’ Ella ha dado todo lo que tenía para vivir ’


He mantenido la fe

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’ Ella ha dado todo lo que tenía para vivir ’
Religión
Junio 05, 2020 22:31 hrs.
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La Palabra de Dios

Sábado 6 de junio 2020

Primera lectura
2 Tim 4, 1-8
Querido hermano: En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, te pido encarecidamente, por su advenimiento y por su Reino, que anuncies la palabra; insiste a tiempo y a destiempo; convence, reprende y exhorta con toda paciencia y sabiduría.

Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se rodearán de maestros que les halaguen el oído; se harán sordos a la verdad y sólo escucharán las fábulas.

Tú, en cambio, sé siempre prudente, soporta los sufrimientos, cumple tu trabajo de evangelizador y desempeña a la perfección tu ministerio.

Para mí ha llegado la hora del sacrificio y se acerca el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 70, 8-9. 14-15ab. 16-17. 22
R. (cf. 15a) Mi boca, Señor, anunciará siempre tu salvación.
Mis labios no han cesado de alabarte
y pregona tu gloria todo el día.
Señor, en la vejez no me rechaces
no me abandones, falto de energías. R.
R. Mi boca, Señor, anunciará siempre tu salvación.
En ti, Señor, yo seguiré confiando,
y más y más te alabará mi boca.
Yo proclamaré siempre tu justicia
y a todas horas, tu misericordia. R.
R. Mi boca, Señor, anunciará siempre tu salvación.
Tus hazañas, Señor, alabaré;
diré a todos que sólo tú eres justo.
Me enseñaste a alabarte desde niño
y seguir alabándote es mi orgullo. R.
R. Mi boca, Señor, anunciará siempre tu salvación.
La lealtad del Señor para conmigo
celebrará mi lira.
Al Santo de Israel, a ti, Dios mío.
cantaré con mi cítara. R.
R. Mi boca, Señor, anunciará siempre tu salvación.


Aclamación antes del Evangelio
Mt 5, 3
R. Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
R. Aleluya.


Evangelio
Mc 12, 38-44
En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y le decía: ’¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles; buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de largos rezos. Estos recibirán un castigo muy riguroso’.

En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: ’Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza ha echado todo lo que tenía para vivir’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

He mantenido la fe
La fe no es saber de Dios, sino, ante todo, un encuentro que cambia la vida. San Pablo es un ejemplo paradigmático. De perseguidor de los cristianos, se convierte en el gran apóstol de los gentiles y ahora se prepara para dar su vida por el Señor Jesús.

En estos tiempos difíciles, se nos hacen muy presentes las palabras del apóstol: ’proclama la Palabra a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta con toda paciencia y deseo de instruir’ porque la predicación de Ésta no se limita solo a las homilías o las catequesis, que también, y con la necesaria preparación exegética, sino también y, sobre todo, a hacerla Vida en nuestro entorno sin miedo ni vergüenzas, esas que a veces se nos descubren en demasiadas ocasiones, pero tampoco con la falsedades de la autosuficiencia porque nunca podemos olvidar que predicamos a Cristo Crucificado por amor a todos los hombres, incluso a los enemigos.

Ojalá podamos decir con alegría: ’he mantenido la fe’ como hace San Pablo y saber que no ha sido por mérito nuestro, sino por la gracia del Señor Jesús, a quien cada día nos hemos de encomendar en la oración para que nos sostenga en la esperanza de alcanzar la ’corona merecida’.

Cuidado con los escribas
En el Evangelio de San Marcos, Jesús nos habla de lo que realmente significa predicar el Evangelio, como ya nos anticipaba la epístola de San Pablo y lo hace contraponiendo dos figuras: la de los escribas y la de la pobre viuda.

El escriba era una persona docta en las Escrituras y solía interpretarla con acierto. Incluso Jesús alaba a uno de ellos al comentar el primer mandamiento de la Ley, al hacer hincapié en el amor al prójimo, pero, en esta ocasión, previene a sus oyentes sobre ellos y no tanto por su doctrina como por su ’otra predicación’: la de las obras y, especialmente, la falta de humildad y, sobre todo, de caridad hacia el prójimo. No pocas veces los cristianos somos también ’escribas’ de la Palabra en vez de servidores. Nos encanta el protagonismo, hacer sentir nuestra ’autoridad’ en la Iglesia, sin darnos cuenta de que solo hay un Señor y éste vivió y murió en la predicación vital de la humildad y la caridad más absoluta, haciendo ver en el prójimo el verdadero rostro de Dios.

Y, en contraposición a los malos escribas, el ejemplo de la pobre viuda anónima que deposita su ofrenda en el Templo. Nadie repara en ella sino Jesús que ve, más que la cantidad, la fe de esta mujer, el amor que rebosa su corazón. No da al Señor lo que le sobra, como tantas veces nosotros, sino ’lo que tenía para vivir’. Esta es la predicación del Evangelio de Jesús que tanta falta hace en la Iglesia.

La Fe auténtica es la que nos hace vivir y ésta solo tiene sentido en el Amor. A las gentes que fueron a escucharles les hablaba de la falsedad de los escribas, pero a sus discípulos les muestra la lección de la viuda porque es su actitud de vida la que quiere para cada uno de los que con Él y en su nombre formamos la Iglesia y tratamos con humildad de predicar dando la limosna de amor de nuestra vida.

Texto para la reflexión:

’La fe no es posesión. Es una situación que hay que vivir, fatigosamente, día tras día. Es un camino, siempre distinto, que hay que inventar. Cuando la fe es armadura, estabilidad interior, se afrontan las situaciones más imprevisibles y mudables con coraje y serenamente. Por el contrario, cuando la fe es armadura exterior, entonces no se soporta el camino, no se está equipado para los cambios bruscos del clima. Incluso un resfriado puede resultar fatal. Y el único coraje del que se es capaz es el del lamento’

(Alessandro Pronzato, ’Cansados de no caminar’)

D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.
Fraternidad ’Amigos de Dios’ de Bormujos (Sevilla)

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