’ No envió al Hijo para juzgar, sino para salvar ’



"¿Quién mire el estandarte quedará salvo?"

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’ No envió al Hijo para juzgar, sino para salvar ’
Religión
Septiembre 13, 2021 23:10 hrs.
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La Palabra de Dios


Fiesta de la Exaltación de la santa Cruz

Lectura I
Num 21, 4-9
En aquellos días, el pueblo se impacientó y murmuró contra Dios y contra Moisés, diciendo: ’¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Para que muriéramos en el desierto? No tenemos pan ni agua y ya estamos hastiados de esta miserable comida’.

Entonces envió Dios contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: ’Hemos pecado al murmurar contra el Señor y contra ti. Ruega al Señor que aparte de nosotros las serpientes’. Moisés rogó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió: ’Haz una serpiente como ésas y levántala en un palo. El que haya sido mordido por las serpientes y mire la que tú hagas, vivirá’. Moisés hizo una serpiente de bronce y la levantó en un palo; y si alguno era mordido y miraba la serpiente de bronce, quedaba curado.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Del Salmo 77
R. (cf 7c) No olvidemos las hazañas del Señor.
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza;
presten oído a las palabras de mi boca.
Abriré mi boca y les hablaré en parábolas;
anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.
Cuando Dios los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia él.
Se acordaban de que Dios era su auxilio;
el Dios altísimo su redentor.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.
Lo adulaban con sus bocas,
le mentían con su lengua;
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.
Pero él sentía lástima de ellos,
les perdonaba su culpa y no los destruía.
Muchas veces dominó su ira
y apagó el furor de su cólera.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.

Lectura II
Flp 2, 6-11
Cristo, siendo Dios,
no consideró que debía aferrarse
a las prerrogativas de su condición divina,
sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo
tomando la condición de siervo,
y se hizo semejante a los hombres.
Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo
y por obediencia aceptó incluso la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas
y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre,
para que al nombre de Jesús todos doblen la rodilla
en el cielo, en la tierra y en los abismos,
y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor



Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R. Aleluya.

Evangelio
Jn 3, 13-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: ’Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él’’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

"¿Quién mire el estandarte quedará salvo?"
Leemos este capítulo del libro de los Números y parece que esté escrito para estos días. También ahora tendemos a hablar mal de Dios y de sus enviados porque las serpientes del momento: pandemias, epidemias, hambre, desastres naturales o provocados, etc, nos están mordiendo constantemente, o al menos nos sentimos mordidos.

Cuando tenemos la vida discurriendo a nuestro alrededor, llegamos a cansarnos de lo que tenemos y nos quejamos. La monotonía, el tener las necesidades inmediatas cubiertas, termina siendo motivo de hastío y nos quejamos de Dios. No es que acudamos a Dios para quejarnos, sino que vamos hablando mal de él, acudimos al rumor insidioso esperando que la queja llegue a sus oídos, pero que él no llegue a identificarnos como los protestantes. Nos da miedo porque puede enfadarse.

Hoy nos quejamos porque los cambios climáticos nos están castigando fuertemente. Reclamamos a Dios porque el calor veraniego no llega, porque el calor que ha llegado nos ahoga o porque no hace ni frío ni calor y la monotonía nos aburre y necesitamos protestar por algo. Todo menos reconocer nuestra aportación a este estado de cosas, No se nos ocurre cerrar una calefacción innecesaria, nos resistimos a cerrar el grifo y derrochamos agua sin cesar. Así hacemos con tantas cosas que sería interminable relacionar.

Dios sigue ahí. En el relato de hoy se enciende su ira y castiga al pueblo, pero enseguida manda el remedio. Creo que Dios nos está avisando para que cesemos de destruir una naturaleza que nos dio para que la mejoráramos, o al menos mantuviéramos. Nos bastaría mirar el estandarte, la gran serpiente de la ambición, del odio, de la envidia, del orgullo y la prepotencia para reconocer nuestro pecado y corregirlo y sanar. Pero, ¿lo hacemos así?

… ¡Pues no! Preferimos mirar a la Cruz de Cristo y pedirle que nos libre de los males, -pero que lo haga él, que no nos moleste en nuestra acomodada vida-, en lugar de ponernos manos a la obra y quitar del medio en que nos movemos, tantas serpientes venenosas que estamos criando y terminarán acabando con nuestra salud y nuestra propia vida.

"No envió al Hijo para juzgar, sino para salvar"
Parece que nos cuesta un poco ver a Jesús como salvador. Estamos, algunos, tan imbuidos de nuestra posesión de la verdad, que somos capaces de juzgar y condenar sin medias tintas. El diálogo con Nicodemo se nos empieza a borrar en los últimos versículos y olvidamos que Dios no envió al Hijo para condenar, sino todo lo contrario. Nosotros salvamos y condenamos de acuerdo con nuestros criterios, nuestras ideas o –peor aún- nuestros prejuicios. Todo menos ver con claridad el mensaje de esperanza salvadora, ¡para todos! de Cristo.

Un dramaturgo de nuestro romanticismo dice una frase que podría darnos alguna idea, pero como está al final y ya queremos aplaudir y marchar, no atendemos. Dice Zorrilla por boca de Dña. Inés a Don Juan que basta para salvarse ’un punto de contrición a la puerta de la tumba’.

Somos propicios a mandar al infierno a todos los seres humanos que vamos encontrando a lo largo de nuestra vida. Siempre, bueno, casi siempre, encontramos en nosotros mismos el molde para medir y pesar a los demás. Nos miramos a nosotros mismos y, claro, la serpiente de la intolerancia nos muerde y no somos capaces de ver la cruz salvadora revelándose en lo alto. Somos incapaces de ver la cruz como puente de enlace y la miramos como frontera que pocos podremos cruzar. Pensamos que solo los santos tendremos opciones a pasar.

Cristo, el Salvador colgado del madero no está ahí para otra cosa que para salvar. De ninguna manera está para condenar. Tiene los brazos abiertos para abrazar, no para amenazar. A nosotros corresponde verlo y transmitirlo así, predicar que Cristo es vida y salud, no piedra de condenación. Dejemos al Dios juzgador y castigador inmisericorde, que no existe, y veamos siempre al Dios que nos ama y busca nuestra compañía, nuestra salvación y es la fuente del amor que nosotros debemos vivir y repartir/compartir con la creación entera.

D. Félix García O.P.
Fraternidad de Laicos Dominicos de Viveiro (Lugo)

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