’ ¿También vosotros queréis marcharos? ’



’Señor, ¿a quién iremos?’

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’ ¿También vosotros queréis marcharos? ’
Religión
Agosto 21, 2021 19:48 hrs.
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La Palabra de Dios

Domingo 22 agosto 2021

Lectura I
Jos 24, 1-2a. 15-17. 18b
En aquellos días, Josué convocó en Siquem a todas las tribus de Israel y reunió a los ancianos, a los jueces, a los jefes y a los escribas. Cuando todos estuvieron en presencia del Señor, Josué le dijo al pueblo: ’Si no les agrada servir al Señor, digan aquí y ahora a quién quieren servir: ¿a los dioses a los que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Eufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país ustedes habitan? En cuanto a mí toca, mi familia y yo serviremos al Señor’.

El pueblo respondió: ’Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses, porque el Señor es nuestro Dios; él fue quien nos sacó de la esclavitud de Egipto, el que hizo ante nosotros grandes prodigios, nos protegió por todo el camino que recorrimos y en los pueblos por donde pasamos. Así pues, también nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios’.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor


Salmo Responsorial
Del Salmo 33
R. (9a) Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo. R.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Los ojos del Señor cuidan al justo,
y a su clamor están atentos sus oídos.
Contra el malvado, en cambio, está el Señor,
para borrar de la tierra su recuerdo. R.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Escucha el Señor al hombre justo
y lo libra de todos sus congojas.
El Señor no está lejos de sus fieles
y levanta a las almas abatidas. R.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Muchas tribulaciones pasa el justo,
para de todas ellas Dios lo libra.
por los huesos del justo vela Dios,
sin dejar que ninguno se le quiebre.
Salva el Señor la vida de sus siervos;
No morirán quienes en él esperan. R.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.


Lectura II
Ef 5, 21-32 o 5, 2a. 25-32
Hermanos: Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por lo tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo.

Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.

Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.


O bien:
Ef 5, 2a, 25-32

Hermanos:
Vivan amando como Cristo, que nos amó. Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.

Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor


Aclamación antes del Evangelio
Cfr Jn 6, 63c. 68c
R. Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Tú tienes palabras de vida eterna.
R. Aleluya.

Evangelio
Jn 6, 55. 60-69
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: ’Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida’. Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús dijeron: ’Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?’

Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: ’¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen’. (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: ’Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede’.

Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: ’¿También ustedes quieren dejarme?’ Simón Pedro le respondió: ’Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

’ ¿También vosotros queréis marcharos? ’
Introducción
El Señor es nuestro Dios y nosotros le serviremos, responden las tribus de Israel en Siquén a Josué. Su elección es libre. Han experimentado la bondad y las obras de Dios. También nosotros, en cada Eucaristía, como nuevo Pueblo de Dios, nos sentimos unidos inseparablemente a Dios y renovamos la Nueva Alianza en Jesucristo.

Nuestro caminar de creyentes nos lleva a aspirar a unas relaciones humanas nuevas, inspiradas en el modelo del amor profundo que Jesucristo profesa por su Iglesia. A la luz de este amor vivimos toda nuestra vida, que desde la fe cobra un sentido pleno.

Fr. Francisco José Collantes Iglesias O.P.
Convento Sta. Cruz La Real de Granada

Comentario al Evangelio

Queridos amigos:

Todos recordamos las bienaventuranzas del evangelio de Mateo. Son un buen comienzo del discurso del monte. En cada una se designa una categoría de personas y luego se aduce el motivo por el que tales gentes son acreedoras a la dicha.

Probablemente nos gustaría más reflexionar sobre esos macarismos en vez de tener que hacerlo sobre las malaventuranzas; estas parecerán antipáticas, pero el caso es que también ellas forman parte de la ’Buena Noticia’ y que se escribieron para nuestra instrucción. Si contienen avisos saludables y señalan direcciones prohibidas, son una ayuda para nuestro camino cristiano. Toca, pues, ’resignarse’ a considerar este capítulo de Mateo, jalonado por siete (ocho) ayes contra escribas y fariseos. Hoy nos detenemos en el segundo ay (por devorar los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos), que solo se encuentra en algunos manuscritos, pero que el Leccionario ha mantenido.

Solemos decir que el fin no justifica los medios. Así, la educación y enseñanza de un niño no se consigue a fuerza de palizas; es verdad que se requiere inculcar disciplina, pero se nos antoja demasiado brutal el principio ’la letra con sangre entra’; ganar una partida de cartas es bueno, pero no se debe conseguir haciendo trampas; es deseable aprobar un examen, pero no es justo copiarlo; no es moral dar falso testimonio ni siquiera para salvar a un inocente.

Podemos dar la vuelta a esa sentencia sobre la relación fin-medios y proponer: ’los medios no justifican el fin’. Los rezos son, en principio, buenos; pero no es de recibo emplearlos para expoliar a la gente y saquearle sus bienes, más que más a la gente necesitada. El buen medio no cohonesta el mal fin; al contrario, es este el que pervierte al primero. A buen fin, buenos medios; a buenos medios, buen fin.

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