’ Señor, enséñanos a orar ’


Jonás se sintió contrariado, se enfadó y se encaró con el Señor

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’ Señor, enséñanos a orar ’
Religión
Octubre 05, 2021 21:25 hrs.
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La Palabra de Dios

Miércoles 06 octubre 2021

Primera Lectura
Jon 4, 1-11
Jonás se disgustó mucho de que Dios no hubiera castigado a los habitantes de Nínive, e irritado, oró al Señor en estos términos: ’Señor, esto es lo que yo me temía cuando estaba en mi tierra, y por eso me di prisa en huir a Tarsis. Bien sabía yo que tú eres un Dios clemente y compasivo, lleno de paciencia y de misericordia, siempre dispuesto a perdonar. Ahora, Señor, quítame la vida, pues prefiero morir a vivir’. Pero el Señor le respondió: ’¿Crees que hay motivo para que te enojes?’

Jonás salió de Nínive y acampó al oriente de la ciudad. Allí construyó una enramada y se sentó a su sombra, para ver qué pasaba con Nínive. Entonces, el Señor Dios hizo nacer una hiedra, que creció tan tupida, que le daba sombra y lo resguardaba del ardor del sol. Jonás se puso muy contento por la hiedra.

Pero al día siguiente, al amanecer, el Señor envió un gusano, el cual dañó la hiedra, que se secó. Y cuando el sol ya quemaba, el Señor envió un viento caliente y abrasador; el sol le daba a Jonás en la cabeza y lo hacía desfallecer. Entonces Jonás deseó morir y dijo: ’Prefiero morir a vivir’.

Entonces el Señor le dijo a Jonás: ’¿Crees que hay motivo para que te enojes así por la hiedra?’ Contestó él: ’Sí, y tanto, que quisiera morirme’. Le respondió el Señor: ’Tú estás triste por una hiedra que no cultivaste con tu trabajo, que nace una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad, en donde viven más de ciento veinte mil seres humanos que no son responsables y gran cantidad de ganado?’.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 85, 3-4. 5-6. 9-10
R. (15b) Tú, Señor, eres bueno y clemente.
Ten compasión de mí,
pues clamo a ti, Dios mío, todo el día,
y ya que a ti, Señor, levanto el alma,
llena a este siervo tuyo de alegría.
R. Tú, Señor, eres bueno y clemente.
Puesto que eres , Señor, bueno y clemente,
y todo amor con quien tu nombre invoca,
escucha mi oración
y a mi súplica da respuesta pronta.
R. Tú, Señor, eres bueno y clemente.
Dios entrañablemente compasivo,
todo amor y lealtad, lento a la cólera,
ten compasión de mí,
pues clamo a ti, Señor, a toda hora.
R. Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Aclamación antes del Evangelio
Rom 8, 15
R. Aleluya, aleluya.
Hemos recibido un espíritu de hijos,
que nos hace exclamar: ¡Padre!
R. Aleluya.

Evangelio
Lk 11, 1-4
Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: ’Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos’.

Entonces Jesús les dijo: ’Cuando oren, digan:
Padre, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
danos hoy nuestro pan de cada día
y perdona nuestras ofensas,
puesto que también nosotros perdonamos
a todo aquel que nos ofende,
y no nos dejes caer en tentación’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

Jonás se sintió contrariado, se enfadó y se encaró con el Señor
El brevísimo libro de Jonás, -cuatro capítulos-, nos cuentan los exégetas, es un libro de ficción con una finalidad pedagógico-didáctica. Es como una parábola que facilita la comprensión del mensaje que en él se contiene.

¿Qué nos enseña? Que la bondad y la misericordia de Dios son eternas y abarca a todos los hombres.

Sorprende, por eso, la reacción de Jonás ante la bondad de Dios cuando no destruye la ciudad de Nínive. Esta ciudad era la capital de Asiria, pueblo guerrero y cruel. Quizá sea lo que explica la reticencia de Jonás a cumplir el mandato de Dios que lo enviaba a predicar la conversión de esa gran ciudad. Tras alguna peripecia, Jonás se decide a cumplir lo que Dios le ha pedido y en vez de huir a Tarsis, como tenía previsto, accede a predicar la conversión. Curiosamente, al cumplir su misión, la población de Nínive se convierte, comenzando por el rey y sus ministros, llegando hasta los animales. Así manifestó la ciudad el impacto de la predicación de Jonás.

Ante ese gesto de conversión la respuesta Dios fue no cumplir el castigo con el que había amenazado a los ninivitas.

La constatación de esa bondad de Dios, preservando a esa ciudad de la destrucción, encuentra en Jonás una extraña reacción. No alaba al Señor por su bondad y misericordia, al contrario, se sintió contrariado, se enfadó y se encaró con el Señor. Las palabras que le dirige a Dios nos llenan de sorpresa. Jonás se siente contrariado, al constatar cómo es Dios: Sé que eres un Dios clemente, compasivo, paciente y misericordioso que te arrepientes del mal.

Como nos repetirá Jesús en sus parábolas, el Señor obra siempre misericordiosamente, porque su misericordia es eterna, como recalca insistentemente el salmo 135. Buena ocasión para orarlo.

