’ Que os suceda conforme a vuestra fe ’


Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor

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’ Que os suceda conforme a vuestra fe ’
Religión
Diciembre 03, 2020 17:59 hrs.
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La Palabra de Dios

Viernes 04 diciembre 2020
Primera lectura
Is 29, 17-24
Esto dice el Señor:
’¿Acaso no está el Líbano
a punto de convertirse en un vergel
y el vergel en un bosque?
Aquel día los sordos oirán las palabras de un libro;
los ojos de los ciegos verán sin tinieblas ni oscuridad;
los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor
y los pobres se gozarán en el Santo de Israel;
porque ya no habrá opresores
y los altaneros habrán sido exterminados.
Serán aniquilados los que traman iniquidades,
los que con sus palabras echan la culpa a los demás,
los que tratan de enredar a los jueces
y sin razón alguna hunden al justo’.

Esto dice a la casa de Jacob
el Señor que rescató a Abraham:
’Ya no se avergonzará Jacob,
ya no se demudará su rostro,
porque al ver mis acciones en medio de los suyos,
santificará mi nombre,
santificará al Santo de Jacob
y temerá al Dios de Israel.
Los extraviados de espíritu entrarán en razón
y los inconformes aceptarán la enseñanza’.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Sal 26, 1. 4. 13-14
R. (1a) El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién pordrá hacerme temblar?
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
Lo único que pido, lo único que busco
es vivir en la casa del Señor toda mi vida,
para disfrutar las bondades del Señor
y estar continuamente en su presencia.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
La bondad del Señor espero ver
en esta misma vida.
Armate de valor y fortaleza
y en el Señor confía.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.

Aclamación Antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.

Ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder
para iluminar los ojos de sus hijos.

R. Aleluya.

Evangelio
Mt 9, 27-31
Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos, que gritaban: ’¡Hijo de David, compadécete de nosotros!’ Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó: ’¿Creen que puedo hacerlo?’ Ellos le contestaron: ’Sí, Señor’. Entonces les tocó los ojos, diciendo: ’Que se haga en ustedes conforme a su fe’. Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: ’Que nadie lo sepa’. Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región.
Palabra del Señor
Te alabamos, Señor

Reflexión del Evangelio de hoy
Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor
Dice el refrán que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo soporte. Con la llegada del Mesías, hemos de sentarnos a reflexionar cómo es nuestra espera de ese día grande. Seguramente, si nos apartamos por un momento de la vorágine de la vida, podremos intuir, y descubrir cuáles son las cosas y situaciones que nos oprimen.

Actualmente nos oprime esta pandemia, que ha puesto nuestra alma en vilo, y nuestros ánimos caen por semanas, nada parece cambiar, y todo parece oscurecerse a nuestro alrededor. Precariedad, paro, enfermos, reducción de nuestras libertades, muertes: todo un rosario de calamidades.

Otro signo de opresión son las guerras; la pandemia ha desplazado en el olvido a los campos de refugiados, a los niños que hoy siguen siendo víctimas de los conflictos bélicos, el hambre, la vulnerabilidad de familias y de pueblos enteros. Los medios de comunicación sólo nos informan de las estadísticas del coronavirus, y las medidas que cada país está tomando para la gestión de esta crisis sanitaria. ¿Y el resto del mundo? ¿Qué ha sido del resto de problemas?

Signo de opresión son las bolsas de pobreza que aumenta cada día, no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial, donde la precariedad sanitaria y alimenticia van unidas. Signo de opresión es el desencanto de la juventud que expresan su desacuerdo por medio del destrozo de lo que es común.

¿Y quién espera el día de la liberación? ¿Quién prepara el día de su venida? Los oprimidos dice, Isaías, volverán alegrarse en el Señor. Sin embargo, para eso hace falta desviar la mirada de lo que nos oprime hacia aquello que nos libera. Una mirada confiada al Dios de la vida, al Mesías esperado, para encontrar razones de esperanzas en medio de tanta dificultad. Hemos de vivir en la confianza depositada en el Cristo liberador de nuestras angustias, de nuestras opresiones, donde poder escuchar y poder ver más allá de lo que nos hace sufrir. Levantar la mirada hacia lo alto, y comprender que no todo acabará aquí en este mundo, ni tampoco con este tiempo.

’Cuando vean los hijos mis acciones santificarán mi nombre’ Podemos confiar en que Dios está actuando, a pesar de no ver su luz con claridad. Aunque lo que veamos sea aniquilación, violaciones del derecho de los inocentes por razones nimias, aunque la gente se conjure en hacer el mal, Dios actúa con su bondad, mostrándonos el camino de la liberación. Pero habrá un día en que los que no oyen y los que no ven, escucharán y verán la palabra de Dios y sus acciones en favor nuestro.

Que os suceda conforme a vuestra fe
Hay un grito insistente en nuestras vidas cuando nos dirigimos a Dios, similar al grito de los ciegos del evangelio de hoy: Ten compasión de nosotros, Hijo de David. En esta petición de súplica dirigida a Jesús hay un reconocimiento del Mesías, venido de la casa de David. Hay una confesión de fe.

Pero Jesús le centra aún más en el contenido de su fe con la pregunta ¿Creéis que puedo hacerlo?Jesús devuelve con una pregunta la oración de súplica, para que la súplica se convierta en un acto de fe de mayor profundidad. Se dirige a la hondura de su fe. No debe ser una súplica gratuita o acostumbrada a pedir cosas a Dios. Al contrario, debe ser profunda y siempre renovada, donde la fe tiene que jugar su peso. De alguna manera es una pregunta que implica el poder de Jesús, que se podría formular de otra manera: ¿Reconoces en mi palabra, en mis gestos el poder liberador que viene de Dios?

Es llamativo la contestación de Jesús: Que os suceda conforme a vuestra fe.En ocasiones limitamos nuestros actos de fe en el encendido de una velita, por ejemplo, pero sin preguntarnos qué contenido tiene nuestra fe, que compromiso adquiero una vez sea liberado de mis cadenas, cuál es la esperanza que me sostiene para caminar siempre al lado de Dios. Nos autoconvencemos de la no existencia de Dios, porque Dios no ha escuchado nuestras súplicas. Y dejamos de creer en la fuerza y la bondad de Dios porque no hemos visto ningún cambio. Quizás cambio no sucedió en tu realidad, en tu entorno, quizás el cambio sucedió en ti; de alguna manera, hubo un momento en el que tuviste necesidad de Dios. Lo expresaste quizás superficialmente, pero nació en ti esa necesidad. Ahora hay que moldearla, profundizarla, buscar aquello que haga posible el milagro, eso que haga posible el poder ver, lo que Jesús les dice a los ciegos: que os suceda conforme vuestra fe.

Oremos para que no sea la desilusión lo que nazca tras un acto de fe. Para que surja en nosotros una necesidad de creer de una manera más profunda en el Dios que nos espera.

Fray Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

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