’ Estaban como ovejas que no tienen pastor ’



Jamás se vio cosa igual en Israel

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’ Estaban como ovejas que no tienen pastor ’
Religión
Julio 05, 2021 20:51 hrs.
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La Palabra de Dios

Martes 06 julio, 2021

Lectura I
Gn 32, 23-33
En aquel tiempo, se levantó Jacob, tomó a sus dos mujeres con sus dos siervas y sus once hijos y cruzó el arroyo de Yaboc. Los hizo cruzar el torrente junto con todo lo que poseía.

Jacob se quedó solo y un hombre estuvo luchando con él hasta el amanecer. Pero, viendo que no podía vencerlo, el hombre hirió a Jacob en la articulación femoral y le dislocó el fémur, mientras luchaban. El hombre le dijo: ’Suéltame, pues ya está amaneciendo’. Jacob le respondió: ’No te soltaré hasta que me bendigas’. El otro le preguntó: ’¿Cómo te llamas?’ Él le dijo: ’Jacob’. El otro prosiguió: ’En adelante ya no te llamarás Jacob sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has salido victorioso’. Jacob le dijo: ’Dime cómo te llamas’. El otro le respondió: ’¿Por qué me preguntas mi nombre?’ Y ahí mismo bendijo a Jacob.

Jacob llamó a aquel lugar Penuel, pues se dijo: ’He visto a Dios cara a cara y he quedado con vida’. El sol salió después de que Jacob y los suyos pasaron Penuel, y Jacob iba cojeando, por haber sido herido en el nervio del muslo. Por eso los israelitas no comen, hasta el día de hoy, el nervio del muslo.
Palabra del Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Del Salmo 16
R. (15a) Señor, escucha nuestra súplica.
Señor, hazme justicia
y a mi clamor atiende;
presta oídos a mi súplica,
pues mis labios no mienten.
R. Señor, escucha nuestra súplica.
Júzgame tú, Señor,
pues tus ojos miren al que es honrado.
Examina mi corazón, revísalo de noche,
pruébame a fuego y no hallarás malicia en mí.
R. Señor, escucha nuestra súplica.
A ti mi voz elevo, pues sé que me respondes.
Atiéndeme, Dios mío, y escucha mis palabras;
muéstrame los prodigios de tu misericordia,
pues a quien acude a ti, de sus contrarios salvas.
R. Señor, escucha nuestra súplica.
Protégeme, Señor, como a las niñas de tus ojos,
Bajo la sombra de tus alas escóndeme,
pues yo, por serte fiel, contemplaré tu rostro
y al despertarme, espero saciarme de tu vista.
R. Señor, escucha nuestra súplica.

Aclamación antes del Evangelio
Jn 10,14
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor;
yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
R. Aleluya.


Evangelio
Mt 9,32-38
En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La multitud, maravillada, decía: ’Nunca se había visto nada semejante en Israel’. Pero los fariseos decían: ’Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios’.

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: ’La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

No te soltaré hasta que no me hayas bendecido
Este impresionante texto del encuentro del patriarca Jacob con Dios constituye todo un paradigma de la oración cristiana de perseverancia. El encuentro con el Misterio de Dios muchas veces es un auténtico ’combate’ en la noche, es decir, en nuestras oscuridades, problemas, angustias... pero también, como en el caso del protagonista, cuando prepara ’a su manera’ el encuentro con su hermano Esaú, al que arrebató los derechos de primogenitura con engaños.

El encuentro con Dios a nadie deja indiferente. Y menos si se trata de un ’combate’. Y Jacob, viendo que Dios le vencía, se agarra a Él y le pide una bendición. Ciertamente sale herido, pero vivo y bendito. Dios reconoce a Jacob, le da un nuevo nombre como a Abraham, como a cada uno de nosotros. Este relato del Génesis nos invita a orar con implicación y perseverancia.

El papa Benedicto XVI comentaba así este texto:

’La noche de Jacob en el vado de Yaboc se convierte así, para el creyente, en un punto de referencia para entender la relación con Dios que en la oración encuentra su máxima expresión. La oración requiere confianza, cercanía, casi en un cuerpo a cuerpo simbólico no con un Dios enemigo, adversario, sino con un Señor que bendice y que permanece siempre misterioso, que parece inalcanzable. Por esto el autor sagrado utiliza el símbolo de la lucha, que implica fuerza de ánimo, perseverancia, tenacidad para alcanzar lo que se desea. Y si el objeto del deseo es la relación con Dios, su bendición y su amor, entonces la lucha no puede menos de culminar en la entrega de sí mismos a Dios, en el reconocimiento de la propia debilidad, que vence precisamente cuando se abandona en las manos misericordiosas de Dios’ (Audiencia General de 25-5-2011)

Jamás se vio cosa igual en Israel
En este Evangelio el Señor se presenta como la Buena Noticia del Reino: en Él, en su palabra y sus signos Dios irrumpe en la vida de los hombres: los de entonces y los ahora. Cada vez que se lee y se proclama la Palabra, ésta se hace presencia novedosa en la vida de cada uno. Pero esta es una verdad de fe y solo por ella puede ser reconocida: ahí tenemos a los fariseos sosteniendo que los signos del Señor son obra del espíritu del mal.

El signo de la curación del endemoniado mudo, tras la resurrección de la hija de Jairo es paradigma de tantos y tantos hombres que no pueden o no les dejan ser ellos mismos, expresar sus sentimientos, llevar a cabo su proyecto de vida por la pobreza material o espiritual... El encuentro con Cristo le liberó de ese mal que le atenazaba y que en gran medida las personas creamos con nuestros miedos. Le devolvió su salud, su dignidad, la oportunidad de ser quien Dios sueña para cada uno de nosotros desde nuestro principio.

El Evangelio, en su segunda parte, se refiere a la compasión del Señor por esas muchedumbres que salían a su encuentro y que notaba abatidas ’como ovejas sin pastor’. Luego lo comenta a sus discípulos, implicándolos en la necesaria misión que a todos los cristianos compete. Jesús, en este sentido, nos lanza un desafío: hoy más que nunca, hemos de mostrar entrañas de misericordia hacia una humanidad que camina desorientada entre tantas ofertas de sentido (aunque en realidad la mayoría más parecen sinsentidos). Y no bastan los lamentos o las palabras.

Vamos a pedir, junto al Señor, que se susciten en nuestras comunidades buenas y santas vocaciones para la misión ’ad gentes’, pero también tomar conciencia de que todos somos llamados a proclamar con nuestra vida la Buena Nueva del Evangelio.

’La compasión verdadera no es la que brota del sentimiento, sino la que se realiza en comunión. Compasión quiere decir padecer con. Comunión, estar unido con. Ni la una ni la otra pueden reducirse a un calorcito en el corazón, sino a una mano que ayuda o una mano que abraza. La falsa compasión es la de las mujeres que lloraban camino de la cruz. La verdadera, la del Cirineo, que ayudó a llevarla. Sólo una humanidad de cirineos hará posible que quienes sufren lleguen a descubrir que Alguien (y alguien) les ama’.

(José Luis Martín Descalzo ’Compadecer con las manos’, de su libro ’Razones para el amor’)

D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.
Fraternidad ’Amigos de Dios’ de Bormujos (Sevilla)

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