’ Partió los panes y se los dio ’


’Al ver a tanta gente, sintió compasión de ellos’

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’ Partió los panes y se los dio ’
Religión
Agosto 01, 2021 23:23 hrs.
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La Palabra de Dios

Lunes 02 agosto 2021

Lectura I
Nm 11, 4b-15
En aquellos días, los israelitas se quejaban diciendo: ’¡Quién nos diera carne para comer! ¡Cómo nos acordamos del pescado, que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones, de los puerros, cebollas y ajos! Pero de tanto ver el maná, ya ni ganas tenemos de comer’.

El maná era como la semilla del cilantro y su aspecto como el de la resina aromática. El pueblo se dispersaba para recogerlo. Lo molían en el molino o lo machacaban en el mortero; luego lo cocían en una olla y hacían con él una especie de pan, que sabía como el pan de aceite. Por la noche, cuando caía el rocío sobre el campamento, caía también el maná.

Moisés oyó cómo se quejaba el pueblo, cada una de las familias, a la entrada de su tienda. Eso provocó la ira del Señor, y Moisés, también muy disgustado, le dijo al Señor: ’¿Por qué tratas tan mal a tu siervo? ¿En qué te he desagradado para que tenga que cargar con todo este pueblo? ¿Acaso yo lo he concebido o lo he dado a luz, para que me digas: ‘Toma en brazos a este pueblo, como una nodriza a la creatura, y llévalo a la tierra que juré darles a sus padres?’ ¿De dónde voy a sacar yo carne para repartírsela a toda la gente, que me dice llorando: ‘Queremos comer carne’? Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues es demasiado pesado para mí. Si me vas a tratar así, por favor, quítame la vida y no tendré que pasar tantas penas’.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Del Salmo 80
R. (2a) Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
Israel no oyó mi voz, dice el Señor,
y mi pueblo no quiso obedecerme.
Los entregué, por eso, a sus caprichos
y los dejé vivir como quisiesen.
R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
¡Ojalá que mi pueblo me escuchara
y cumpliera Israel con mis mandatos!
Yo, al punto, humillaría a sus enemigos
y sentirían mi mano sus contrarios.
R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.
Los que aborrecen al Señor
tratarían de adularme,
pero su suerte quedaría fijada.
En cambio, Israel comería de lo mejor del trigo
y yo lo saciaría con miel silvestre.
R. Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza.

Aclamación antes del Evangelio
Mt 4, 4
R. Aleluya, aleluya.
No sólo de pan vive el hombre,
sino también de toda palabra
que sale de la boca de Dios.
R. Aleluya.


Evangelio
Mt 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos.

Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: ’Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer’. Pero Jesús les replicó: ’No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer’. Ellos le contestaron: ’No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados’. El les dijo: ’Tráiganmelos’.

Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

Hoy celebramos a la Beata Juana de Aza, madre de N.P. Sº Domingo. Nació hacia 1140, Proveniente de una familia noble, ella y su familia se llegaron a caracterizar por la ejemplaridad de sus virtudes y profunda vida cristiana. Casada con don Félix de Guzmán, tuvieron tres hijos a los que educó en las mismas virtudes que ella practicaba. Los tres fueron sacerdotes Fue una mujer llena de fe y compasión.Todos los días las puertas del Torreón de los Guzmanes se abrían para repartir consuelo y afectos a los pobres, transeúntes y peregrinos. Su sepultura se encuentra en Caleruega (Burgos) España

’Dios oye y responderá doblemente: a Moisés y a Israel’
El pueblo de Israel sigue caminando en el desierto y recibiendo gratuitamente cada mañana el Maná, la comida de cada día. A pesar de esto, hay insatisfacción y descontento entre ellos. Una vez más, aparece la queja ante Yahvé y ante Moisés que les sacó de la esclavitud de Egipto y les guía siguiendo las órdenes de Dios.

Esta vez la causa de su queja es el cansancio ante la rutina de su comida que les hace olvidar los sufrimientos vividos bajo la esclavitud e idealizar lo que allí recibían ’¡Cómo nos acordamos de lo que comíamos…!’ Está queja se va a tonar en exigencia ’¡Queremos comer carne…!

