Andrés Manuel López Obrador logró hace justamente dos años el objetivo que se había fijado mucho tiempo atrás, por el que peleaba por tercera vez. Obtuvo la presidencia de México con el 53% de los votos, una rotunda victoria con la que ha emprendido lo que denominó la Cuarta Transformación, un camino no exento de controvertidas decisiones. Pese a ello, el 68,4% de los mexicanos aprueba la gestión de López Obrador en estos dos años, según una encuesta de SIMO Consulting para EL PAÍS. No obstante, la mayoría evalúa de manera negativa su manejo de la crisis de seguridad y los feminicidios, y considera que el Gobierno no tiene la pandemia del coronavirus bajo control.
El mandatario mexicano y su círculo más próximo se jacta de conocer el país mejor que cualquier otro líder político; de insistir en que México va más allá de la capital y de las polémicas que desde ahí se generan; que hay muchos Méxicos hacia los que muchos, defienden, no quieren ver. Lo hizo durante la campaña y lo ha seguido insistiendo en estos dos años de mandato, un tiempo en el que el lado más pragmático que mostró en campaña se ha ido difuminando hasta prácticamente desvanecerse y en el que la crispación y la polarización ha ido a más.
Javier Lafuente y Luis Pablo Beauregard | EL PAÍS