’ Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna ’


"La Iglesia se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo"

| | Desde guerrerohabla.com

’ Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna ’
Religión
Mayo 01, 2020 20:19 hrs.
Religión ›
Agencia de noticias Plata Pura › guerrerohabla.com

Sábado 2 de mayo 2020

Memoria de San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia


La Palabra de Dios

Primera lectura
Hch 9, 31-42
En aquellos días, las comunidades cristianas gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria, con lo cual se iban consolidando, progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban, animadas por el Espíritu Santo.

Pedro recorría toda la región y una vez fue a visitar a los fieles que vivían en Lida. Ahí encontró a un hombre, llamado Eneas, que tenía ya ocho años de estar en cama, paralítico. Pedro le dijo: ’Eneas, Jesucristo te da la salud. Levántate y tiende tu cama’. Eneas se levantó inmediatamente; y todos los habitantes de Lida y de la llanura de Sarón que lo vieron, se convirtieron al Señor.

Había en Jafa, entre los discípulos, una mujer llamada Tabitá (que significa ’gacela’), la cual hacía infinidad de obras buenas y repartía limosnas. En aquellos días cayó enferma y murió. Lavaron su cadáver y lo tendieron en una habitación del segundo piso. Como Lida está cerca de Jafa, los discípulos, sabiendo que Pedro estaba allá, enviaron dos hombres para suplicarle que fuera a Jafa sin tardar. Pedro fue con ellos. Tan pronto como llegó, lo condujeron a la habitación del segundo piso. Allí lo rodearon todas las viudas, llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que Tabitá les había hecho, cuando aún vivía.

Pedro mandó salir a todos, se postró de rodillas y se puso a orar; luego, dirigiéndose a la muerta, dijo: ’Tabitá, levántate’. Ella abrió los ojos y al ver a Pedro, se incorporó. Él la tomó de la mano y la levantó; llamó a los fieles y a las viudas y se la entregó viva. Esto se supo por toda Jafa y muchos creyeron en el Señor.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 115, 12-13. 14-15. 16-17
R. (12) ¿Cómo le pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho? Aleluya.
¿Cómo le pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Levantaré el cáliz de salvación
e invocaré el nombre del Señor.
R. ¿Cómo le pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho? Aleluya.
Cumpliré mis promesas al Señor
ante todo su pueblo.
A los ojos de Dios es muy penoso
que mueran sus amigos.
R. ¿Cómo le pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho? Aleluya.
De la muerte, Señor, me has librado,
a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava.
Te ofreceré con gratitud un sacrificio
e invocaré tu nombre.
R. ¿Cómo le pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho? Aleluya.


Aclamación antes del Evangelio
Cfr Jn 6, 63. 68
R. Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Tú tienes palabras de vida eterna.
R. Aleluya.


Evangelio
Jn 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: ’Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?’

Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: ’¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen’. (En efecto, Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: ’Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede’.

Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: ’¿También ustedes quieren dejarme?’ Simón Pedro le respondió: ’Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

"La Iglesia se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo"
Según nos relatan los Hechos de los Apóstoles, tras la conversión de Pablo y el revuelo consiguiente, la Iglesia pasó a gozar de unos días de paz. En esos días Pedro recorría el país y se acercó a visitar a los cristianos que residían en Lida, allí encontró a Eneas, paralítico desde hacía 8 años, a quien le dijo: ’Jesucristo te da la salud, levántate’, este se levantó y los vecinos, al ver el prodigio, se convirtieron al Señor.

Cerca de Lida esta Jafa, donde vivía una discípula que se llamaba Tabitá (Gacela), mujer bondadosa y muy generosa para con la comunidad, falleció y los creyentes, sabiendo que Pedro estaba cerca, le mandaron aviso para que se acercara a Jafa; cuando llegó le informaron de todo lo bueno que hacía Tabitá y cuanto lloraban su muerte. Pedro ante el cadáver, mandó salir a todos y arrodillándose rezó al Señor y mirando al cadáver dijo: ’Tabitá, levántate’ esta lo hizo y Pedro llamó a la gente y se la presentó viva, lo que fue motivo para que muchos creyeran.