Moisés escucha también estas quejas, siente su impotencia y limitación para satisfacer a este pueblo que Yahvé le ha confiado, sin embargo no quiere renunciar a la responsabilidad de guiar y educar al pueblo, no obstante, sus repetidas quejas lo aplastan y le hacen ir a conversar con su Dios. Comienza también por una ’queja que se convierte en súplica’ ’ ¿por qué tratas mal a tu siervo?y’¿De dónde sacaré carne para repartirla a todo el pueblo? (V12) Yo sólo no puedo cargar con todo este pueblo.

Moisés no ha elegido esta misión, no es algo que le enorgullezca sino más bien que lo ha aceptado confiando y queriendo ver en esta acción lo obra de Dios. Por eso sigue manteniendo esta conversación de súplica amorosa con Él, de tal forma que Yahvé responderá con dos concesiones: Una al pueblo, les dará carne.Otra a Moisés, le pide que sea él mismo quien elija a un número de ancianos y se los presente. Yahvé les convertirá en ayudantes y colaboradores de esta gran misión: guiar al pueblo a la Tierra Prometida. (V16ss)

’Al ver a tanta gente, sintió compasión de ellos’
La noticia de la muerte de Juan Bautista provoca en Jesús una retirada junto a sus discípulos. Su intención es estar a solas. Los evangelios no nos hablan de la amistad o no de estos dos hombres. Sí nos narran que se conocieron y se admiraron como personas y cómo realizan su misión. Tuvo que ser un gran golpe para Jesús. Si nos remontamos a que ya desde el vientre de sus madres se ’habían reconocido y saludado’. Este momento doloroso seguro sobrecoge a Jesús y de ahí su deseo de soledad.

¿Cuántas veces no nos ocurre a nosotros lo mismo? ¡Los seres humanos conocemos bien estos sentimientos!

El texto señala que al bajar de la barca, Jesús y sus discípulos se encuentran esperándolos a la orilla del lago una gran multitud de gente que le busca. Esta actitud de la gente produce en Jesús una profunda conmoción interior que le lleva a cambiar su propia intención de retiro. Las necesidades, el dolor y el ’hambre’ que manifiestan por su mensaje, hacen que se revele la misericordia que lleva en su corazón.’Sanó a muchos enfermos’ (V14).

Siento que muchas veces cuando nos paramos a escuchar con empatía a los otros, también ellos sacan lo mejor de nosotros mismos. Quizás sea un buen compromiso al que podemos dar respuesta hoy día. ¡Hay tantas necesidades a nuestro alrededor! Solo es cuestión de pararnos a mirar.

Ha pasado el día y los discípulos se llegan a Jesús para hacerle un planteamiento realista y razonable ’Es tarde, estamos en un descampado, despide a la gente para que vaya a las aldeas y compren comida’ (V15)’La respuesta de Jesús es simple y desconcertante: ’Dadles vosotros de comer’La reacción de los discípulos es de los más elocuente y natural, están confundidos, pero a lo menos uno se atreve a decir:’No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces’ Jesús sigue poniéndoles a prueba y les pide: ’Traédmelos acá’.

¿Y qué sucede con los panes y los peces en manos de Jesús? Fijémonos bien, cuando interviene Jesús comienza a realizarse el maravilloso prodigio, ¿qué fue lo que pasó? Dos cosas aparentemente bien sencillas, pero profundas y decisivas. Primera, que alguien ofreció lo que llevaba, que no era casi nada, y segunda, que lo pusiera en manos de Jesús. Y lo que pasó a continuación, se lo hemos escuchado a Mt: se saciaron cinco mil hombres y aún sobró.

¿Cómo fue posible? Si era una insignificancia lo que había. Es verdad que la desproporción es abismal entre los medios materiales y los efectos que se logran. Pero en realidad para que el milagro se realice fueron necesarios esos cinco panes y dos peces. Sin ellos tal vez no hubiera sucedido nada. Jesús quiere contar con ese poco que tenemos, a nosotros de estar dispuestos a ponernos y ponerlo en sus manos.
Hna. Virgilia León Garrido O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo

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