’ Levántate, vete; tu fe te ha salvado ’


Maestro, ten piedad de nosotros

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’ Levántate, vete; tu fe te ha salvado ’
Religión
Noviembre 12, 2019 21:58 hrs.
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La Palabra de Dios

13 De Noviembre 2019

Memoria de Santa Francisca Javier Cabrini
Primera lectura
Sab 6, 1-11
Escuchen, reyes, y entiendan;
aprendan, soberanos de todas las naciones de la tierra;
estén atentos, los que gobiernan a los pueblos
y están orgullosos del gran número de sus súbditos:
El Señor les ha dado a ustedes el poder;
el Altísimo, la soberanía;
él va a examinar las obras de ustedes
y a escudriñar sus intenciones.

Ustedes son ministros de su reino
y no han gobernado rectamente,
ni han cumplido la ley,
ni han vivido de acuerdo con la voluntad de Dios.
El caerá sobre ustedes en forma terrible y repentina,
porque un juicio implacable espera a los que mandan.
Al pequeño, por compasión se le perdona,
pero a los poderosos se les castigará severamente.
El Señor de todos ante nadie retrocede
y no hay grandeza que lo asuste;
él hizo al grande y al pequeño
y cuida de todos con igual solicitud;
pero un examen muy severo les espera a los poderosos.

A ustedes, pues, soberanos, se dirigen mis palabras,
para que aprendan a ser sabios y no pequen;
porque los que cumplen fielmente la voluntad del Señor
serán reconocidos como justos,
y los que aprenden a cumplir su voluntad encontrarán defensa.
Pongan, pues, atención a mis palabras,
búsquenlas con interés y ellas los instruirán.

Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 81, 3-4. 6-7
R. (8a) Ven, Señor, y haz justicia.
Protejan al pobre y al huérfano,
hagan justicia al humilde y al necesitado,
defiendan al desvalido y al pobre
y líbrenlos de las manos del malvado.
R. Ven, Señor, y haz justicia.
Yo declaro: "Aunque todos ustedes sean dioses
e hijos del Altísimo,
morirán como cualquier hombre,
caerán como cualquier príncipe".
R. Ven, Señor, y haz justicia.

Aclamación antes del Evangelio
1 Tes 5, 18
R. Aleluya, aleluya.
Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús,
pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan.
R. Aleluya.

Evangelio
Lc 17, 11-19
En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: "¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!"

Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.

Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era un samaritano. Entonces dijo Jesús: "¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?" Después le dijo al samaritano: "Levántate y vete. Tu fe te ha salvado".

Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy
¡Escuchad, entended, aprended!

Con estos imperativos comienza la 1ª lectura de hoy día. Si seguimos leyendo podríamos afirmar que estos cinco primeros versículos no van dirigidos a nosotros. Pero si la lectura es para todos, como toda la biblia, seguro que esta sabía enseñanza nos esconde una gran motivación para nuestro vivir cotidiano. Cada uno, intentemos dar con ella.

Aprender de la sabiduría, es el arte de ’gobernar’ y dirigir nuestra vida. Desde el principio el libro de la Sabiduría va señalando la forma de acercarnos a ella, de dejarnos guiar, de buscarla con ahincó, ella se deja encontrar y nos instruirá en la ley de Dios, y esta gracia es ofrecida a todos. Toda persona tiene siempre algo que regir, gobernar, sino a los demás, sí al menos así misma.

La lectura de hoy nos dice que todo poder y autoridad viene de Dios y su ejercicio según la biblia parece estar sometido a las directrices de la voluntad divina: ejercerlo con justicia, de ahí que nadie puede utilizarle según su propio interés, beneficiándose a él mismo o a sus allegados en detrimento de aquellos que no son valiosos, que no cuentan, que no pueden defenderse, aún siendo sus criados. Las advertencias que les dirige con esta lectura son muy claras, ’el poder que han recibido será examinado según su obrar y la intención que lleva’,y si sus prácticas no se ajustan al querer de Dios, ’el rigor con ellos será más exigente que para los demás’.Jesús en el evangelio lo retoma para todos sus seguidores: A quien se le dio mucho, se le podrá exigir mucho, y a quien se le confió mucho, mucho se le pedirá. (Lc 12, 48 )

Maestro, ten piedad de nosotros
Ante Dios, origen de todo poder, no hay autoridad o grandeza que sea absoluta, todos somos inmensamente pequeños ante Él. Qué bien lo practicó Jesús en la parábola que hemos escuchado hoy en el evangelio de Lc. Con el mandato que hace a esos leprosos reconoce autoridad en los sacerdotes del templo, al mismo tiempo que activa su propia autoridad de ’salvación’. De entrada, no pretende pasar por sobre la autoridad del templo, solo la actitud agradecida del samaritano que descubre en Él una mayor autoridad, le ’arrancará’ su sanación total. Jesús confirma su fe: ’vete, tu fe te ha salvado’.

Lc quiere llamar nuestra atención sobre una actitud del creyente. Vivir agradecido. Para ello, utiliza un relato muy llamativo. El encuentro de diez leprosos con Jesús y su compasión por ellos.

Jesús está en camino, va a Jerusalén atravesando Samaría, es su último viaje, le hace libre y voluntariamente, consciente, sabiendo a qué va y dónde va.

Al entrar en un pueblo, escucha en la distancia (los leprosos no podían acercarse) una súplica que le hace pararse: ’Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros’.

Evoca la escena, y escucha…, se ha convertido en uno de los grandes clamores de toda la humanidad sufriente, y es una plegaria que repetimos frecuentemente en la Eucaristía. Vista aquí en este contexto ¡tiene tanta fuerza, tanta profundidad! Pidamos a Dios que no se convierta en algo que repetimos de forma rutinaria. Intentemos hacerlo conscientes, estamos apelando al Dios de misericordia.

Los leprosos no piden ser sanados, Jesús no pregunta qué quieren, pero se da cuenta que estos hombres le reconocen una autoridad y poder. Al darles la orden:’Id a presentaros a los sacerdotes’,simplemente se van.Con la actitud de estos hombres ve cuanta confianza han puesto en Él. Confianza y poder se unen consiguiendo la sanación de todos ellos.

Ser agradecido, no parece tarea fácil, solo hay uno que es consciente de ser sanado y salvado, este vuelve gritando lleno de gozo y alegría. Es tanta, se postra ante Jesús reconociéndole como su Señor. ’Volvió alabando a Dios en alta voz’.

Parémonos a orar con las preguntas que le hace Jesús. ¿Qué dicen de mi vida de creyente? ¿Vivo con la actitud del que ha sido salvado?

Es lo que recibe el samaritano, ser reconocido en su fe y que por ella es invitado a ponerse de pie. ’Levántate, vete..’ se va, siendo un hombre transformado.

Hna. Virgilia León Garrido O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo

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