En este relato vemos como la fuerza de la oración es capaz de conseguir que paralíticos anden, o que muertos resuciten. Ya lo había dicho Jesús: ’lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo concederá’.

Estos signos no hacían más que reforzar como se iba expandiendo la doctrina del Nazareno, y como cada vez aumentaban los que creían en la Buena Noticia, y ese crecimiento se veía arropado con el consuelo que el Espíritu Santo infundía a la Iglesia.

Los apóstoles, como representantes de Jesús eran llamados, no solo para instruir a los nuevos creyentes, también para que con su testimonio y hechos excepcionales, sirvieran de acicate para aumentar la fe en Jesús. Muchas veces no bastaba con su palabra, sino que tenían que atestiguar, también, con sus obras.

El salmista nos hace recapacitar: ’¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?’. Siempre es mayor el bien que nos hace Dios que todos los agradecimientos que le podamos ofrecer.

"Nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios"
Este fragmento del capítulo sexto del evangelio de Juan, es uno de los más sorprendentes.

El día anterior Jesús había realizado la multiplicación de los panes y los peces y la gente, entusiasmada, lo buscaba para proclamarlo rey, pero Él se había retirado a orar; los discípulos habían embarcado tomando rumbo a Cafarnaún, con el mar encrespado y, cuando se encontraban mar a dentro, ven a Jesús andando sobre el agua. Al amanecer la gente buscaba al Maestro y lo encuentran en la sinagoga enseñando, dirigiéndose a ellos les dice que le buscan, no porque han visto signos sorprendentes, sino porque han comido pan hasta saciarse, les indica que no busquen el alimento perecedero, sino aquel que permanece hasta la vida eterna.

Se establece una discusión, pues los judíos insistían que sus padres habían comido pan bajado del cielo en el desierto gracias a Moisés, Jesús les responde que no fue Moisés, sino su Padre el que les proporcionó el pan bajado del cielo. ’Yo soy el verdadero pan bajado del cielo, el que coma de este pan no morirá’. ’El que crea en el Hijo del Hombre, tendrá vida eterna’.

Jesús se define a sí mismo como enviado por el Padre a quien Él ha visto y da testimonio. ’El que no coma la carne del Hijo del Hombre y no beba su sangre, no tendrá vida en sí mismo’.

Todo esto hace que muchos se escandalizaran, lo abandonaran y despreciaran, porque en realidad no creían en Jesús, y más aún cuando les dice: ’nadie puede venir a mi si el Padre no lo concede’.

Al ver que muchos se van, se dirige a los doce y les pregunta si ellos también lo van a abandonar; Pedro, en nombre de todos, le responde: ’¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna y creemos que Tú eres el Santo de Dios’.

Que frecuente y qué fácil es seguir a aquellos que nos sorprenden con cosas maravillosas y poco frecuentes, que nos ofrecen cantos de sirena, pero que cuando lo analizamos vemos que no tienen fundamento y se caen por sí mismos, decepcionando al personal. En este caso Jesús, al contrario, vemos que sus palabras son espíritu y vida, es consecuente con aquello que pregona y que, efectivamente, el Padre lo ha enviado y el que quiera seguirlo debe asumir su procedencia divina y, aunque sepan su origen humano, deben aceptar que se trata del verdadero Hijo de Dios.

Mucha gente sigue a los líderes porque dicen lo que ellos quieren oír, pero cuando el discurso cambia o se endurece y se hace más exigente, el ánimo comienza a decaer y, ante el más mínimo reproche, se van por donde han venido.

Seguir a Jesús no es un camino de rosas, más bien es una decisión exigente y, muchas veces dura, pero, indudablemente, satisfactoria.

D. José Vicente Vila Castellar, OP
Fraternidad Laical Dominicana Torrent (Valencia)



Ver nota completa...

Escríbe al autor

Escribe un comentario directo al autor

Suscríbete

Recibe en tu correo la información más relevante una vez al mes y las noticias más impactantes al momento.

Recibe solo las noticias más impactantes en el momento preciso.


’ Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna ’

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.