’ Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres ’


Si no amas al hermano no amas a Dios

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’ Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres ’
Religión
Enero 09, 2020 21:12 hrs.
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La Palabra de Dios


Viernes 10 De Enero 2020

Primera lectura
1 Jn 5, 5-13
Queridos hijos: ¿Quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios. Jesucristo es el que vino por medio del agua y de la sangre; él vino, no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Así pues, los testigos son tres: el Espíritu, el agua y la sangre. Y los tres están de acuerdo.
Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios vale mucho más y ese testimonio es el que Dios ha dado de su Hijo.
El que cree en el Hijo de Dios tiene en sí ese testimonio. El que no le cree a Dios, hace de él un mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo. Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida.
A ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, les he escrito estas cosas para que sepan que tienen la vida eterna.

Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20
R.(12a) Demos gracias y alabemos al Señor.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
a Dios ríndele honores, Israel.
El refuerza el cerrojo de tus puertas
y bendice a tus hijos en tu casa.
R. Demos gracias y alabemos al Señor.
El mantiene la paz en tus fronteras,
con su trigo mejor sacia tu hambre.
El envía a la tierra su mensaje
y su palabra corre velozmente.
R. Demos gracias y alabemos al Señor.
Le muestra a Jacob su pensamiento,
sus normas y designios a Israel.
No ha hecho nada igual con ningún pueblo,
ni le ha confiado a otros sus proyectos.
R. Demos gracias y alabemos al Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Mt 4, 23
R. Aleluya, aleluya.
Predicaba Jesús la buena nueva del Reino
y sanaba toda enfermedad en el pueblo.
R. Aleluya.

Evangelio
Lc 5, 12-16
En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo: ’Señor, si quieres, puedes curarme’. Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: ’Quiero. Queda limpio’. Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: ’Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio’.
Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

Si no amas al hermano no amas a Dios
Bien sabemos la importancia del amor en la vida de un seguidor de Jesús. Hoy San Juan viene a remacharnos esta idea con poderosas razones. ¿Por qué tenemos que amar al hermano? Hay una alta razón: porque Dios nos ha amado primero a nosotros, porque hemos experimentado que Él nos ama. De aquí se deriva que no solo tenemos que devolver ese amor a Dios sino que también lo debemos extender a nuestros hermanos. ’Quien ama a Dios, ame también al hermano’. Una de las tentaciones del cristiano es amar mucho a Dios y no amar a los hermanos, al menos a algunos hermanos. No puede ser. Después de que Dios nos ha inundado de su amor… con ese amor recibido debemos y podemos amar a todos nuestros hermanos. Miente el que dice que ama a Dios y no ama al hermano. En la misma línea está el mandato de Jesús: ’amaos unos a otros como yo os he amado’.

Lo dicho: los cristianos no tenemos disculpas para nos amar a nuestros hermanos. Si Dios nos ama… tenemos que imitarle en amar a nuestros hermanos. Todo lo que vaya a en contra del amor, en la dirección que sea, deja de ser cristiano. Nos va la vida, nos va nuestra felicidad.

Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres
El evangelio de hoy nos da pie para preguntarnos, una vez más, para qué vino Jesús hasta nosotros. Una vez más, hay que decir que vino para quitarnos nuestros males, para dar la buena noticia a los pobres, la libertad a los cautivos, la vista a los ciegos y la libertad a los oprimidos. En positivo, para señaladnos el camino del bien. Todo ello para que vivamos, ya en la tierra, una vida donde la alegría, el sentido, la esperanza ocupen un lugar preferente, antes de resucitarnos, después de nuestra muerte, a una vida de total felicidad.

Los medios que empleó para su misión nos desconciertan desde el principio. Estamos en tiempo de navidad, ¿Cómo llegó a Jesús hasta nosotros, hasta nuestra tierra? Siendo Dios no le dio por venir como ’Dios manda’, que diríamos cualquiera de nosotros, naciendo en un lujoso palacio, rodeado de sirvientes por todas partes. No, le dio por nacer en un establo teniendo que ser recostado en un pesebre. Todo su poder divino lo empleó para predicarnos el amor y no en rodearse de medios espectaculares. Quiso decirnos que nos quería y que le hiciésemos caso en el camino del amor que nos proponía. Llegó, como dice san Pablo, hasta hacerse nuestro esclavo, llegó hasta arrodillarse delante de sus apóstoles y de nosotros, para que le hiciésemos caso. ’Os he dado ejemplo para que vosotros hagáis otro tanto’. Eso lo que nos pide Jesús: que le hagamos caso para gozar de ’vida y vida en abundancia’·

Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

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