Es lo que nos manifiestan las parábolas de Jesús que nos muestran la bondad de un Padre que celebra el regreso de quien se ha perdido. También allí las reacciones de algunos personajes repiten esa actitud contrariada de Jonás, al comprobar tal bondad. Quizá son reacciones humanas que hay que limar si queremos seguir las huellas de Jesús.

Una visión chata de Dios quiere contraponer misericordia y justicia. Solo Él sabe conjugar ambos aspectos, aunque tengamos la sensación, a veces, de que la misericordia prevalece por encima de todo, o bien la justicia está por encima de la misericordia. El salmo 116 nos recuerda que ’El Señor es justo y compasivo’.

Merece la pena examinar nuestra actitud ante la misericordia del Señor con todos los hombres, incluso con aquellos que podemos pensar no merecen ser receptores de esa bondad de Dios.

Buen día para meditar este tema en este mundo nuestro, más necesitado que nunca de alabar y vivir la misericordia de Dios, esa que nosotros deberíamos mostrar en las tensiones por las que atravesamos. Jesús nos lo recuerda, citando a Oseas (6, 6) en el evangelio de Mateo 9,2-13 y en 12,1-8: Misericordia quiero y no sacrificios.

Señor, enséñanos a orar
La oración es constante en la vida Jesús. Todos los evangelistas lo destacan. Al contemplar la importancia que Él daba a la oración y el observar su práctica al retirarse todas las noches a orar, suscita en sus discípulos el deseo de encontrar una forma nueva de relacionarse con el Padre. Tal vez ahí manifiestan su incapacidad para hallar el modo de dirigirse a ese Dios, Padre acogedor, que requiere un nuevo estilo de acercarse a Él. Es la razón por la que un discípulo pide ’que les enseñe a orar como Juan enseñó a sus discípulos’.

Es una petición sencilla la que le hace este discípulo. Quizá en ello se encuentre una razón más profunda. Ellos han escuchado a Jesús hablar constantemente del Buen Padre Dios. Han ido comprendiendo un modo nuevo de entender a Dios y la relación que hemos de mantener con Él. Las enseñanzas de Jesús los han situado ante un Dios muy distinto del concepto que ellos tenían. Acorde con su doctrina renovadora, les propone una oración singular, donde se resumen sus enseñanzas. Por ello, viene a ser un resumen donde se compendian la novedad de un Dios Padre de todos al que podemos acudir con la confianza de hijos.

Jesús, accedió a esa petición y, con la sencillez que tienen siempre sus palabras, les enseñó un modo novedoso de dirigirse a Dios.

Necesidades y valores
Alguien ha dicho que el Padrenuestro, antes que una lista de necesidades, es una lista de valores. Es la escala de valores que vive Jesús y, por lo mismo, nos la ofrece como nuevo modo de vivir y de orar.

San Basilio nos ofrece un consejo para hacerlo bien: Siempre que ores no empieces desde luego pidiendo; porque entonces harás aparecer tu afecto como culpable, acudiendo a Dios como obligado por la necesidad. Así, cuando empieces a orar, prescinde de toda criatura visible e invisible, y empieza por alabar a Aquel que ha creado todas las cosas. Por esto añade: "Y Jesús les respondió: Cuando os pongáis a orar, habéis de decir: Padre…

Comienza por situarnos ante Alguien que, es Padre de todos, no solo mío. ’Por lo tanto, afirma el Papa Francisco, No, es el Padre mío, porque yo no soy hijo único. Ninguno de nosotros lo es. Y si no puedo ser hermano, difícilmente puedo llegar a ser hijo de este Padre, porque es un Padre, con certeza, mío, pero también de los demás, de mis hermanos’.

En esta oración hallamos los elementos que han de caracterizar toda oración auténticamente cristiana. En ella nos dirigimos a una persona concreta que es Padre; en ella, alabamos a Dios y expresamos nuestro anhelo de que llegue su Reino hasta nosotros; expresamos, también, nuestras necesidades, tanto espirituales como temporales; pedimos perdón y ofrecemos el nuestro a quienes hayan podido ofendernos. Finalmente, pedimos su fuerza para que nos ayude, especialmente en los momentos de tentación. Concluye con una petición general: que nos libre de todo mal.

Stop
Sin duda, el Padrenuestro es la oración más hermosa y entrañable que tenemos los cristianos. El riesgo que corremos todos es dejarnos llevar por la inercia y permitir que las palabras rueden por nuestros labios sin ser conscientes de lo que rezamos. Es un riesgo muy próximo a nuestras costumbres. Es la oración que aprendimos de pequeños, unida, quizá, a nuestra apertura a la trascendencia; la hemos repetido muchísimas veces y, por ello, no es raro sorprendernos perdidos en la inercia. La oración se desvirtúa cuando solo es un murmullo vacío. Es el reto que tenemos.

Hoy podríamos orarlo con el esfuerzo de hacerlo muy conscientemente. Tampoco estaría mal recordar a quienes nos lo enseñaron y nos ayudaron a dar el primer paso en la oración. Finalmente es un signo de agradecimiento el compromiso por transmitirlo a quienes sea posible, conscientes de que es un tesoro que acompañará a otros, como nos ha acompañado a nosotros, toda la vida.

Fray Salustiano Mateos Gómara O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

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