’ Soplaron los vientos, pero la casa no se hundió ’


’Confiad siempre en el Señor’

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’ Soplaron los vientos, pero la casa no se hundió ’
Religión
Diciembre 02, 2020 19:24 hrs.
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La Palabra de Dios

Memoria de San Francisco Javier, presbítero

Primera lectura
Is 26, 1-6
Aquel día se cantará este canto en el país de Judá:
’Tenemos una ciudad fuerte;
ha puesto el Señor, para salvarla,
murallas y baluartes.
Abran las puertas para que entre el pueblo justo,
el que se mantiene fiel,
el de ánimo firme para conservar la paz,
porque en ti confió.
Confíen siempre en el Señor,
porque el Señor es nuestra fortaleza para siempre;
porque él doblegó a los que habitaban en la altura;
a la ciudad excelsa la humilló,
la humilló hasta el suelo,
la arrojó hasta el polvo
donde la pisan los pies, los pies
de los humildes,
los pasos de los pobres’.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Sal 117, 1. 8-9. 19-21. 25-27a.
R.(26a) Bendito el que viene en nombre del Señor.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna.
Más vale refugiarse en el Señor
que poner en los hombres la confianza;
más vale refugiarse en el Señor,
que buscar con los fuertes una alianza.
R. Bendito el que viene en nombre del Señor.
Ábranme las puertas del templo,
que quiero entrar a dar gracias a Dios.
Ésta es la puerta del Señor
y por ella entrarán los que le viven fieles.
Te doy gracias, Señor, pues me escuchaste
y fuiste para mí la salvación.
R. Bendito el que viene en nombre del Señor.
Libéranos, Señor, y danos tu victoria.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Que Dios desde su templo nos bendiga.
Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine.
R. Bendito el que viene en nombre del Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Is 55, 6
R. Aleluya, aleluya.
Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar,
invóquenlo mientras está cerca.
R. Aleluya.

Evangelio
Mt 7, 21. 24-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ’No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente’’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

’Confiad siempre en el Señor’
Leyendo a Isaías desde nuestro caminar cristiano de 2011, nos sentimos impelidos a confiar siempre en el Señor, también en estos días que nos toca vivir. Nos vienen a la cabeza y al corazón no ya las promesas de Yahvé en el Antiguo Testamento, sino las promesas de Jesús para todos sus seguidores. Después del primer adviento cristiano y de su vida, muerte y resurrección, su gran promesa, la que engloba a todas las demás, es la de ofrecernos su presencia continua y de instalarse incluso, si le dejamos, en el interior de nuestro corazón. Su estar siempre con nosotros, no resuelve los problemas económicos, laborales, familiares… que podamos tener. Pero desde su amistad, su consuelo, la luz que nos regala, su ejemplo de vida, sus indicaciones… viviremos de manera más adecuada todos los problemas y situaciones que se nos presenten en la vida. Nunca nos dejará solos, ni en los momentos bonancibles ni en los momentos difíciles. ’Confiad siempre en el Señor’.

’Soplaron los vientos, cayó la lluvia pero la casa no se hundió’
También el terreno de la confianza hay que pasar de las palabras a las obras. No basta con decir que confiamos en el Señor e ir por un camino distinto al que él nos señala. Confiar en Jesús es estar seguros de que la senda que él nos indica lleva a la alegría, a la esperanza, a la felicidad que nos promete… y transitar por ella. Confiar en el Señor es estar seguros de que la senda del amor, del perdón, de la limpieza de corazón, de la pobreza de espíritu, de la justicia… nos lleva y nos hace experimentar esa vida y vida en abundancia que nos promete. También en el ancho campo de la confianza no vale sólo decir: ’Señor, Señor… sino cumplir la voluntad de mi Padre’, bien expresada y vivida por Cristo Jesús. Es la mejor manera de que nuestra casa, nuestra persona, se mantenga en pie y no se derrumbe ante fuertes vientos que la puedan azotar.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

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