’ Cuando venga el Hijo del hombre ’


!Estad preparados!

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’ Cuando venga el Hijo del hombre ’
Religión
Diciembre 01, 2019 02:14 hrs.
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I Domingo de Adviento
1° De Diciembre 2019


La Palabra de Dios

Primera lectura
Is 2, 1-5
Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén:
En días futuros, el monte de la casa del Señor
será elevado en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas,
y hacia él confluirán todas las naciones.

Acudirán pueblos numerosos, que dirán:
’Vengan, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob,
para que él nos instruya en sus caminos
y podamos marchar por sus sendas.
Porque de Sión saldrá la ley,
de Jerusalén, la palabra del Señor’.

Él será el árbitro de las naciones
y el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados
y de las lanzas, podaderas;
ya no alzará la espada pueblo contra pueblo,
ya no se adiestrarán para la guerra.

¡Casa de Jacob, en marcha!
Caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9
R. (cf. 1) Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron:
’Vayamos a la casa del Señor’!
Y hoy estamos aquí, Jerusalén,
jubilosos, delante de tus puertas.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
A ti, Jerusalén, suben las tribus,
las tribus del Señor,
según lo que a Israel se le ha ordenado,
para alabar el nombre del Señor.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Digan de todo corazón: ’Jerusalén,
que haya paz entre aquellos que te aman,
que haya paz dentro de tus murallas
y que reine la paz en cada casa.’
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Por el amor que tengo a mis hermanos,
voy a decir: ’La paz esté contigo’.
Y por la casa del Señor, mi Dios,
pediré para ti todos los bienes.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

Segunda lectura
Rom 13, 11-14a
Hermanos: Tomen en cuenta el momento en que vivimos. Ya es hora de que se despierten del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz.

Comportémonos honestamente, como se hace en pleno día. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujurias ni desenfrenos, nada de pleitos ni envidias. Revístanse más bien, de nuestro Señor Jesucristo y que el cuidado de su cuerpo no dé ocasión a los malos deseos.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Aclamación antes del Evangelio
Sal 84, 8
R. Aleluya, aleluya.
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
R. Aleluya.

Evangelio
Mt 24, 37-44
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ’Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.

Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Introducción
Comienza este domingo el tiempo litúrgico del Adviento, algo que la mayoría de los cristianos desconocen y a los que lo saben les trae sin cuidado. Según la tradición de la Iglesia, este tiempo está unido a la esperanza en la espera del Señor, que ha de venir (no sabemos cuándo) en gloria y majestad (no sabemos cómo) de nuevo hasta nosotros.

Hasta que llegue ese momento, Jesús está presente en medio de nosotros en su Espíritu resucitado y sacramentalmente en las especies consagradas de pan y de vino. Para los cristianos que saben del tiempo del Adviento, y su significado, lo viven, sobre todo, como preparación litúrgica a la Navidad.

Desde que a muchos ayuntamientos de nuestras ciudades españolas (algo que también sucede en América) les ha dado por instalar el alumbrado típico navideño en el mes de noviembre, y a veces antes, es como si la Navidad, y todo lo que ella social y culturalmente trae consigo, estuviera adelantándose. Un signo de nuestras sociedades, cada vez más laicas, que debemos interpretar y desentrañar.

Desde la perspectiva cristiana, la raíz de la esperanza, como virtud teologal, está en Dios, que ha hecho de la creación un proyecto universal de fraternidad y de amor. Esperanza que brota de la fe y de la escucha orante de la Palabra de Dios y que no debe dejarnos indiferentes ante los retos y problemas de relevancia local, nacional y mundial. La fe en Jesucristo es, al mismo tiempo, creencia y compromiso.

Fray Manuel Jesús Romero Blanco O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)


Comentario al Evangelio del domingo, 1 de diciembre de 2019

Fernando Torres cmf

¡Estad preparados!

Hay personas que viven toda la vida en el mismo lugar, en la misma ciudad. A veces ni siquiera salen del barrio. Dicen de un filósofo alemán que durante muchísimos años los vecinos ponían los relojes en hora cuando lo veían salir de su casa a dar su paseo de todas las tardes. No es así la vida del cristiano. Nosotros sabemos que estamos de paso. Hemos puesto nuestras tiendas aquí por un momento pero llegará otro momento en el que tendremos que partir. ¿Cuándo? Cuando venga el Señor. Y, ¿cuándo va a ser eso? Pues no lo sabemos. Pero sabemos que debemos estar siempre preparados porque en cualquier momento llegará el Señor a nuestras vidas. Justo entonces debemos saber acogerle y seguirle a donde nos invite a ir. Este es el significado del Adviento que hoy comenzamos. Nos preparamos para celebrar la venida del Señor en la Navidad, pero también nos preparamos para la otra venida, la futura, la definitiva, la que no nos podemos perder porque perderíamos la oportunidad de nuestra vida.

El Evangelio nos dice que la venida del Señor romperá todas las actividades habituales, aquello en lo que se nos van ordinariamente los días. Se dejará de hacer pan, de cultivar los campos, de ir al trabajo, de casarse. Porque ese día empezará algo radicalmente nuevo. Algo tan nuevo que es posible que sigamos haciendo pan y cultivando los campos y yendo al trabajo, pero todo tendrá un sentido nuevo y diferente porque el Señor estará en medio de nosotros. Su presencia curará nuestras heridas y hará que la justicia y la paz reinen entre las personas y los pueblos. Su presencia hará que nuestra vida sea diferente. Por eso, hay que estar atentos. No podemos dejar que la presencia del Señor nos encuentre despistados o sin preparar adecuadamente.

Es tiempo de hacer caso a lo que nos dice san Pablo en la carta a los Romanos. Ya es hora de despertarse porque la salvación está cerca. No sabemos cómo, dónde ni cuándo vendrá Jesús, pero sí sabemos que tenemos que estar preparados. Y para estar preparados, él nos da los mejores consejos: vamos a dejar de lado las obras de la oscuridad, las veces en que nos dejamos llevar por la envidia, la codicia y el desamor. Vamos a vivir como si Jesús ya estuviera aquí, que no hay mejor forma de estar preparados. Se trata de vivir a la luz del Evangelio, dejándonos llevar por el amor de Dios que cuida de sus hijos, de su familia, de nosotros. Volvamos los ojos hacia aquellos con los que vivimos. Con ellos, nunca sin ellos ni contra ellos, es como construiremos la solidaridad y la justicia que harán que nuestro Señor nos encuentre preparados cuando llegue.



Para la reflexión

Si el Señor llegase hoy a mi casa, ¿estoy ya preparado para su venida? ¿Qué cosas tendría que quitar de mi vida? ¿Qué cosas tendría que mejorar en mi vida? ¿Que habría que hacer en mi vida de familia, en mi relación con los amigos y en el trabajo? ¿Hay ahí cosas que cambiar o mejorar?

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