13-14. 16-17. 23-28
En aquellos días, el rey Baltasar dio un gran banquete en honor de mil funcionarios suyos y se puso a beber con ellos. Animado por el vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y de plata que su padre, Nabucodonosor, había robado del templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus funcionarios, sus mujeres y sus concubinas.

Trajeron, pues, los vasos de oro y de plata robados del templo de Jerusalén, y en ellos bebieron el rey y sus funcionarios, sus mujeres y sus concubinas. Bebieron y comenzaron a alabar a sus dioses de oro y plata, de bronce y de hierro, de madera y de piedra.

De repente aparecieron los dedos de una mano, que se pusieron a escribir en la pared del palacio, detrás del candelabro, y el rey veía cómo iban escribiendo los dedos. Entonces el rey se demudó, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas y las rodillas le empezaron a temblar.

Trajeron a Daniel y el rey le dijo: ’¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados, que mi padre Nabucodonosor trajo de Judea? Me han dicho que posees el espíritu de Dios, inteligencia, prudencia y sabiduría extraordinarias. Me han dicho que puedes interpretar los sueños y resolver los problemas. Si logras leer estas palabras y me las interpretas, te pondrán un vestido de púrpura y un collar de oro y serás el tercero en mi reino’.

Daniel le respondió al rey: ’Puedes quedarte con tus regalos y darle a otro tus obsequios. Yo te voy a leer esas palabras y te las voy a interpretar.

Tú te has rebelado contra el Señor del cielo: has mandado traer los vasos de su casa, y tú y tus funcionarios, tus mujeres y tus concubinas han bebido en ellos; has alabado a dioses de plata y de oro, de bronce y de hierro, de madera y de piedra, que no ven ni oyen ni entienden, pero no has glorificado al Dios que tiene en sus manos tu vida y tu actividad. Por eso Dios ha enviado esa mano para que escribiera.

Las palabras escritas son: ‘Contado, Pesado, Dividido’ y ésta es su interpretación. ‘Contado’: Dios ha contado los días de tu reinado y les ha puesto límite. ‘Pesado’: Dios te ha pesado en la balanza y te falta peso. ‘Dividido’: Tu reino se ha dividido y se lo entregarán a los medos y a los persas’.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Daniel 3, 62. 63. 64. 65. 66. 67
R. (59b) Bendito seas para siempre, Señor.
Sol y luna, bendigan al Señor.
Estrellas del cielo, bendigan al Señor.
R. Bendito seas para siempre, Señor.
Lluvia y rocío, bendigan al Señor.
Todos los vientos, bendigan al Señor.
R. Bendito seas para siempre, Señor.
Fuego y calor, bendigan al Señor.
Fríos y heladas, bendigan al Señor.
R. Bendito seas para siempre, Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Apoc 2, 10
R. Aleluya, aleluya.
Sé fiel hasta la muerte
y te daré como premio la vida, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio
Lc 21, 12-19
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ’Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí.

Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.

Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida’’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

Contado, Pesado, Dividido
Estamos al final del año litúrgico, las lecturas tienen un carácter de fin de algo. Puede ser del fin del reinado de Baltasar y del imperio caldeo, primera lectura; o el fin del tiempo de cada uno, texto del evangelio. El carácter de fin va unido a una visión dura de ese fin, a veces tétrica, es lo que se llama estilo apocalíptico. Tiempo de rendir cuentas de la vida ante alguien que tiene el derecho sobre nuestras vidas, Dios.

Daniel interpreta las misteriosas palabras que aparecen en la pared, y anuncia a Baltasar su derrota, y el finde su imperio. Emplea esos tres términos: contado, que interpreta como el anuncio del fin del imperio de su imperio: ’tiene los días contados’, que diríamos hoy, es su fin. Pesado, Darío ’no da el peso’ –’no da la medida’- que se le exige como rey, ha convertido su reinado en una suma de ’ligerezas’. Dividido: se acabó el imperio; se acaba, se lo repartirán otros: persas y medos.

El texto de esta lectura, así como el del evangelio nos invitan a mirar hacia dentro a cada uno: ¿Cómo me encontrará el momento del fin de mis días?; ¿habré dado a mis días el peso específico, que se consigue en optar por lo esencial y no quedarse en lo leve, insignificante, superficial, que es la negación del peso, del valor que tiene nuestra condición de ser humano, de ser cristiano? ¿Dónde hemos buscado a Dios?: ¿en las riquezas, los honores, el prestigio social, como Baltasar?; ¿o en una vida interior, que ha optado por lo noble, lo que nos conforma como personas humanas, como hijos de Dios y hermanos de los demás; en continua búsqueda de la verdad, y desarrollando nuestra capacidad de afecto, mirando más allá, a lo que nos trasciende, al Dios que se nos ha mostrado en Jesús de Nazaret?

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas
No es fácil ser cristiano, serlo como lo esencial de nuestro ser. Es una apuesta, que exige un compromiso serio, constancia, perseverancia como nos dice el texto evangélico. No es fácil, porque el ámbito social en que nos movemos, y también nuestras pulsiones interiores más rudimentarias, se oponen a ello. Incluso las personas que más se hayan comprometido con nuestra vida pueden oponerse a nuestro proyecto cristiano. Y, sin embargo, nada merece más la pena que la fidelidad a nuestra condición de cristiano. Da tanto sentido a nuestro vivir, que hasta nos podemos olvidar del premio que se nos promete. Lo que cuesta esa fidelidad, la perseverancia de la que habla el texto, da valor a nuestra fidelidad al proyecto cristiano.

Sea esto dicho desde la debilidad. Desde quien es consciente de que la plenitud del ser no es de este mundo, ni la de ser cristiano. Siempre nos acompaña lo que llamamos pecado. Pero junto a él la esperanza de la misericordia de Dios.

Vamos a empezar el adviento, tiempo de ansiar que se haga presente quien, nace a la vida en medio de dificultades; ello ha de ser estímulo para mantengamos la perseverancia ante las dificultades para vivir como cristiano.

Fray Juan José de León Lastra O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

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