’ Señor mío y Dios mío ’


La piedra angular

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’ Señor mío y Dios mío ’
Religión
Julio 02, 2020 18:27 hrs.
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La Palabra de Dios

Viernes 3 de julio 2020

Fiesta de santo Tomás, Apóstol
Primera lectura
Ef 2, 19-22
Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.

Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo del Señor, y unidos a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 116, 1.2
R. (Mc 16, 15) Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Que alaben al Señor todas las naciones,
que lo aclamen todos los pueblos.
R. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Porque grande es su amor hacia nosotros
y su fidelidad dura por siempre.
R. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.


Aclamación antes del Evangelio
Jn 20, 29
R. Aleluya, aleluya.
Tomás, tú crees porque me has visto, dice el Señor;
dichosos los que creen sin haberme visto.
R. Aleluya.


Evangelio
Jn 20, 24-29
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: ’Hemos visto al Señor’. Pero él les contestó: ’Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré’.

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: ’La paz esté con ustedes’. Luego le dijo a Tomás: ’Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano; métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree’. Tomás le respondió: ’¡Señor mío y Dios mío!’ Jesús añadió: ’Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús


Reflexión del Evangelio de hoy

La piedra angular
Hay personas que a la hora de presumir presumen de pertenecen a una familia de gran nobleza, son marqueses, condes… Dan la impresión de que eso les coloca por encima del resto de la humanidad.

San Pablo, en esta primera lectura anos recuerda que pertenecemos a una familia muy importante, pertenecemos, ni más ni menos, que a la familia de Dios. Dios es nuestro Padre, somos sus hijos y hermanos entre nosotros.

Sabiendo que para vivir como miembros de esta noble familia… Cristo Jesús es la piedra angular de todo el edificio, de esta gran familia de los hijos de Dios. La vida de todos nosotros depende de Cristo Jesús. Sin él no podemos hacer nada. A la hora de seguir a Jesús, a la hora de ser hijos y hermanos… si Jesús no nos ayuda no daremos ni un solo paso. Jesús siempre está dispuesto a ayudarnos, a no dejarnos solos en nuestro intento de seguirle, en nuestro intento de ser de la familia de Dios. ’Yo está siempre con vosotros hasta la consumación de los siglos’. La ayuda de Jesús la tenemos asegurada.

Señor mío y Dios mío
Este pasaje evangélico nos nuestra la paradoja que en algún momento de su vida vivió el apóstol Santo Tomás.Cuando Jesús le llamó se mostró generoso y convencido, prometiéndole que le seguiría donde quiere que fuese. Pero Santo Tomás era también un hombre débil. La duda le atravesaba a la hora de creer a Jesús que había anunciado a sus apóstoles que después de su muerte resucitaría. Su fe en la palabra de Jesús era frágil. Necesitaba más pruebas, más evidencia. Y Jesús resucitado vino en su ayuda y le mostró en su propio cuerpo las heridas de los clavos, las heridas de su amor hacia todos nosotros. Y Santo Tomás yendo más allá de lo que veía sus ojos confesó la divinidad de Jesús: ’¡Señor mío y Dios mío!’.

¿Quién no se ve reflejado en el dubitativo y creyente Santo Tomás? A veces, las dudas llaman a nuestra puerta y hemos de pedir a Jesús que venga en nuestra ayuda, que refuerce nuestra confianza en él y nos mostrará sus heridas para que podamos confesar con Santo Tomás: ’¡Señor mío y Dios mío!’.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

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