A Bocajarro


Pariendo chayotes. Reducción presupuestal a las madres indígenas

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A Bocajarro
Salud
Mayo 10, 2020 10:21 hrs.
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Martín Josué Dircio Chautla › codice21.com.mx

Una de las cosas a las que siempre he temido es a un parto. Por suerte la biología me impide experimentar tal suceso. Aun así me atemoriza el día en que mi pareja dé a luz y sobre todo porque ha manifestado solicitar mi presencia cuando ’me llegue la hora’.

Pero ese temor no se compara con el terror que se vivirá con el recorte presupuestal al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), un recorte que va de 6.5 mil millones en 2019 a 4.1 mil millones en 2020. Reducción que oscila entre el 30% y 40%.
Pero, ¿qué tiene que ver con un parto? Partamos de lo siguiente.

El recorte repercutirá sin duda en la administración y servicios de las Casas de Atención a la Mujer Indígena (CAMI), programa del INPI.

Las CAMI son espacios administrados por asociaciones civiles que brindan servicios de acompañamiento en casos de violencia hacia la mujer y en ocasiones canalización a presentar demandas, además de ayuda psicológica, talleres de derechos sexuales y reproductivos (que incluye la prevención del embarazo y planificación familiar) y capacitaciones en diversos oficios. Un servicio que hace a las mujeres sanas, fuertes y valientes; zihuachikahuac, en náhuatl.

No más importante, pero con mayor número de casos, es la atención a mujeres indígenas embarazadas mediante el siguiente sistema (muy resumido): Dado que muchas comunidades están muy apartadas de zonas urbanas y con caminos en muy mal estado (sumando la inseguridad) es difícil trasladarse en una emergencia – y, por supuesto, a estas comunidades las ambulancias no llegan-. A esto, agregar que durante el embarazo el cuerpo debe ser tratado con más cuidado. Por lo que las CAMI ofrecen un lugar de reposo en la misma localidad donde hay servicios de salud lo más equipados posibles.

De esta forma, las mujeres pueden acudir días antes del parto y esperar en una CAMI (en compañía de un familiar).

Llegado el día del alumbramiento son canalizadas a hospitales o clínicas, muchas veces con asistencia de la Cruz Roja. Una vez pasado el parto, pueden regresar a la CAMI a reposar el tiempo necesario y posteriormente regresar a sus comunidades.

Este servicio es sin costo. Se solicita lo básico para tenerlo; lavar sábanas o cobijas y trastes que se usan, tender la cama, barrer el dormitorio y ser respetuoso con el espacio y las promotoras que atienden el lugar durante la estancia. Muchas de estas promotoras, que están atentas las 24 horas del día para recibir o canalizar a las parturientas, preservan una de las prácticas ancestrales más sagradas de nuestros pueblos; la partería.

De modo que en ocasiones también soban o acomodan el feto de las usuarias, como son llamadas. Es, sin duda, uno de los factores que ha reducido en gran medida la muerte materna y que combate la violencia obstétrica; temas de salud pública.

Dicho lo anterior, la reducción del presupuesto al INPI que se reflejará en el peligro de desaparición de las CAMI dejará a las personas triplemente discriminadas; mujeres, pobres e indígenas, en una situación –más- vulnerable (sí, más vulnerable aún, ¡qué canallada!).

A pesar de la penosa venta de niñas y matrimonios arreglados, violaciones, feminicidios (más de 160 incluso en cuarentena), acosos y de más injusticias y desigualdades hacia las mujeres, el presupuesto va en picada. Están en peligro los derechos sexuales y reproductivos, la salud materna y neonatal y la partería (celebrada cada 5 de mayo).

Estos problemas, que la sociedad civil organizada estaba atendiendo, haciendo el trabajo del Estado, se agravarán muy posiblemente. Y sí, la violencia durante la cuarentena sí ha aumentado, aunque alguien tenga otras cifras. Mientras tanto, Sánchez Cordero denomina este problema como ’pandemia silenciosa’.

!... Ergo! , es hora de reconsiderar mis miedos, lo que le espera a mis hermanas me da más temor. Ya no sé si felicitar a las mamás o preocuparme porque con esta asignación presupuestal vamos a andar pariendo chayotes… y chayotes cuates.

Posdata: personas autodenominadas pro-vida ¿dónde están cuando se les necesita? salgamos a exigir frente los congresos que se dé el cuidado al embarazo –deseado- de las mujeres indígenas.

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